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Golpe de Estado en Turquía

Turquía acentúa sus divisiones un año después del golpe de Estado fallido

DANIEL FLORES
8 min.

La estela del golpe de Estado con el que un grupo de militares intentó hacerse con el poder en Turquía hace ahora un año ha profundizado en las divisiones de la sociedad turca, que, tras oponerse de forma mayoritaria al alzamiento, afronta ahora el futuro polarizada, con una mitad envalentonada a rebufo del presidente, Recep Tayyip Erdogan, y la otra mitad atemorizada por las purgas y la intimidación constante a la oposición.

No sé qué ha dañado más la democracia, si el golpe o el post-golpe

"No sé qué ha dañado más la democracia, si el golpe o el post-golpe", resume Ilke Toygur, investigadora turca del Real Instituto Elcano y profesora asociada en la Universidad Carlos III de Madrid. "Las purgas siguen teniendo un impacto muy presente; hay periodistas y activistas encarcelados, igual que personas de a pie: funcionarios, médicos, miembros de la judicatura", recuerda la profesora Carmen Rodríguez López, especialista en Turquía de la Universidad Autónoma de Madrid.

El país, de hecho, sigue en estado de emergencia, ya que las autoridades consideran que no han desmantelado a la cofradía del clérigo Fethullah Gülen, a la que acusa de organizar el golpe fallido: "La organización FETÖ [Organización de Terror Gulenista, como la denomina el Gobierno] se ha infiltrado en las instituciones y el Gobierno, y se ha hecho mucho por limpiarla, pero no ha desaparecido. Tenemos que estar alerta para que no sea una amenaza para la democracia y el pueblo turco en el futuro; aún hay riesgo", aseguraba esta semana a RTVE.es el embajador turco en España, Ömer Önhon.

Sin embargo, los analistas consultados por RTVE.es coinciden en que es improbable un nuevo alzamiento: "No creo que haya peligro", explica Javier Albarracín, experto en el país del Instituto Europeo del Mediterráneo. "Por las purgas y también por el contexto internacional, que no admite este tipo de actos. De hecho, el golpe fue una enorme sorpresa: había tensión, pero era inimaginable".

El Gobierno turco recupera el control tras el intento de golpe militar

Una sociedad purgada

"Se ha llevado a cabo una importante purga en el Ejército, es muy difícil", abunda Carmen Rodríguez. Ilke Toygur, a su vez, señala que se desconocen numerosos aspectos sobre la organización de la asonada: "Nos faltan muchos detalles, documentos públicos, para saber quién está detrás", comenta.

En cualquier caso, las purgas: este mismo viernes, un nuevo decreto despedía a miles de policías, funcionarios y académicos; en total, más de 50.000 personas han sido detenidas y otras 130.000, la gran mayoría funcionarios y trabajadores públicos, han sido expulsados o suspendidos de empleo por supuestos vínculos con la trama golpista. La mayoría de los detenidos siguen en prisión preventiva, en espera de juicio, y un informe reciente de Amnistía Internacional denunciaba que los expulsados se veían abocados a la muerte civil, sin esperanzas de encontrar un trabajo.

Se sigue haciendo de forma indiscriminada: todo lo que pueda sonar a cierta disidencia, está siendo perseguido

"Se sigue haciendo de forma indiscriminada: todo lo que pueda sonar a cierta disidencia, está siendo perseguido", señala Albarracín. Las pesquisas del golpe también han llevado al cierre o la intervención de casi mil empresas, 15 universidades, 156 medios de comunicación, 42 editoriales y más de 370 ONGs. "Pueden detener a quién sea, más allá de perseguir a los presuntos culpables", añade Toygur, que subraya que muchos de los presos "no cumplen las condiciones necesarias para seguir en la cárcel".

El embajador turco admite que, entre detenciones y expulsiones, se trata de un "número muy elevado" de gente, pero asegura que alrededor de 38.000 personas han sido ya rehabilitadas, en virtud del proceso de revisión que una comisión del Parlamento está llevando a cabo de los casos. Toygur confirma que hay algunas rectificaciones, pero avisa de que "se trata de un proceso muy lento".

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La deriva autoritaria

Los analistas apuntan que Erdogan y el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) han aprovechado la estela del golpe fracasado para limpiar la administración y el Ejército. "Nadie puede creer que en menos de 24 horas tuvieran listas de cientos de personas implicadas, esas listas estaban hechas antes", argumenta el especialista del Instituto Europeo del Mediterráneo.

