Entre los años 1968 y 1969, un asesino al que la prensa bautizó como John Biblia mató a tres mujeres en Glasgow. Nunca fue identificado, y el caso todavía sigue abierto hoy día. Dolores Redondo eligió esa historia como telón de fondo para su nueva novela, Esperando al diluvio (Destino). La tormenta a la que hace referencia el título son las inundaciones —más de 600 litros por metro cuadrado— que en 1983 asolaron varias ciudades de España, castigando especialmente a Bilbao.
Pero, ¿qué relación hay entre el Glasgow de 1968 y el Bilbao de 1983, más allá de su parecido industrial y de cielo gris? El policía Noah Scott Sherrington, protagonista de la novela, lleva años trabajando en el caso del asesino en serie de mujeres. Una corazonada lo llevará hasta la ciudad vasca, un día antes de que las lluvias caigan sobre la ciudad. La escritora cuenta en el prólogo del libro que nunca se quitó de la cabeza la imagen de un Bilbao arrasado por la riada. Desde entonces quiso incluir esa escena en alguna de sus obras.
Dolores Redondo (San Sebastián, 1969) es conocida entre el gran público por su Trilogía del Baztán, además de como ganadora del Premio Planeta 2016 por Todo esto te daré. Estudió Derecho y trabajó en el mundo de la restauración, pero la escritura siempre estuvo ahí, desde la adolescencia. Comenzó con relatos y cuentos infantiles, y más tarde con la novela Los privilegios del ángel, y con la ya citada célebre trilogía superventas, inspirada en un crimen real y traducida a quince idiomas: El guardián invisible, Legado en los huesos y Ofrenda a la tormenta. A continuación llegó La cara norte del corazón, precuela de la trilogía del Baztán, con los inicios de la carrera policial de Amaia Salazar. Esta obra se está adaptando actualmente al formato de serie en Estados Unidos (NBC Universal compró los derechos audiovisuales).
Esperando al diluvio se abre con un John Biblia al acecho de su próxima víctima en una discoteca. «Él hablaría de cualquier cosa, evitando temas conflictivos. Le haría un par de cumplidos nada exagerados y dejaría caer que tenía trabajo, que en realidad no le gustaban mucho los lugares como aquel, que lo que le encantaba era charlar y que con aquel estruendo era casi imposible; que tenía un coche en el aparcamiento y que podían ir donde ella quisiera. Y añadiría rápidamente, y antes de que ella pudiera objetar nada, que, por supuesto, estaría dispuesto a llevarla a casa si era eso lo que ella quería. Y la chica aceptaría, porque él era encantador.»
Mientras pasean, Óscar López pregunta a la escritora por el origen de la idea, el perfil del villano, el contexto histórico y político, el tema de la familia, la importancia de la música en la novela, y un recuerdo para el añorado Domingo Villar. Y Bilbao, siempre Bilbao, una ciudad «a la que le debía un libro».