Quizás sea por lo mucho que nos gusta ver a nuestros famosos rodeados de tanto glamour o simplemente porque somos unos auténticos enamorados del cine. Lo que está claro es que no nos perdemos una gala de los Premios Goya. Los discursos son, sin ninguna duda, una de nuestras partes favoritas de toda la gala. Muchos ganadores nos han regalado auténticos momentazos que quedarán en nuestra memoria para siempre. ¡Atención, premiados! ¿Qué es lo que tiene que tener un discurso para hacer historia? Tomad nota.
Emoción, por favor
Antes de empezar la ceremonia ya presentimos que habrá momento lacrimógeno. La pregunta es quién será esta vez el culpable de que media España tenga que echar mano del clinex, igual que Tony Leblanc cuando recibió el goya a mejor actor de reparto. Pocos tienen la capacidad de emocionar, pero cuando lo hacen, su discurso se vuelve viral y da igual las veces que lo veamos, siempre acabamos con los ojos vidriosos.
El año pasado vivimos una gala atípica debido a las restricciones del coronavirus, pero eso no impidió que los galardonados disfrutaran de su momento de gloria. José Coronado le entregó el premio a mejor actor protagonista a Mario Casas por su papel en la película No matarás. Desde la tranquilidad de su casa y rodeado de sus seres queridos, que no pudieron evitar abalanzarse sobre él al escuchar su nombre, así recibió el tan esperado reconocimiento.
Jesús Vidal también consiguió emocinarnos al recoger el premio a mejor actor revelación por su papel en la película Campeones. Su diez por ciento de visión no le frenó a la hora de convertirse en intérprete ni le impidió triunfar en el cine, tampoco le costó mucho robarnos el corazón al mismo tiempo que nos enseñaba una lección de vida. "Me vienen a la cabeza tres palabras: inclusión, diversidad y visibilidad", comenzó el actor. Sus más de cuatro minutos de discurso de agradecimiento se nos hicieron cortos. El momento más emotivo se produjo cuando le dedicó el premio a su familia: "Mami, gracias por darme la vida. Gracias por dármelo todo, porque hiciste nacer en mí el amor hacia las artes y porque me enseñaste a ver la vida con los ojos de la inteligencia y del corazón. Te quiero todo". Así se llevó Jesús Vidal la ovación de la noche.
Más corto, pero igual de emocionante. Miguel Herrán, uno de los actores del momento, empezó su carrera como actor protagonizando la película A cambio de nada. Por ese papel ganó el premio a mejor actor revelación en 2016. Su cara de sorpresa lo dijo todo y, después de celebrarlo por todo lo alto, subió al escenario para dedicarle el premio a Daniel Guzmán, el director de la cinta. " Has conseguido que un chaval sin ilusiones, sin ganas de estudiar, sin nada que le gusta, descubra un mundo nuevo, quiera estudiar, quiera trabajar y se agarre a esta vida como si no hubiera otra. Me has dado una vida", confesó ante la atenta mirada de su descubridor, que no podía aguantar las lágrimas. Esa noche no lloró solo porque todos lloramos con él.
Una dedicación a la familia
Entre agradecimiento y agradecimiento, prácticamente todos los discursos se van de tiempo. A veces, los nervios pueden jugarnos una mala pasada y no es fácil acordarse de todo el mundo. Lo entendemos, es perdonable. La única mención imprescindible es la de la familia. Padres, hijos, abuelos, sobrinos... hasta los suegos, como hizo el actor David Verdaguer cuando le otorgaron el premio a mejor actor de reparto por su papel en Verano 1993.
Antonio Banderas pronunció uno de los mejores discursos de la historia de los Premios Goya. Fue en el año 2015, cuando recibió el Goya de Honor. "Ahora sé de forma clara que elegí este camino porque de forma inconsciente sabía que la cultura y el arte eran la mejor manera de entender el mundo en el que me había tocado vivir", señaló el malagueño. De aquella todavía no había tenido la oportunidad de recoger el cabezón, por eso no quiso perder la oportunidad de dedicarselo a alguien muy importante en su vida: su hija. "Es la persona de la que me perdí los mejores planos, las mejores secuencia y que sin embargo ha sido mi mejor producción. Te dedico este premio pidiéndote perdón a ti, Stella del Carmen. A ti, hija mía", terminó emocionado.
En el 2016 Daniel Guzmán vivió una noche de emociones fuertes. El actor se estrenó como director y se llevó un goya por su nueva faceta. No se quiso olvidar en su discurso de sus padres ni tampoco de sus amigos, pero la mayor ovación se la llevó ella, su abuela. "Gracias a ti me he levantado año tras año cuando estaba en el suelo, cuando nadie quería esta película. Me he levantado por ti, por que tú estuvieras, porque de verdad que eres mi estrella, abuela. Porque has conseguido hacer con 93 años lo que yo nunca podré hacer. Te lo agradezco de corazón. Este es el mayor homenaje que te podré hacer", aseguró entre aplausos.
Espontaneidad
La espontaneidad también nos gusta. Lo de ir con el texto aprendido no nos acaba de convencer. No hay actor que disimule un discurso premeditado. Por eso nos quedamos con la intervención de Anna Castillo en los Premios Goya 2017, cuando recogió el galardón a mejor actriz revelación por El olivo. "Estoy flipando", así comenzó su momento, admitiendo que no había preparado nada. La emoción y los nervios hicieron que la actriz, visiblemente acelerada, perdiera la noción del tiempo. "Perdón, ¿me están echando?", preguntó, aunque su discurso apenas duró más de un minuto. ¡Viva la naturalidad!
