El príncipe Felipe de Inglaterra ha anunciado este jueves su retirada de la vida pública tras siete décadas de servicio en las que ha sido el gran apoyo de la reina Isabel II, y un consorte que ha destacado por su fuerte carácter y un humor peculiar.
Nacido en la isla griega de Corfú, Felipe de Edimburgo, de 95 años, lleva 69 años casado con la reina Isabel, de 91 años, es el consorte que más tiempo ha ocupado ese puesto en la historia de la monarquía británica, a tono con la vitalidad de una Reina que ha cumplido 65 años en el trono.
Amante de los deportes y de la vida sana, el duque goza de relativamente buena salud, y aunque a partir de otoño "se jubila", según ha dicho el Palacio de Buckingham, es posible que asista "de vez en cuando" a actos públicos de su elección.
Desde que se casó el 20 de noviembre de 1947 con la entonces heredera al trono del Reino Unido, Felipe ha estado durante siete décadas al lado de Isabel II, y juntos han vivido grandes eventos para su familia y el país.
Junto a su esposa, jefa de Estado de 17 países de la Commonwealth, vivió la coronación en Londres en 1953, los divorcios de sus hijos en el "annus horribilis" de 1992 y la muerte en 1997 de Diana de Gales -exesposa de su primogénito, Carlos-, que tuvo un impacto demoledor sobre la rígida familia real británica.
Casado con una de las mujeres más ricas y famosas del planeta, el príncipe ha cumplido su papel con más lealtad que fidelidad, según cuentan los cronistas que se hacen eco de su legendario donjuanismo así como de su carácter autoritario, debido en parte a una rígida educación militar.
Espontaneidad y polémicas frases
Espontáneo y a menudo políticamente incorrecto, el duque de Edimburgo tiene fama de malhablado y, sobre todo, de meter la pata, situación que él ha achacado a que a veces la prensa no entiende su humor.
El duque hizo gala esta misma semana de su estilo jocoso, esta vez atinado, cuando al inaugurar unas nuevas instalaciones en el club de críquet de Lord's en Londres bromeó: "Ahora van a ver al desvelador de placas más experimentado del mundo". En otras ocasiones, sus palabras han merecido titulares e incluso ofendido a sus destinatarios.
El príncipe Felipe está emparentado con varias casas reales europeas, entre ellas la danesa, la griega, la noruega, los Romanov en Rusia y los propios Windsor de Inglaterra, pues es primo lejano de su esposa, a la que conoce desde los 18 años.
Cuando ambos se casaron, Felipe cambió de nacionalidad, de religión y de apellido (adoptó el materno de Mountbatten), al tiempo que renunció a sus derechos de sucesión en Dinamarca y Grecia.
Las fotos de esa boda en plena posguerra en la Abadía de Westminster, cuando Isabel tenía apenas 21 años y Felipe 26, muestran a una pareja apuesta y sonriente, ella vestida en satén de color marfil y con un diseño de perlas, y él, rubio, alto y con buena planta, con su uniforme de la Armada.
Al año siguiente tuvieron su primer hijo, Carlos, el actual heredero de la Corona, y en junio de 1953, cuando se celebró la coronación de Isabel II más de un año después de morir su padre, el rey Jorge VI, ya había nacido la princesa Ana.
La descendencia le ha dado disgustos al duque de Edimburgo pues tres de sus cuatro hijos se separaron y uno de los divorcios, el de Carlos y Diana, fue sonado.
La antipatía que sentía el príncipe Felipe por su nuera Diana de Gales era pública y tuvo consecuencias cuando la princesa murió en 1997 en un accidente de tráfico en París junto a su entonces novio, Dodi Al Fayed.
El padre de éste, el empresario egipcio Mohamed al Fayed, llegó a acusar años después al duque de Edimburgo de ordenar a los servicios secretos británicos que asesinasen a Lady Di y Dodi, por el riesgo que su relación tenía para la Corona.
Además de cuatro hijos, el duque de Edimburgo tiene ocho nietos y cinco bisnietos, entre ellos el príncipe Jorge de Cambridge, nacido el 22 de julio de 2013 en Londres y futuro rey de Inglaterra.