Unir moda y fotografía y hacer arte. Así de sencillo, así de mágico. Peter Lindbergh es el mago del objetivo y con su cámara ha creado algunas de las imágenes y retratos impactantes, soberbios, que son la historia de la moda y de las modelos.
También de la fotografía. No en vano este alemán es uno de los artistas más influyentes de las últimas décadas, un maestro que ha marcado el camino a los que han venido después de él y ha marcado, además, el camino de la moda.
Son palabras mayores, como su obra. Ahora, el museo Kunsthal, de Róterdam, reúne algunas de sus fotografías más representativas para ofrecer al público, a la vez, un retrato de la persona que se oculta tras el objetivo.
"No se trata de una exposición que haga un recorrido cronológico, es una narrativa en la que se descubre el universo de Peter Lindbergh a través de su mirada única", dice Thierry-Maxime Loriot, uno de los comisarios de la muestra.
El visitante puede ver 220 fotografías que forman un delicioso mosaico de belleza. Hay material inédito, anotaciones personales, guiones, polaroids, hojas de contacto y vídeos que ofrecen una amplia visión del trabajo de Lindbergh pero también de su mundo interior.
'Una visión diferente de la fotografía de moda' es más que una exposición, es “una oda a la obra multifacética de Lindbergh desde 1978 hasta la actualidad”, dicen desde el Kusthal.
En la exposción, abierta hasta febrero de 2017, no faltan las icónicas imágenes de las supermodelos de los años 90, fotografías en grupo y retratos que forman parte de la memoria colectiva pero también del álbum particular de la moda, la moda de verdad.
Lindber abandonó el colegio y con tan solo 15 años trabajaba montando escaparates en una tienda de Berlín. Estudió arte pero, cansado de la teoría, buscó sus propias experiencias recorriendo Francia, España y el Norte de África.
Regresó a Alemania, con la cartera vacía y el corazón cargado de belleza y retomó sus estudios. Llegó a exponer sus obras pero el destino le tenía reservada una cámara de fotos. Comenzó a disparar y conquistó primero Berlín y después París.
La capital de la moda fue su trampolín y los diseñadores más importantes del planeta se rindieron a su talento, a su mirada especial. Los años 90 fueron testigo de su consagración, con campañas importantísimas, editoriales de moda memorables y portadas míticas.
Entre ellas, la que reunió por primera vez a las modelos más cotizadas del momento. Fue para la edición británica de Vogue. Una portada mítica que se recreó en 2015.
Esther Cañadas fue una de sus modelos preferifdas y juntos realizaron trabajos que todavía siguen enamorando. Como la producción para Vogue Italia en 1998 con la española caminando por un paisaje lunar junto a Mark Vanderloo, imágenes con una textura especial y una crudeza realista intensa.
Otra de sus modelos favoritas fue siempre Linda Evangelista y la historia dice que fue Lindbergh quien le aconsejó que se cortara el pelo. Fue en 1988, ella le hizo caso y el rostro de Linda ocupó las portadas de todas las ediciones de Vogue repartidas por todo el planeta.
Rei Kawakubo, alma mater de Comme des Garçons, resalta esa humanidad que inherente a sus fotografías” y añade que en su obra “lo que cuenta no es sólo la ropa y las modelos, también su fortaleza”.
Y es que él siempre lo tuvo claro. “Las mujeres siempre son más importantes que la ropa”. Peter Lindbergh supo dar un nuevo enfoque a la moda, redefiniendo el concepto de belleza con un lenguaje que bebe de varias influencias, especialmente el cine.
"El fotógrafo debe contribuir a definir la imagen de la mujer y el hombre en su tiempo, y reflejar una determinada realidad, tanto social como humana”. Una declaración de intenciones.