"Has arriesgado inncesariamente. Veremos qué pasa en el veredicto". Así de contundente se mostró Pepe Rodríguez con Verónica después de que la aspirante salmantina de MasterChef 10 decidiera no utilizar el pin de la inmunidad tras el cocinado de la prueba de eliminación. Tras las palabras de los jueces, Verónica aseguró que debió replantearse entregar el privilegio: "Confiaba en mi plato pero me he caído con todo el equipo. Ahora me siento tonta y pienso que tenía una oportunidad brutal con el pin".
Y es que durante todo el cocinado del último reto de la noche Verónica se mostró excesivamente confiada, con una elaboración que nunca había cocinado: pollo en vegija. Esta técnica ancestral no es nada fácil y supuso un reto mayúsculo para la única portadora del pin de la inmunidad que queda. A pesar de todos los problemas que se encontró, al ver el resultado final emplatado, Verónica decidió no utilizar el pin. Y estuvo a punto de costarle la expulsión.
Tras la deliberación de los jueces, Verónica vio como María Lo y Claudia se salvaban y subían a la galería. La suerte estaba echada. O Verónica o Yannick abandonarían las cocinas de MasterChef 10. Fue entonces cuando las lágrimas de rabia aparecieron en el rostro de la aspirante. Por suerte para Verónica, el plato de Yannick fue un poco peor, cuestión de matices. Pero aún así, los jueces se lo volvieron a decir: "Has arriesgado demasiado". Y es que a estas alturas, un fallo como este puede llevar a Verónica fuera de las cocinas con el pin aún en su pecho.
El programa más difícil para ella
La salmantina no vivió ni mucho menos su mejor programa en la décima edición de MasterChef. Tras naufragar en su intento de hacer una tarta de superhéroes junto a Claudia en la primera prueba de la noche, la tensión fue en aumento en la prueba por equipos. Con Jordi Cruz capitaneando al equipo rojo, formado por Verónica, María Lo, Adrián, David y Jokin, la portadora del pin vivió momentos de bastante presión. "El postre exigía delicadeza y precisión, y por eso se lo asigné a Verónica y a María Lo", confesó Jordi. Pero ambas fallaron y Verónica no supo gestionar la frustración.
Lo que para Jordi Cruz fue una apuesta de confianza, para Verónica fue un "van a por mí". Y ese pensamiento le pasó factura en diferentes momentos del cocinado donde falló con elaboraciones relativamente sencillas y donde las lágrimas volvieron a pedir paso. "Lo has querido hacer tan bien, que al primer fallo has dinamitado", afirmó Jordi. Para Verónica, la confianza de Jordi es "positiva" pero también le supone una "carga extra de piedras en la mochila". Estamos seguros de que en el momento que aprenda a gestionar esas inseguridad, Verónica crecerá muchísimo más aún como chef y como persona. ¡A por ello, aspirante!