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¿Por qué se nos pone la piel de gallina?

         Ahora o nunca   

RTVE
2 min.

Al escuchar una canción, tener frío, sentir una emoción al ver algo, tener miedo… ¿cuántas veces se te ha puesto la piel de gallina? Este fenómeno, también conocido como piloerección, es decir, erección de los pelos, se produce en distintos ámbitos de nuestra vida, pero ¿por qué ocurre? En Ahora o Nunca, el magacín de La 1 de RTVE, lo han explicado.

Es un reflejo que ocurre en muchos mamíferos o humanos

Medicamente recibe el nombre de cutis anserina, que significa piel de ganso, también se le conoce como horripilación, por eso cuando tenemos miedo decimos que es horripilante, sea como sea y llame como se llame, que se pongan los pelos de punta nos ocurre a todos los seres humanos y a algunos animales. Como ha explicado Mónica López: “Se produce cuando nuestro cuerpo reacciona ante el frío, el miedo y distintas emociones.”

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En ese momento los músculos erectores del pelo, que están en los folículos pilosos, se contraen involuntariamente. El vello se eriza y aparecen unas protuberancias en la piel. Esos bultitos son muy parecidos a los poros en los que nacen las plumas de las gallinas. De ahí el nombre de piel de gallina.

Las causas que hace que se nos ponga la piel de gallina

Cuando hace frío, los animales que tienen mucho pelo lo erizan para retener mejor el calor. Debajo del pelo se crea una capa de aire caliente que les sirve de aislante y de termorregulador.

Por otra parte, en situaciones de peligro, cuando aumenta la adrenalina, muchos animales erizan el pelo. Así parece que son más grandes y peligrosos. Es un mecanismo de defensa. Comúnmente lo hacen los puercoespines, con sus púas y, también, los gatos cuando erizan el pelo y arquean el lomo.

Pero los humanos no tenemos suficiente pelo como para aumentar nuestro volumen, ni para crear una capa que nos aísle del frío. En nuestro caso, la piel de gallina es una reacción vestigial al estrés, es decir, un reflejo que conservamos de una etapa evolutiva anterior.

En esa etapa, nuestros antepasados sí tenían suficiente de pelo para usarlo como aislante o como mecanismo de defensa: “Nosotros ya no tenemos ese pelo, pero seguimos teniendo el reflejo. Por eso, cuando hace frío, o sentimos una emoción fuerte, se nos pone la carne de gallina”, termina la presentadora.

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