¿Gracioso?¿Por qué no?
Karra Elejalde se metió al púlblico en el bolsillo desde el principio de su intervención con algún que otro chascarrillo. El actor vasco ganño el premio a mejor actor de reparto en 2011 por su interpretación en También la lluvia. "Traga, tiérrame. Antes de empezar a hablar, quiero decir algo", comenzó, y ya se podía intuir el tono de su discruso. "Véngase conmigo, Don Francisco, y lo pasaremos de cine", concluyó llevándose el Goya para casa. En la misma línea fue su intervención en la gala de 2015, cuando de nuevo se hizo con el galardón a mejor actor de reparto por Ocho apellidos vascos y aprovechó la ocasión para vender un Saab Cabrio "picado de inyección".
Antonio de la Torre se atrevió con las imitaciones. El actor recogió en 2019 el premio a mejor actor protagonista por su papel en la película El reino y, al final de su discurso, rindió homenaje a Chiquito de la Calzada, ¡con baile incluido!
Más intensidad, ¡es tu momento!
Nos encanta ser testigos de la emoción de los ganadores al escuchar su nombre. Después de ese momento de tensión, los sentimientos están a flor de piel. Así lo viven ellos y así lo recordamos nosotros. Como aquel momento en el que María León corrió a los brazos de su hermano Paco para celebrar su victoria, o cuando Clara Lago le plantó un beso de lo más intenso a Dani Rovira, presentador y premiado aquella noche.
Natalia de Molina llegó hiperventilando al atril cuando recibió el premio a mejor actriz revelación en 2014 por Vivir es fácil con los ojos cerrados. "Estoy muy nerviosa, perdón", empezó su intervención muy emocionada. ¡No es para menos! Con voz llorosa, dedicó el premio a todos sus compañeros y seres queridos.
Sí a las reivindicaciones
La gala de los Premios Goya sin reivindicaciones no es la gala de los Premios Goya. La ceremonia siempre ha sido el momento preferido por los ganadores para alzar la voz y defender diferentes causas. León de Aranoa lo hizo en 1993, al recoger el premio a mejor dirección en 2003. "Yo he traído también escrito lo que quería decir, y dice... no a la guerra", señaló al tiempo que sacaba de su bolsillo del pantaló un pequeño cartel con esas mismas palabras. ¡
Candela Peña hizo un llamamiento en 2013, cuando ganó el Goya a mejor actriz de reparto por Una pistola en cada mano, para apostar por los servicios públicos. "Hace tres años que no trabajaba. En estos tres años he visto morir a mi padre en un hospital público, donde no había mantas para taparlo, donde no había agua para darle de beber, se la teníamos que llevar nosotros. Estos tres años que hace que no trabajo ha salido de mis entrañas un niño, que no sé qué educación pública le espera. En estos tres años sin trabajar he visto también cómo la gente se mata por no tener casas, así que esta alegría de esta noche a mí no me la amarga nadie", aseguró. La actriz catalana terminó su discurso reclamando trabajo: "Tengo un niño que alimentar. Gracias".
Eva Llorach puso en pie a las mujeres. La intérprete ganó en el 2019 el premio a mejor actriz revelación por Quién te cantará y no quiso perder la oportunidad de compartir su premio con todas las nominadas. "Igual no queréis, pero yo quiero pedir a todas las nominadas que se pongan en pie. Frances se lo pidió a Meryl, yo te lo pido a ti, Penélope", imploró. "Es muy difícil ser mujer, sois muy pocas. Quiero pedir a las guionistas, creadoras, productoras y sobre todo a las actrices que tenéis la posibilidad de impulsar proyectos, que queremos historias con protagonistas femeninas, sobre todo en los años en los que nos volvemos invisibles. A partir de los 40, 50 y 60 seguimos existiendo, no nos metemos en un agujero negro y dejamos de existir. Tengo la idea loca de que el cine puede cambiar las cosas, de verdad que lo creo. Que puede reventar los clichés que nos aplastan y creo que podemos hacer con el cine, poco a poco, un mundo más igualitario y más justo", afirmó desatando los aplausos de la grada.
No solo los premiados aprovechan su momento de gloria. José Luis Borau, guionista y presidente de la Academia de Cine en el año 1998, se pintó las manos de color blanco como gesto de repulsa ante el asesinato por parte de ETA del concejal sevillano del PP, Alberto Jiménez Becerril, y su esposa. "Nadie, nunca, jamás, en ninguna circunstancia, bajo ninguna ideología ni creencia, puede matar a un hombre", afirmó desde el escenario.
Lo bueno, si breve, dos veces bueno
Acortar los discuros de los ganadores es tarea imposible para la organización. ¿Quién no va a querer aprovechar al 100% su minuto de gloria? Quien dice uno, dice dos, o tres... Demasiados agradecimientos para tan poco tiempo. Ni siquiera la "musiquita de dudoso criterio" que un día hizo enfadar a Ricardo Darín ha conseguido que los premiados se den por aludidos y se ajusten al tiempo establecido. La realidad es que un discurso excesivamente largo puede acabar aburriendo al público. Además, como sentencia el famoso refrán, "y aun lo malo, si poco, no tan malo".
Dani Rovira hizo una divertida performance cuando presentó la gala en el año 2015 para demostrar que un minuto, si se aprovecha bien, es suficiente. ¿No te lo crees? Juzga por ti mismo.
Que los premiados de este año tomen nota, pero, sobre todo, que disfruten. ¡Mucha suerte! Entérate de toda la actualidad en Tendencias.