Por caprichos del destino las exposiciones de Antonio Alvarado y Sybilla coinciden en Madrid. Entre ellos hay una relación especial, ya que Alvarado fue más que un impulsor para la carrera de Sybilla y llegó a comisariar la primera exposición que se hizo de ella. Ahora Madrid exhibe la obra de los dos, una magnífica oportunidad para acercarse a la moda, la estética y el estilo de los años más importantes de la llamada Moda de España. Antonio Alvarado, Premio Nacional de Diseño de Moda 2021, se enfrenta por primera vez a su pasado, a su trayectoria y, de paso, a su legado.
"Se llama 'Baja costura' porque cuando yo presento esa colección la alta costura estaba cayendo, mi ropa habla del contexto en la que fue creada, cuenta cómo era la sociedad, va más allá de un vestido metido en una urna", dice el modista, con un hilo de voz, agotado por el trabajo que ha dado montar esta muestra. "Los dos primeros años fueron muy duros, porque iban apareciendo piezas que no recordaba haber hecho, y cada una me recordaba una historia: de la modista que no llegó a tiempo, la alegría de encontrar el tejido... Me iba de aquí hecho polvo. Hay 650 prendas no expuestas en el almacén, que han servido para el argumento de la exposición", relata muy emocionado. "Es durito encontrarte con tus propios yos, y en este caso la ropa es mi yo", añade.
Piezas icónicas con historia
La exposición del Museo del Traje es la más ambiciosa que se ha hecho hasta ahora y tiene la particularidad de que el protagonista está vivo y ha colaborado. "Es muy complejo, se mueve en el terreno de la ambigüedad, la provocación. Pero a la vez es muy consecuente, muy artista, su obra tiene mucha técnica y siempre con ironía y humor. Trabajar con él ha sido una suerte y, a veces, un tormento". Esta exposición se lleva dando vueltas desde hace seis años. "La obra de Alvarado no se puede separar de sus vivencias, de su Madrid. Estos años le hemos acompañado a través de su historia, pero también a través de la historia de cada una de sus prendas", dice Helena López de Hierro, la directora del museo, feliz de haber podido materializar aquel proyecto nacido antes de la pandemia. "Me he sentido muy querido y eso soy muy independiente, Rafa, ya lo sabes, pero esto ha creado un nexo con todos los implicados y con mis compañeros. Me siento muy querido nuevamente", dice Alvarado.
Cuando irrumpió en la moda se le tachó de rebelde, constestario y revolucionario. Se dice que modernizó España, algo que no niega. "Lo mismo que ocurrió en ese momento ocurre ahora. Esta expo, en España, a un ser vivo que esté dando la lata como yo, espero que le abra las puertas a otros tantos y que sepan mantenerse con una identidad y coherencia a lo largo de toda su carrera".
Hacer un recorrido por las salas es viajar a nuestra historia más reciente. Hay prendas que te hablan y te dicen frases de películas, otras te cantan canciones que ahora triunfan en los karaokes. Entre las dos plantas del museo hay piezas icónicas fáciles de reconocer, como la camisa estampada que Pepe Patatín vende (mejor dicho, regala) a Antonio Banderas en Ley del deseo o los conjuntos sexis de Alaska en tonos flúor de su etapa acid house. En una de las partes se muestran las piezas de pasarela, hechas entre 1986 y 2010. En la otra, la superior, se celebra su oficio como sastre, su mano con la costura y su interesante vínculo con la vanguardia y la cultura de los 80 y 90. "Es más que una exposición retrospectiva, es una creación viva. Él lo ha entendido como su último desfile, su última aportación creativa". Y lo es. Esta muestra es un derroche de talento, creatividad y oficio que lleva la firma de este alicantino pionero en la moda: recicló antes que nadie, puso faldas a los hombres a mediados de los 80 y apostó por la ropa sin género cuando todavía no se hablaba de esto. Ya lo decía Fabio McNamara: "La moda de Antoñito es para todos, por eso me gusta, es para los chicos, las chicas, los travestis. Para todos".
Hay muchas piezas prestadas, sobre todo de los años 80. Al poco de empezar se hizo famoso en un Madrid en ebullición, con criaturas salvajes ávidas de moda porque salían por la noche cada día y Antonio lo vendía todo. Empezó haciendo desfiles en Madrid presentando sus colecciones más icónicas (Baja Costura, Costura de España y Eterna Costura) en lugares míticos como el Rock Ola y Joy Eslava. Luego se fue a Milán, como hizo Sybilla, pero regresó a una ciudad que le ha dado mucho. Y de Madrid han salido muchos de los 130 trajes que se exponen, que son de cerca de cincuenta prestadores y
prestadoras han permitido reunir más de medio millar de prendas, decenas de accesorios y cientos de documentos gráficos y audiovisuales, a partir de los cuales se ha podido realizar una selección que permite sintetizar en una sola exposición el impresionante trabajo de Alvarado.
Alvarado y la Movida
130 maniquíes lucen piezas de distintas épocas, todas unidas por el talento de este genio, personaje indispensable para entender la cultura y la vanguardia de este país. “Se han hecho Con tantos homenajes al mundo de la movida, faltaba este personaje”, añade el comisario. Los 80 son suyos. Los artistas se matan por llevar sus prendas. Viste a los Mecano, a Alaska, a Luz Casal. No hay nadie que se le resista, solo Rocío Jurado. ¡Y eso que se lo pidió Manolo Díaz, el jefe de la CBS! Pero hay muchos más, todos habitaban en el mismo universo, enmarcados en esa atmósfera cultural que hubo en la Movida.
Fabio McNamara, Antonia Andreu, Paloma Chamoroo, Rocío Dúrcal, Bernardo Bonezzi, Víctor Coyote, Jaime Urrutia, La década prodigiosa, Azúcar Moreno, Miles Davis o los heavis melenudos de Europe, los Costus, Eusebio Poncela, Rossy de Palma, Carmen Maura, Marisa Paredes, María Barranco. Hasta Antonio Banderas y Ana Leza se casaron vestidos por Alvarado. Pero sería injusto hablar de Alvarado citando solo La Movida o los artistas a los que ha vestido. Su aguja saltaba de la pasarela a la calle, y lo hizo en un momento muy especial, en el que la moda de España tenía fondo, peso y, sobre todo, importaba y gustaba,
Muchos de los diseños tienen nombre y apellidos. Algunos son míticos, como el de Alaska en 'La bola de cristal' cantando aquello de "No se ría, no se ría, de la bruja Avería" o el mono de elastano que el modista cortó directamente sobre el cuerpo de la cantante, una pieza que forma parte de la colección particular de Olvido Gara que precisó de un maniquí especial para exhibirlo.
En cine mantuvo una fructífera relación con Pedro Almodóvar, para el que hizo los vestuarios de Matador, La ley del deseo y Mujeres al borde de un ataque de nervios. En esta película vemos a María Barranco, que era una de sus mejores embajadoras, con los famosos pendientes de cafetera, dos piezas icónicas del cine almodovariano y del diseño español. También hizo el vestuario de Las edades de Lulú y muchas portadas de discos, desde los de Luz Casal a Tino Casal. Todo puede verse en el Museo del Traje, del 1 diciembre de 2022 al 26 marzo de 2023.