Así, las purgas profundizan en la deriva hacia el autoritarismo que Erdogan y su Gobierno ya habían emprendido antes, especialmente tras las revueltas del parque Taksim Gezi de Estambul, en mayo y junio de 2013. "Ya habíamos visto un giro autoritario del AKP desde Gezi, con restricciones importantes a la libertad de expresión en la prensa y las redes sociales y con una expansión del poder ejecutivo sobre el poder judicial", explica Carmen Rodríguez.

La fractura acabó de fraguarse con el referéndum que en abril consagró la reforma constitucional impulsada por Erdogan, que reduce el papel del Parlamento y concentra el poder en manos del presidente, aunque no entrará en vigor hasta 2019. El 'sí' ganó por escaso margen, apenas el 51% frente al 49% del 'no' -de hecho, los resultados están en cuestión-, dividiendo al país en dos mitades.

Hubo unidad ante una situación extrema, pero las purgas y el referéndum han llevado a la polarización

"La noche del golpe, todos los partidos políticos, todos, incluso el prokurdo HDP [Partido Democrático de los Pueblos] que estaba siendo hostigado por el Gobierno, se sitúan claramente en contra del golpe", recuerda Carmen Rodríguez, que lamenta: "Hubo unidad ante una situación extrema, pero las purgas y el referéndum han llevado a la polarización".

Turquía - Erdogan gana el referéndum para reforzar su poder con el 51% de los votos y la oposición impugará el resultado

La oposición, constreñida

Rodríguez señala que, desde el golpe, "no hay espacio para el disenso, para la oposición; la represión y la censura han llegado a todos los ámbitos de la sociedad". Albarracín lo ratifica: "Todo el que no comulga con la deriva erdoganista, mantiene un perfil bajo". Según Reporteros sin Fronteras, el 60% de los periodistas presos en el mundo están en Turquía, país al que califica como "la mayor cárcel para periodistas del mundo".

El embajador turco en España niega que la oposición ni la prensa estén sojuzgadas y alaba las recientes marchas pacíficas entre Estambul y Ankara con las que la oposición, encabezada por los socialdemócratas del Partido Republicano del Pueblo (CHP) de Kemal Kiliçdaroglu, ha protestado contra el autoritarismo del AKP. "Es un signo de salud democrática; hay diferentes opiniones y estas manifestaciones fueron muy pacíficas, no ocurrió ningún incidente", resaltaba Ömer Önhon.

Hay muchísimo miedo a manifestarse o a organizar un mitin

Carmen Rodríguez opina, sin embargo, que son un grito de impotencia: "Es una forma de decir que no tienen espacio institucional, que solo les queda la calle". Ilke Toygur, en cualquier caso, valora la valentía de los manifestantes: "No es tan fácil, porque la gente tiene miedo. Hay muchísimo miedo a manifestarse o a organizar un mitin", asegura.

En cualquier caso, los expertos consultados por RTVE.es también coinciden en que, pese a las multitudinarias marchas, la oposición se encuentra fragmentada: "La sociedad turca es muy rica en matices", explica Albarracín, "el bloque conservador está aglutinado en torno a Erdogan, pero en el otro polo no hay una alternativa organizada unificadora, así que el AKP va a seguir ganando elecciones".

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La menguante relación con la Unión Europea

"Al ver el 49% del 'no' en el referéndum, uno piensa que eso es un bloque, pero están unidos solo contra el Gobierno", abunda Toygur, que, pese a todo, reclama espacio fuera del erdoganismo: "Necesitamos una oposición sólida, igual que un Gobierno sólido, para mejorar la democracia".

En todo ello influye también la menguante relación de Turquía con la Unión Europea, lastrada por el estancamiento en las negociaciones para la adhesión. Una situación en la que los Veintiocho tienen la misma o más responsabilidad que Ankara, según Albarracín: "Ambas partes han cometido importantes errores, sería muy injusto pensar que solo Turquía ha fallado. Europa ha cambiado las reglas con el juego empezado".

El embajador turco en España afirma que Bruselas ha sido "muy injusta" con Turquía, pero garantiza que la adhesión sigue siendo la meta para el Gobierno y la sociedad turca. Con todo, no parece que vaya a haber avances en el corto o el medio plazo, sobre todo si entra en vigor la reforma constitucional de Erdogan: "La Unión Europea va a tener muy difícil mantener las negociaciones con un país que no cumple los mínimos requisitos democráticos", opina Carmen Rodríguez.

Ilke Toygur advierte de que, mientras tanto, Europa pierde valor como referencia, más allá del ámbito económico: "La Unión Europea está perdiendo su capacidad para influir en cómo van las cosas en el interior del país. No hay ninguna perspectiva". Un año después del golpe, Turquía se ve más lejos y se enroca en sus propias divisiones.

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