Matteo Renzi, el carismático reformista que quería desguazar a la vieja guardia de Italia y que quedó derrotado en diciembre por el fracaso en el referéndum constitucional, ha iniciado este domingo con energías renovadas su regreso a la primera línea de la política.
Preparado para tratar de recuperar la ilusión de sus votantes descontentos y con los errores del pasado aprendidos, según dice, Renzi emprende el camino para tratar de ser elegido primer ministro de Italia en las próximas elecciones generales, después de haberse alzado ahora como nuevo secretario general del Partido Demócrata (PD).
Aún no hay fecha prevista para unos comicios en los que los italianos elegirán al sustituto de Paolo Gentiloni al frente del Gobierno, pero Renzi quiere volver a ostentar el cargo.
Y ellos para continuar con una agenda reformista que quedó interrumpida en diciembre, cuando dimitió por el fracaso en el referéndum de la reforma del Senado que consideraba un pilar fundamental para su Ejecutivo.
Ambicioso, muy audaz y con grandes dotes de oratoria, Renzi llegó en 2014 al Gobierno tras desbancar de su propio partido al entonces primer ministro Enrico Letta.
Se presentó como un soplo de aire fresco para la política italiana y sedujo a muchos italianos, también en el seno del PD, con su discurso crítico contra el estancamiento existente en las instituciones italianas y a favor del relevo generacional para lograr que el país jugara un destacado papel en la escena internacional.
Era el tercer primer ministro italiano que dirigía el país sin haber pasado por las urnas -después de Mario Monti y de Enrico Letta- y eso fue un peso que le acompañó durante todo su gabinete.
Casado y con tres hijos, nació en Florencia el 11 de enero de 1975 y, tras completar sus estudios en la Escuela Secundaria Dante de la capital toscana, se licenció en Derecho en 1999.
En 2004, con solo 29 años, fue elegido presidente de la provincia de Florencia (centro) y cinco años más tarde, en junio de 2009, se convirtió en alcalde de esta ciudad por el PD.
Fue nombrado primer ministro de Italia en febrero de 2014
Tras su exitosa carrera política en Florencia, en septiembre de 2012 decidió proseguir su ascensión hasta la cima del poder y anunció su candidatura a las primarias del PD.
Se presentó y perdió en diciembre de 2012 contra el entonces representante de la izquierda tradicional Pier Luigi Bersani, pero eso no le impidió intentarlo de nuevo y en diciembre de 2013, con tan solo 38 años, se convirtió en el nuevo secretario general del PD con el apoyo de una abrumadora mayoría del 67,5 %.
A partir de ese momento, comenzó una serie de maniobras para retirar la confianza al entonces jefe del Gobierno, Enrico Letta, y, tras la dimisión de este último, Renzi fue nombrado primer ministro de Italia en febrero de 2014.
Durante su gabinete, tuvo que gobernar en minoría parlamentaria y de la mano de su socio, el partido conservador Nuevo Centroderecha, lo que le dificultó la aprobación de algunas de sus reformas más prometedoras, como la que legalizó las uniones civiles homosexuales pero que no reconoce el derecho a adoptar por parte de estas parejas.
También debió lidiar con una minoría crítica encabezada por dirigentes históricos -como el propio Pier Luigi Bersani-, que ha acabado por separarse del partido y ha formado el movimiento Demócratas y Progresistas.
Sus detractores acusan a Renzi de haber pecado en numerosas ocasiones de excesiva confianza e incluso de cierta soberbia.
Demostrar que su partido es la única alternativa al Movimiento 5 Estrellas
Su Gobierno concluyó en diciembre cuando se lo jugó todo a una carta en el referéndum constitucional y perdió.
De hecho, él mismo lo reconoció en la noche del 4 de diciembre cuando confirmó que la que caía entonces era su "propia silla".
"Nunca me he rendido y no lo haré jamás", decía recientemente Renzi.
Aquel 4 diciembre anunciaba que dejaba el cargo de primer ministro, pero no fue el final de su carrera política.
Este domingo, 30 de abril de 2017, derrotó a sus rivales en las primarias: el actual ministro de Justicia, Andrea Orlando, y el presidente de la región de Apulia, Michele Emiliano, que forma parte de esa minoría crítica en el seno del PD.
Superado este trance, ahora centrará sus esfuerzos en preparar un programa creíble para las próximas elecciones generales que recupere la ilusión perdida de sus votantes y demuestre que su partido es la única alternativa para frenar a un cada vez más ascendente Movimiento 5 Estrellas.