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Claves para entender la Europa de 2016: del 'grexit' y el 'brexit' al populismo y la crisis de los refugiados

  • La UE afronta los mayores desafíos desde su creación

  • La crisis de refugiados y el populismo amenazan la cohesión social

  • El reto más inminente es una posible salida del Reino Unido

  • Cronología de la crisis griega

RTVE.es
5 min.

Dos décadas después de la firma del tratado de Maastrich en 1993, la Unión Europea afronta uno de sus períodos más inciertos.

Desde el sur, amenaza la posible salida de Grecia por irremediable agotamiento. En el norte, la huida de Reino Unido, el “brexit”, plantea un escenario inquietante por la repercusión económica.

Pero la gran convulsión ha sido la gran crisis migratoria, un seísmo de un millón de personas, migrantes y refugiados, atravesando las fronteras del territorio Schengen tras huir de la guerra y la miseria, y muriendo en el intento muchos de ellos. Un millón en 2015 y otro más en 2016 si se cumplen las expectativas.

El mayor movimiento de refugiados vivido por Europa desde la Segunda Guerra Mundial ha dejado un rastro de grietas en la Unión. Ha demostrado que su legislación de acogida es inservible y ha removido los viejos fantasmas del nacionalismo y la xenofobia. En Polonia, Hungría, Austria, Bulgaria, los países nórdicos, los populismos conservadores y la ultraderecha resurgen en el viejo continente.

La crisis de los refugiados

Europa ha tenido que reformular sus planteamientos jurídicos tras la avalancha de refugiados que huyen de las guerras de Siria, Irak y Afganistán, principalmente, sumados a los migrantes económicos procedentes del tercer mundo. Una primera medida fue establecer cuotas de distribución de refugiados entre los socios, pero su puesta en práctica se concreta a cuentagotas.

Ante el desbordamiento físico, las garantías previstas en la legislación europea sobre asilo quedaron en papel mojado. Se trata de la Convención de Dublín, que determina las fases del trámite. La obsolescencia de este protocolo se precipita cuando en agosto de 2015 Alemania lo suspende unilateralmente, y estalla cuando Macedonia cierra su frontera con Grecia en Idomeni, provocando una crisis dentro de la crisis.

La reformulación legal arrancará en marzo de 2016 con la firma de un tratado de repatriaciones entre Bruselas y Ankara para controlar las peticiones desde suelo turco. El acuerdo provoca una ola de críticas entre los defensores de una política humanitaria más protectora, pero es el colofón a un malestar creciente de los miembros de la unión por cuyos territorios han transcurrido las rutas más nutridas de refugiados, principalmente la ruta balcánica.

[Ver mapa interactivo de la crisis de refugiados]

El auge de los populismos

Viktor Orban, primer ministro húngaro, abrió la veda de los ataques contra el asilo de refugiados. Tras el establecimiento de cuotas de acogida por Bruselas, su ejemplo xenófobo cundió y le siguieron Bulgaria, Macedonia, Polonia. En abril, Austria aprobó un endurecimiento de las leyes migratorias del país.

Los sucesos de nochevieja en la ciudad alemana de Colonia, una oleada de agresiones sexuales protagonizadas por centenares de hombres de origen norteafricano, dispararon las supicacias. Finalmente no quedó demostrado que hubiera refugiados entre los agresores.

Dinamarca, Suecia y Alemania han levantado controles en sus fronteras para contener la marea de migrantes, algo inédito en la Europa Schengen, pero la Comisión Europea ha reconocido su derecho a hacerlo y ha prolongado la vigencia de estos controles.

El contorno de la Unión Europea se desdibuja, por dentro y por fuera, y esta incertidumbre ha dado fuelle a los nacionalistas que triunfan en los comicios convocados en países miembros. La victoria más reciente ha sido en las elecciones presidenciales de Austria, donde se impuso el partido ultranacionalista FPO, provocando la dimisión este mismo lunes del canciller Walter Faymann.

La ultraderecha gana la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Austria

Reino Unido y Europa, amor, odio y ‘brexit’

El 23 de junio los británicos decidirán en las urnas si desean permanecer en Europa o bien optan por dar carpetazo a 40 años de permanencia y salir de la Unión, el conocido como ‘brexit’.

La consulta fue aprobada el pasado septiembre y una eventual victoria del ‘brexit’ entrañaría “una conmoción de consecuencias impredecibles para Europa” en palabras de Manuel Valls, primer ministro francés.

Reino Unido es un socio con peso en la economía y el comercio, con influencia sociopolítica, diplomática, cultural, que dejaría un hueco difícil de compensar en la UE. Una separación también podría incidir en una pérdida de confianza respecto a la inversión foránea.

Tampoco están muy claros cuáles serían los efectos en el tránsito de personas, no solo en relación a crisis de refugiados. El director de Europol, el británico Rob Winwright, ha advertido que una salida puede debilitar la lucha contra el terrorismo yihadista en ese país. A juicio de Wainwright, si Reino Unido abandona el club comunitario podría ser más "difícil" para la policía británica la protección contra el terrorismo yihadista así como la lucha contra el crimen organizado.

Claves del 'Brexit': cómo sería la salida de Reino Unido de Europa

Grecia y el ‘grexit’, la supervivencia del espíritu europeo

La crisis griega, o la tragedia, mejor dicho, hizo que se tambalearan por primera vez los cimientos de la UE. El desplome de su economía puso patas arriba el equilibrio financiero entre socios, al no hacerse Atenas cargo de la deuda y provocar esto un conflicto institucional y jurídico.

Una de las consecuencias de esta situación fue una posible la salida de Grecia de la UE, el conocido como ‘grexit’. Los analistas que han estudiado esta posibilidad describen escenarios de horror para Grecia: paro masivo, migración descontrolada, inflación desbocada, parálisis total de la banca, quiebra de las empresas, revueltas sociales, ascenso de extremismos políticos, e incluso, un golpe militar.

Para el resto de la zona euro, el coste oscilaría entre los 276.000 millones de euros en pérdidas directas (calculado por la revista alemana Wirtschafts Woche) y los 400.000 millones, que es el total desembolsado por el Banco Central Europeo, la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional entre las ayudas entregadas ya a Grecia y las compras de sus títulos de deuda.

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