Como resucitar a los muertos. Así habla Guillermo García Medina de la transfusión que realiza en el primer capítulo de Los pacientes del doctor García. Las transfusiones de sangre se intentaron muchas veces a lo largo de la historia, pero se abandonó durante un tiempo su práctica puesto que ocasionaba la muerte de muchos de sus receptores. Sin embargo, todo cambió con el descubrimiento de los diferentes grupos sanguíneos (A,B, 0, AB) y el poder evitar la coagulación de la sangre extraída en frascos, gracias a compuestos químicos como el citrato sódico. Además de poder conservar la sangre más tiempo gracias al frío.
Durante la Guerra Civil española, las transfusiones de sangre se realizaban directamente de brazo a brazo entre donantes y receptores, pero no eran factibles cuando se acumulaban muchos heridos. La creación de los bancos de sangre permitió que se pudieran realizar transfusiones múltiples en lugares diferentes a través de unidades móviles equipadas. Sus principales protagonistas fueron Frederic Durán-Jordà y Norman Bethune.
Los pioneros de las transfusiones
Frederic Durán-Jordà, médico especialista en análisis clínicos y director del Laboratorio de Las Corts de Barcelona, organizó el primer banco de sangre de toda España en el Hospital de Montjuïc de Barcelona y creó un sistema de conservación de la sangre que permitía su traslado para ayudar a los heridos del frente de Aragón. Entonces, lo hizo agenciándose de un camión frigorífico de un repartidor pescado. Pero, pese a su encomiable labor, el protagonismo principal se lo llevó el médico canadiense Norman Bethune.
A mediados de 1936, Norman Bethune fue llamado por el Comité Canadiense para la Ayuda a la Democracia de España. Durante su estancia en España, creó el Servicio Canadiense de Transfusión de Sangre e intervino en la que probablemente fuera la masacre más cruenta y silenciada de la Guerra Civil española: la de la carretera Málaga-Almería, conocida popularmente como “La Desbandá”.
La Desbandá, ¿qué era?
Durante varios días, el ejército franquista, el ejército italiano y la aviación alemana atacaron ininterrumpidamente por tierra, mar y aire a entre sesenta mil y cien mil civiles que huían de la ciudad de Málaga tras caer esta en manos de las tropas sublevadas. "Lo que les quiero contar, es lo que yo mismo vi en esta marcha forzada, la más grande, la más horrible evacuación de una ciudad que hayan visto nuestros tiempos", escribió Bethune en memoria de los cerca de diez mil malagueños asesinados. "España es una herida en mi corazón. Una herida que nunca cicatrizará. El dolor permanecerá conmigo, recordándome siempre las cosas que he visto”.
Al poco tiempo y antes de que terminara la Guerra Civil Española, se trasladó a China para ayudar al Ejército Rojo en la Segunda Guerra Sino-Japonesa. “Me niego a perdonar, por indolencia u omisión, a las guerras que la avaricia lleva a los hombres a matarse unos a otros. España y China son partes de la misma batalla. Voy a China porque siento que es donde puedo ser más útil”, declaró. Pronto se daría cuenta de que China y España no eran lo mismo. A finales de 1939, murió tras cortarse con el bisturí mientras realizaba una operación sin guantes.