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José Luis Sampedro, un economista reconvertido en escritor y humanista

  • Autor de novelas como La sonrisa etrusca, La vieja sirena o El amante lesbiano

  • Era académico de la Lengua y Premio Nacional de las Letras 2011

  • Economista de formación, se volcó en la crítica a los mercados

LOURDES FRANCIA
7 min.

José Luis Sampedro fue mucho más que un escritor polivalente -novelas, teatro, poesía- y mucho más que un economista: fue un humanista conocedor de los mecanismos económicos que mueven el mundo y afectan a las personas, y que se volcó en sus últimos años de vida en denunciar los desequilibrios que han inclinado la balanza en favor de los más poderosos. Autor de novelas tan populares como La sonrisa etrusca, La vieja sirena, El río que nos lleva o El amante lesbiano, dedicó sus últimas obras a analizar el perjuicio de las finanzas sobre la sociedad (El mercado y la globalizaciónCuarteto para un solista).

Al final de su vida, presidió la Fundación Cultura de Paz y se sumó al Movimiento 15 M tras prologar la edición española del libro ¡Indignaos!, del francés Stéphane Hessel.

Sampedro: "Sigo indignado"

Este intelectual de enorme lucidez y de trato simpático y sencillo -según todos los que le trataron-, era además académico de la Lengua -ocupaba desde 1990 el sillón "F"- y recibió múltiples galardones, como el Premio Nacional de las Letras (2011).

Premio Nacional de las Letras 2011

Todas las facetas de su vida y las aristas de su obra aparecen retratadas por él mismo en el ciclo de conferencias que impartió en Santander y al que su última mujer, Olga Lucas, dió la forma de autobiografía en Escribir es vivir (2005).

Barcelonés cosmopolita

Nació en Barcelona el 1 de febrero de 1917 en el seno de una familia cosmopolita: el padre nacido en La Habana, un abuelo de Manila, la madre de Argelia y una abuela nacida en Lugano, una localidad suiza con alma italiana. Con esos orígenes, Sampedro comenzó a viajar muy pronto: con un año, el trabajo de médico militar de su padre llevó a la familia hasta Tánger, donde residió hasta los 13 años.

De vuelta en España vivió en Aranjuez. Aprobó unas oposiciones de técnico de Aduanas y se trasladó a Santander, donde le atrapó la Guerrra Civil. Fue movilizado por el ejército republicano, aunque después se incorporó a las fuerzas franquistas, con las que estuvo en Melilla, Cataluña, Guadalajara y Cuenca. En ese período comenzó a escribir poesía y, como recuerda en sus apuntes biográficos de su página personal en la web, "lo más grato en esos momentos fue encontrarme con mi padre (...), desengañado con los acontecimientos con más fundamento que yo mismo".

Volvió a Madrid al terminar la guerra y empezó a escribir su primera novela, La estatua de Adolfo Espejo, que no se publicaría hasta 1994. En 1944 comenzó sus estudios de Ciencias Económicas, que terminó en tres años con Premio Extraordinario. Al concluir la carrera se dedicó a la docencia en la universidad y escribió otra de sus novelas más conocidas, La sombra de los días, que se publicó junto a su primera obra de narrativa.

A partir de ese momento, compaginó su faceta más económica -trabajó en el Servicio de Estudios del Banco Exterior de España y asesoró al Ministerio de Comercio- con su labor literaria.

En 1948 escribió su primera obra de teatro, La paloma de cartón, que no se publicó hasta 2007, junto con sus otras dos obras teatrales: Un sitio para vivir (1955) y El nudo (1982).

En las décadas de los 50 y 60 mantuvo su puesto de catedrático en Estructura Económica y en 1969 alcanzó el puesto de subdirector general en el Banco Exterior.

Abandono de la Universidad

En 1961 escribió la novela con la que saltaría a la fama, El río que nos lleva, llevada al cine en 1988 por el director Antonio del Real.

En esa misma época empezó a trabajar en la novela que le ocuparía más tiempo -más de veinte años-, Octubre, octubre, publicada en 1981, y que Sampedro ha calificado como su testamento vital.

Cuando en el curso de 1965-66,  los profesores Aranguren y Tierno Galván son expulsados de la UniversidadSampedro se unió a ellos para crear el Centro de Estudios e Investigaciones (CEISA), que el Gobierno cerró tres años después.

