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Ucrania, entre el este y el oeste

  • Partidarios y detractores de asociarse con la UE se manifiestan en las calles

  • El plantón del presidente a la UE ha abierto un profundo debate en el país

RTVE.es
4 min.

El azul y el amarillo han inundado este viernes las calles de la capital ucraniana. Son, curiosamente, los colores que forman las dos banderas que hoy se exhiben enfrentadas en Kiev. La nacional y la de la Unión Europea.

Tras la decisión del presidente Víktor Yanukóvich de defender su estrecha relación con Rusia y rechazar la firma del acuerdo de asociación con la UE en la cumbre de Vilna, partidarios y detractores de esta decisión se han manifestado en las calles.  Y nunca ha sido tan visible la división de los ucranianos. Según una encuesta de la revista Política Exterior, un 42% apoya la integración con Europa, frente a un 32% que prefiere la Unión Aduanera y un 10% que desearía compatibilizarlas.

En contra de rebajar el nivel de vida

Los oficialistas, paradójicamente, se han concentrado en la la plaza de Europa de Kiev en un mitin en apoyo del presidente ucraniano y de su postura de pedir ayuda económica a la UE para firmar un Acuerdo de Asociación.

Con banderas nacionales y del partido, unas 10.000 personas han escuchado el llamamiento del líder parlamentario de su formación, Alexánder Efremov, a crear en Ucrania las condiciones para lograr un nivel de vida similar al europeo.

"No nos desviamos del camino europeo. Ucrania estará en la familia europea, haremos todo para que la vida aquí sea como en los mejores países de Europa", ha asegurado.

"Exigimos la renuncia de Yanukóvich"

Entretanto, varias miles de personas se han manifestado en la plaza de la Independencia de la capital ucraniana -como lo han hecho durante toda la semana- en apoyo de la vía hacia la integración del país en la Unión Europea. Allí han llegado a producirse disturbios con la policía porque han tratado de impedir que los manifestantes entraran en la plaza.

"Exigimos la renuncia de Yanukóvich", han pedido los principales líderes de la oposición proeuropea en una resolución que han leído esta noche frente a 10.000 manifestantes.

A pesar de la lluvia y el aguanieve que caía sobre Kiev, los manifestantes, en su mayoría jóvenes estudiantes, han marchado con banderas ucranianas y enseñas comunitarias, algunos de ellos tomados de la mano para simbolizar una cadena, la de "la unión entre Ucrania y la UE", han dicho algunos participantes.

Y en la ciudad occidental de Lvov, la más europeísta del país, miles de habitantes han salido a la calle para tomar parte en una cadena humana que pretende unir la capital del país, Kiev, con la frontera con la Unión Europea.

Los manifestantes, también con banderas nacionales y europeas, gritaban eslóganes como "Ucrania, en la UE", o "Viva Ucrania", mientras los vehículos que circulaban al lado hacían sonar sus claxon.

Yanukóvich pide más ayuda

En Vilna, donde hoy concluye la cumbre de la UE con los países de la Asociación Oriental, ensombrecida tras la negativa del presidente de Ucrania a firmar ahora un Acuerdo de Asociación, Yanukóvich ha insistido en pedir ayuda económica a los Veintiocho para minimizar las consecuencias negativas de la firma de tal acuerdo. "Esto exige una labor conjunta sobre un programa de ayuda a Ucrania que nos permita prepararnos para la firma del acuerdo", ha subrayado.

Y ha abogado por que la UE acepte un formato trilateral de conversaciones comerciales con Rusia y Ucrania para evitar contradicciones entre el Acuerdo de Asociación y la Unión Aduanera encabezada por Moscú.

Bruselas mantiene que el plantón ucraniano se debió a las presiones de Rusia, que advirtió de que en caso de se firmara el acuerdo tomaría medidas proteccionistas para impedir el acceso de los productos a su mercado.

Yanukóvich se mantiene en sus trece al insistir en que las condiciones impuestas por la UE para la firma del acuerdo eran humillantes para Ucrania y que hubieran supuesto una debacle económica para su país.

Moscú gana la partida

Kiev cifra en 160.000 millones de euros el monto necesario sólo para homologar la legislación ucraniana a la europea, sin contar con el coste que supondría en dinero y empleo la pérdida del mercado ruso, y ha tachado de "limosna para un pedigüeño" los 1.000 millones de euros que Bruselas le ofreció como compensación.

Sin embargo, esta estrategia de pedir dinero a la UE puede ser una forma de postergar una decisión que le enemistaría con Rusia, de la que depende económicamente y energéticamente.

El presidente, en realidad, quiere profundizar la integración de Ucrania en la Comunidad de Estados Independientes y convertirla en miembro de la Unión Aduanera que actualmente forman Rusia, Kazajstán, y Bielorrusia. A través de estas organizaciones, Moscú consolida su férula sobre los restos del antiguo imperio soviético.

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