menú principal Ciencia y futuro

Cuando envejecer asusta más que no hacerlo: claves para acompañar a alguien con demencia

Noticia Tras la tormenta
  • La psiquiatra Anabel González nos orienta en Tras la tormenta a la hora de aceptar y convivir con personas que padecen diferentes demencias

  • ¿Qué es la demencia? ¿Cuáles son sus primeros síntomas? ¿Cómo se puede convivir con esta enfermedad?

Manos envejecidas agarrando un bastón de madera; camisa verde oscura y reloj parcial visible.  Enfoque en las manos y el bastón.
MARTA CERCADILLO
Tiempo de lectura 5 min.

Desde el momento en que nacemos, el reloj empieza su cuenta atrás. Es un hecho inevitable, universal. El tiempo avanza sin pausa ni excepción. Crecer es envejecer y envejecer es vivir. Nunca serás tan joven como ahora, pero tampoco tan mayor como dentro de un instante. Y, sin embargo, como ha evidenciado la película La sustancia, protagonizada por Demi Moore, nos empeñamos en negarlo.

En una sociedad obsesionada con la eterna juventud, cumplir años parece un error en lugar de lo que realmente es: la prueba de que seguimos aquí. Porque la alternativa a no crecer arrugas o canas es no contar las historias que hay detrás de cada una de ellas. En el mejor de los casos, envejecemos. En el peor, no llegamos a hacerlo.

Pero, ¿qué significa envejecer? ¿Cómo se asume esta etapa vital? Y, sobre todo, ¿cómo se convive con ella cuando quienes la atraviesan padecen demencia? Porque, junto a cada una de los 55 millones de personas en el mundo que sufre algún tipo de demencia –800.000 en España–, hay un cuidador.

En Tras la tormenta, la psiquiatra y presidenta de la Asociación EMDR España, Anabel González, nos da las claves sobre el envejecimiento cerebral.

Tras la tormenta | Envejezco y envejecen - 24/03/25 - Escuchar ahora

Tras la tormenta | Envejezco y envejecen - 24/03/25

Aunque hacerse mayor es natural, no siempre es fácil asumirlo. Dejar atrás una parte de la vida para empezar otra es duro. Y hay quienes se aferran con uñas y dientes a la idea de que más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer, incluso si eso malo se vuelve insostenible.

"Cuando la persona envejece, va perdiendo facultades. Algunos no quieren aceptarlo porque declarase vulnerables cuando han sido autónomos es muy difícil. No quieren renunciar a esa autonomía, a pesar de ya no la tengan", explica González.

Cada etapa tiene sus pros y contras. Nada es perfecto. No existe un momento ideal, se construye. "Todos nos vamos a hacer mayores y esa sensación de fragilidad y de pérdida de control sobre la propia vida es complicada", señala la psiquiatra.

Y esto, añade, le ocurre tanto a quienes padecen demencia como a los que no. No obstante, es cierto que la enfermedad lo complica todo más.

"Hay muchos tipos distintos, pero la más conocida es el alzhéimer. Es una degeneración del cerebro que va más allá del envejecimiento normal. Perdemos la memoria, los reflejos y recursos cognitivos siempre, pero cuando sucede más rápido de lo que corresponde a nuestra edad, hablamos de demencias", apunta.

¿Cuáles son los primeros síntomas?

Que en determinados momentos no recuerdes algunos nombres, no es indicador de un primer síntoma. "A todos nos pasa alguna vez", tranquiliza González. Pueden ser despistes causados por el estrés, el cansancio o incluso algunas afecciones físicas o mentales.

"Podemos tener épocas de muy mala memoria, pero no porque el cerebro esté degenerando, sino porque está tan ocupado que no puede dedicarse a todo", cuenta la presidenta de la Asociación EMDR España.

Lo alarmante, advierte la experta, es "cuando ya no sabes cómo nombrar cosas que antes sí sabías, o cuando dejas de saber hacer tareas cotidianas". En cambio, lo que no se pierde e incluso puede incrementarse, es la memoria antigua. "Una persona con demencia está recordando todo el rato lo de atrás porque lo que le falla es su memoria a corto plazo", agrega Anabel González.

Y, en la mayoría de los casos, no son conscientes ni de este viaje al pasado ni de sus olvidos. "No darse cuenta forma parte del deterioro. Alguien muy agobiado con que está perdiendo la memoria no suele tener una demencia", asegura González.

Sin embargo, a pesar de no entender lo que sucede, el sufrimiento no es menor. Al contrario. No se reduce ni para el enfermo ni para sus seres queridos. De hecho, según la psiquiatra, para estos últimos, la demencia es un duelo en vida. "Es asumir una muerte antes de que la persona se muera".

Cuidar al cuidador

Ante esto, para ambas partes lo mejor y más sano–que no lo más fácil– es "asumirlo y tratar de seguir viviendo". "Es importante mantener el contacto y la conexión. Hay que procurar no torturarse por lo que está pasando para poder aprovechar el tiempo que todavía se tiene", aconseja González.

A su salud - Cuidadores no cuidados - 03/07/24

Aunque para conseguirlo es fundamental que el cuidador esté cuidado. Es decir, que disponga de "recursos reales económicos, humanos y sociales para desconectar y hacer su vida fuera de la enfermedad sin que esta le anule". Especialmente cuando "la situación empeore y llegue el momento de valorar si es mejor que la persona sea atendida en una residencia".

Eso sí, para que esto sea viable, el sistema debe ser funcional y de calidad. "Hay residencias y residencias. Algunas están muy saturadas. Además, cuestan mucho dinero. Con la pandemia –recuerda Anabel González– hubo mucho revuelo por el poco control de calidad y por la falta de personal que hay en ella", denuncia la psiquiatra. Y eso aún no se ha solucionado.