Al generalizarse las expulsiones de profesores en 1968, decidió aceptar diversos puestos de profesor visitante en varias universidades británicas (Salford y Liverpool). Cuando termina esas estancias, en 1970, vuelve a España. Pide la excedencia en la Universidad y trabaja como asesor económico de la Dirección General de Aduanas, al tiempo que imparte cursos de Economía en la Escuela Diplomática, el Instituto de Estudios Fiscales y la Universidad Complutense de Madrid.

En ese momento complicado escribe y publica El caballo desnudo, una sátira que describe una sociedad hipócrita y obsoleta, que "le permitió desahogarse de sus frustraciones sobre el país", como recoge su biografía.

Esplendor literario en los 80 y los 90

Al comienzo de la Transición, en 1977, fue nombrado senador por designación real y llegó a presidir la comisión de Medio Ambiente en esa Cámara parlamentaria. Antes, en 1976, había vuelto a su puesto de asesor en el Banco Exterior, donde continuó hasta jubilarse en 1984.

Pero de su verdadera pasión, la literatura, no se jubiló. Precisamente, a partir de los años 80, llegó su consagración como autor, ya que se publicaron algunas de sus novelas más conocidas: Octubre, octubreLa sonrisa etrusca -inspirada por su único nieto, Miguel- y La vieja sirena. Esta última, un verdadero  canto a la tolerancia y al amor, un leit motiv que repitió en su discurso de ingreso en la Real Academia de la Lengua (Desde la frontera) y en El amante lesbiano (2000).

En 1993 escribió Real Sitio, la obra recomendada por su última mujer, Olga Lucas, como el mejor exponente de la narrativa de Sampedro.

Olga Lucas habla de José Luis Sampedro

Su intensa actividad como intelectual se resintió ligeramente después de sufrir, a finales de los 90, una grave enfermedad cardíaca durante una estancia en Nueva York. Esa experiencia la reflejó en un breve relato, Monte Sinaí. Otros de sus relatos se recopilaron en Mar al fondo (1992) y Mientras la tierra gira (1993).

El Sampedro más crítico, al principio del siglo XXI

Su faceta más crítica como ensayista y analista de la realidad política, económica y social se reflejó en obras como Los Mongoles en Bagdad (2003) -una crítica a la guerra en Irak-, Sobre política, mercado y convivencia (2006) -una conversación con el profesor de Ciencia Política Carlos Taibo- y El mercado y la globalización (2002).

Su opinión sobre el capitalismo la resumió el propio Sampedro en 2009, en su discurso de investidura doctor honoris causa por  la Universidad de Sevilla: "No es que el capitalismo sea  malo, sino que está agotado". Una reflexión que completó al afirmar: "Solo hay dos clases de economistas:  los que trabajan para hacer más ricos a los ricos y los que lo hacen  para que los pobres sean menos pobres".

En 2011, en colaboración con Olga Lucas, publicó Cuarteto para un solista, un ensayo novelado en el que disecciona el mundo actual a través de la visita que hacen los cuatro elementos terrenales -agua, fuego, tierra y aire- a un viejo profesor hospitalizado.

El año pasado, junto con el catedrático de Economía Carlos Berzosa, editó La inflación (al alcance de los ministros)revisión y ampliación de una obra suya anterior sobre la inflación, en la que revela cómo este parámetro económico vuelve ahora a dominar la política económica al haberse convertido en excusa de las autoridades para "imponer políticas restrictivas que asfixian aun más las débiles señales de crecimiento", según se lee en el resumen del ensayo.

Una selección de sus principales artículos sobre Economía desde 1947 se recogen en la recopilación realizada por Olga Lucas en 2009 bajo el título Economía humanista.

Entre otros galardones recibidos por Sampedro se cuentan el Premio Comunidad de Madrid a la creación literaria (1993); el Premio de la Asociación pro Derechos Humanos de España (1995); el Premio "Turia" (2001); el Premio Julián Besteiro de las Artes y las Letras (2004); las Medallas de Oro al Mérito en las Bellas Artes (2005) y al Trabajo (2006); el Premio Internacional Menéndez Pelayo (2010), y la Orden de las Artes y las Letras de España (2010).

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