Cine

50 años del primer Oscar con sello español: el exiliado que hizo patria

RAQUEL ELICES
3 min.

Cuando se trataba de censurar sus películas, no había ningún tipo de debate. Luis Buñuel era un cineasta exiliado del que la dictadura no quería saber nada. Pero en 1973, el 27 de marzo en el que el aragonés se convirtió en el primer español en ganar el Oscar a la Mejor película de habla no inglesa, la noticia fue recibida con un entusiasmo sorprendente. Especialmente, si tenemos en cuenta que el título por el que logró la estatuilla dorada tampoco no se había librado de la censura.

Aquella cinta era El discreto encanto de la burguesía (1972), una producción francesa, que hizo que el galardón se sumase en la lista de Oscar del país galo -fue el tercero que ganaban en Francia- y no del nuestro, que tuvo que esperar hasta 1982 para José Luis Garci recogiese el primer premio de la Academia plenamente español por Volver a empezar. Por aquel entonces, Buñuel gozaba de un reconocimiento a nivel mundial -a excepción de su propio país- y vivía, en el exilio, entre París y México. Autor de películas como Un perro andaluzLos olvidados o El ángel exterminador, estaba considerado uno de los mejores directores de la historia del cine.

Fotograma de 'El discreto encanto de la burguesía' (1973)

Una elegante parodia surrealista

El discreto encanto de la burguesía, disponible gratis en RTVE Play, cuenta la historia de una cena desmadrada, llena de un exquisito surrealismo y escenas de lo más extravagantes. Todo comienza cuando Don Rafael Costa, embajador de Miranda, y el matrimonio Thévenot acuden a una cena a casa del matrimonio Sénechal.

A causa de un error, terminan yendo a un restaurante, pero cuando llegan allí no pueden cenar porque el dueño ha muerto. A partir de ese momento, las reuniones de este selecto grupo de burgueses se verán siempre interrumpidas por las circunstancias más extrañas, algunas reales y, otras, fruto de su imaginación.

El director Luis Buñuel

Le arrebató el Oscar a otro español

Coescrita junto a Jean-Claude Carrière, Buñuel llena esta historia de un humor elegante, ironía y narraciones no tan cripticas como en anteriores películas. Algo que, sin duda, ayudó a calar a los académicos de Hollywood. Tras un notable éxito en taquilla, la película logro colarse en el quinteto de nominados al Oscar a la Mejor película extranjera, entre las que había otro filme de un autor español al que Buñuel acabó arrebatando el premio, Jaime de Armiñán, que aspiraba al premio con Mi querida señorita.

Anteriormente habían sido nominadas en esta categoría, otros españoles como Juan Antonio Bardem por La Venganza de (en 1958), Plácido de Berlanga (en 1961), Los Tarantos y El amor brujo de Francisco Rovira Beleta (en 1963 y 1967) y el propio Buñuel, que había aspirado al Oscar en 1979 por Tristana y, en aquella ocasión, sí hubiese podido ganar el premio para su país natal.

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