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Nadia, Mohammed, Hamid y Khaled ponen rostro a las heridas abiertas de la guerra en Siria

  • El Comité Español de ACNUR lanza una campaña para ayudar a los refugiados

  • Cada 15 segundos una persona se convierte en refugiada siria

  • "Todos tenemos una herida abierta en Siria. Ayúdanos a cerrarla"

RTVE.es
4 min.

Luis Tosar, Anne Igartibury y Melanie Olivares tienen una herida abierta en Siria. Tú, probablemente también. Ese es el mensaje de la campaña solidaria que ha lanzado el Comité Español de ACNUR para solicitar ayuda urgente para Siria que, tres años después de que estallara el conflicto, sigue desangrándose.

Cerrar la herida abierta en Siria no es fácil.  No hay una sola. Casi nueve millones de sirios han tenido que huir de la guerra. Una terrible crisis humana que se agrava cada día.

Cada 15 segundos, una persona siria se convierte en refugiada. Eso se traduce en una media de unos 5.000 sirios huyendo cada día hacia países vecinos. Esta situación insostenible deja datos inverosímiles: más de un millón de niños sirios ya son refugiados, la suma de todos los niños que viven en Barcelona, Madrid, Sevilla y Zaragoza. Más de 3.500 niños han cruzado las fronteras solos o separados de sus familias. La falta de espacios seguros ocasiona que estos niños sean vulnerables a todo tipo de explotación.

Estas son solo algunas de las heridas que la Agencia de la ONU para los Refugiados se propone cerrar:

- Las hijas de Mohammed: a este pintor sirio nada le va a devolver a su hija. Cada día llora su muerte. Un día cayeron sobre su casa de Alepo 12 bombas. Mataron a una de sus hijas y dejaron malherida a otra. La pequeña superviviente, de 4 años, fue rescatada de entre los escombros con restos de metralla en su cabeza y en su pierna. Antes de la guerra tenía dinero para proporcionar comida y educación a sus hijos. Ahora vive de alquiler en Amman, la capital de Jordania, sin muebles, solo con un par de colchones, alfombras y algunos utensilios de cocina. Necesita ayuda urgente para que sus hijos tengan suficiente comida para dos meses.

- Las pesadillas de Hamid y Khaled: tienen cinco y cuatro años. Viven en un pequeño parque a las afueras de Erbil, en el norte de Irak. Duermen al aire libre y cada ruido que escuchan les hace temblar aterrorizados. Su madre decidió huir de Siria tres días después de dar a luz a su cuarta hija. Quedarse era demasiado peligroso para sus hijos, se trataba de una cuestión de vida o muerte. En el camino ella y su bebé enfermaron y a pesar de que la frontera estaba cerrada los guardias sintieron pena y les dejaron pasar a todos. Necesitan tener un lugar seguro y una cama caliente dónde dormir.

- El parto de Nadia: tiene 35 años y está embarazada de nueve meses. Su presión arterial a menudo cae por debajo de los niveles considerados normales. Los médicos la han advertido de que su parto va a ser complicado debido a  la guerra y al continuo esfuerzo físico y psicológico que sufre. Desde que huyó a Líbano, no ha podido contactar con sus padres, ya que  se han cortado las comunicaciones con el pueblo en el que viven. Los  hermanos de Nadia cuidan de ellos pero tienen miedo a cruzar la  frontera. A ella le preocupa el futuro y no sabe cómo va a poder cuidar  de su bebé. Necesita un parto seguro.

Estos dramas de refugiados se unen a los que cada día sufren también las cientos de miles de personas que sobreviven al fuego cruzado en Siria. Una población que no tiene  solo que huir de los disparos sino también del hambre y de las  enfermedades.

Los combates han reducido la producción de alimentos y su precio se ha  disparado. Según Save the Children, más de cuatro millones de personas no tienen acceso a alimentos básicos y  más de la mitad son niños. En Damasco uno de cada veinte niños sufre  malnutrición grave.  A los campos de refugiados llegan cada vez más  menores desnutridos.

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