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Los políticos españoles prefieren a Obama

  • La fiesta de la Embajada de Estados Unidos congregó a políticos de PSOE y PP

  • Entre globos, máscaras y banderas, sonaba el nombre de un único favorito: Barack Obama

  • La otra elección en la casa del embajador: ¿el pato Lucas o Porky 'for president'?

L. J. ALCALÁ / JOSÉ Á. CARPIO
3 min.

Cuando aún se emitían los últimos votos de la jornada al otro lado del Atlántico, la Casa de América abría sus puertas para seguir la noche electoral en una tradicional fiesta organizada por la embajada de Estados Unidos, que con este estilo optimista, abierto y cordial tan propio de los norteamericanos, se convirtió en una pasarela por la que desfilaron políticos, diplomáticos, periodistas y academicos en un entorno festivo plagado de globos azules, blancos y rojos. 

Con sentido del humor, la Embajada ofrecía a cada uno de los 600 invitados que llenaron el edificio un completo 'kit' de fiesta, compuesto de dos chapas con los candidatos republicanos y demócratas, un pin con las banderas española y estadounidense y una invitación a un refresco y un sandwich. Como si fuera un resabio del pasado Halloween, máscaras de cartón de ambos 'tickets' se ofrecían a los presentes, y dos grandes figuras de cartón piedra de los senadores candidatos para inmortalizarse al lado.

Entre tanto estímulo partidista, la mayoría de los asistentes, salvo orgullosas excepciones, hacían gala de una imparcialidad diplomática y casi pudorosa, y lucían en la solapa la chapas de los dos candidatos. Pero, ante las preguntas de los micrófonos, casi ninguno de los políticos españoles ocultaba su favorito para la presidencia: Barack Obama.

Al carro del vencedor se apuntaron como seguidores el responsable de Relaciones Internacionales del PP, Jorge Moragas, el secretario de Estado para la UE, Diego López Garrido. Junto a ellos una prudente ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, una simpática Leire Pajín, o el vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, que, con la que le ha caído en los últimos días sobre la biografía de la Reina, se sometía solícito a las preguntas de todos los medios, incluido un cuestionario de cultura política norteamericana.

José Bono se lleva la careta de Obama

Fiel a su estilo, un travieso José Bono insistía repetidamente a las cámaras que no quería manifestar sus favoritismos, pero dejaba claro también que "es bueno cualquier cambio, cualquier candidato que sustituya a Bush". "No le digo mis preferencias, pero mis hijos me han pedido una careta de Obama y se la llevo". No se corta el presidente del Congreso y ex ministro de Defensa, el mismo que ordenó retirar las tropas española de Irak.

Al lado de diplomáticos, analistas políticos y personajes de la cultura, formaban corrillo afamados periodistas y tertulianos, al pie de la noticia, es decir, en torno a los políticos o acoplados a la barra del bar. Los flashes y las fotos de los asistentes con los políticos, de verdad y de cartón piedra, se intercambiaban con los análisis improvisados de la campaña electoral.

Entre un Trivial Pursuit sobre la política estadounidense y las primeras conexiones en directo con el especial informativo del Canal 24 Horas, corría por la sala una peculiar urna alternativa que solicitaba el voto para un presidente 'diferente', a elegir entre Elmer Gruñón, el pato Lucas y el cerdito Porky. Al cierre de esta edición no trascendieron los resultados.

Poco a poco, mientras se iban cerrando los primeros colegios electorales, la fiesta en casa del Embajador iba decayendo. Los asistentes se dejaban llevar por los ecos de la auténtica celebración que tendría lugar unas horas después, a sólo unos metros de allí, en la improvisada sede del Partido Demócrata.

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