Es uno de los hombres más influyentes, un modista consagrado que ha marcado a varias generaciones, un gurú de la moda, una vaca sagrada de la fashion system americano, un director de éxito y un sex symbol. Tom Ford cumple 60 años este 27 de agosto y en la cima, haciendo crecer su propia leyenda y diseñando un estilo de vida para ricos, que mezcla elegancia y sensualidad. Nadie como él ha sabido vender deseo, y lo más curioso es que la gente soñaba con él, pero se tenía que conformar con su ropa, sus perfumes o sus gafas. Estudió arquitectura, carrera por la que han pasado muchos diseñadores antes de dedicarse a la costura, pero quería ser actor. Y aunque tuvo que aparcar ese sueño, siempre estuvo enamorado del cine y con el tiempo logró tener reconocimiento y aplausos como director.
Diseñando un icono
Es uno de los hombres más guapos, atractivos y sexis del mundo de la moda, y ha sabido envolverse de un aroma irresistible. Siempre va impecable, con el rostro cuidado tanto como su vestuario: bronceado, sin ojeras, con la piel tersa y luminosa, con trajes que le quedan como un guante y, a veces, la camisa desabrochada lo justo para enseñar parte del pecho, provocando.
Nació en Austin, Texas, y conquistó el mundo desde Milán cuando se hizo cargo de las colecciones de la casa Gucci, devolviendo el esplendor a la firma italiana y haciendo de ella una etiqueta deseada por mujeres y hombres. Antes pasó por Chloé, Perry Ellis pero no fue hasta llegar a Gucci cuando el mundo se rindió a sus pies. Los 90 fueron suyos y logró venden vestidos tan sugerentes que desnudaban a las mujeres, siempre insinuando, nunca mostrando. "Ford dejó entrever los pilares sobre los que se iba a asentar su trayectoria: esculturales vestidos blancos que potenciaban la silueta femenina y jugaban a la provocación con troquelados sinuosos en forma de “G”. El estribo, el web -la tribanda roja y verde-, el Flora, etc. Las insignias de la firma se convertían en accesorios imprescindibles dentro del ecosistema fashion", dice la revista Vogue en su biografía.
El rey de la aguja
Tras conquistar Milán y sin dejar Gucci, asaltó París y lo hizo al frente de una casa mítica, Yves Saint Laurent. Durante cuatro años llevó la dirección creativa de ambas firmas pero en 2004 la pasión dio paso a la depresión, al abuso de los vodka tonics e hizo las maletas para volver a casa. Se llevó su fama y su sensualidad elegante a Manhattan, trabajó en el mundo de la belleza con Estée Lauder, lanzó su primer perfume, abrió su primera tienda y los sedujo otra vez al mundo: Todos le querían y él los maquillaba, los perfumaba, los vestía...
Pero le faltaba conquistar al otro público, al gran público, y se lanzó a dirigir una película. Todos le llamaron intruso y se rieron de sus sueños pero... la última carcajada que se escuchó fue la suya En 2009 presentó Un hombre soltero con Colin Firth (nominado al Oscar a Mejor Actor), Julianne Moore y Jon Kortajarena (uno de sus modelos fetiche en las campañas de moda) y años después enseñó Animales nocturnos, con Amy Adams y Jake Gyllenhaal, que le reportó el Gran Premio del Jurado en el Festival de Venecia y una nominación al Oscar para Michael Shannon.
Hoy es uno de los hombres más respetados de la industria y en 2019 le nombraron presidente del Consejo de Diseñadores de Moda Americanos (CFDA) para relevar a Diane von Furstenberg que ostentó el cargo durante 13 años. Muchas veces ha dicho que el éxito no lo ha conseguido solo y celebra estar felizmente casado con Richard Buckley, periodista y ex editor jefe de la revista Vogue Hommes Internacional, con quien comparte su vida desde 1986 y con quien tiene un hijo, Alexander, nacido en 2012.