Scarlett Johansson ha iniciado una batalla legal con Disney y todo el mundo está pendiente de su desarrollo. La compañía ha respondido, los periodistas se han mojado y el público parece que le guarda las espaldas. "No me importa cómo de rica sea Scarlett Johansson", dice el periodista Tomris Laffly. "La fastidiaron con un incumplimiento de contrato y debería denunciar. No puedes decir que apoyas a las mujeres profesionales que piden lo que se les debe y después decir 'todas menos ella, que ya tiene el suficiente dinero". Otros, como el cineasta norteamericano Whit Stillman (Amor y amistad) se refieren a ella como "una heroína del mundo real, que da la cara por el cine además de por sus derechos: sabia y valiente en muchos frentes". Pero, ¿por qué ha denunciado Johansson y qué repercusión puede tener para el cine en general?
Los motivos de la demanda: el estreno en streaming afecta a su salario
La decisión de estrenar la película Viuda Negra (Black Widow) en streaming en Disney Plus en paralelo a su exhibición cinematográfica. Aunque distintos agentes de la industria ya habían criticado esta decisión por diferentes razones, en el caso de la protagonista de la última entrega de los superhéroes de Marvel, la razón es un incumplimiento de su contrato: la demanda, interpuesta este jueves en el Tribunal Superior de Los Ángeles, alega que el estreno simultáneo afectó negativamente a la recaudación en salas. Y, por contrato, parte del salario de Johansson era directamente dependiente de la recaudación en salas, sin contemplar que la actriz obtuviese ningún beneficio de la plataforma de streaming que se ha llevado la mitad del pastel.
El estreno de Viuda Negra ha batido records de recaudación en lo que a la era post-pandemia se refiere: en salas, la película debutó obteniendo 80 millones de dólares de su estreno norteamericano y otros 78 millones de su estreno internacional. En cuanto al estreno en streaming, lo más llamativo era el precio: treinta dólares, algo más de 28 euros, para poder ver la película en la televisión de casa o en el móvil. Si teníamos la duda de si este precio, que algunos han tildado de abusivo y otros de 'premium', era una herramienta para recaudar o simplemente un cartel publicitario para mandar a más personas al cine, parece que las cifras despejan la pregunta: 60 millones de dólares es lo que ha obtenido Disney Plus del estreno online, un dato histórico que podría cambiar para siempre el modelo de las ventanas de exhibición, y afectar negativamente a las salas de cine durantemente azotadas por la COVID-19.
Una conversación más grande: las salas contra el streaming
Los datos de Viuda Negra han ido bajando en picado y, con una recaudación global de 319 millones, ha resultado ser una de las películas menos rentables de Marvel. Algo que, según la Asociación Nacional de Dueños de Salas de Cine, puede tener que ver con el estreno simultáneo que "le ha costado dinero a Disney en cuanto a recaudación por espectador", puesto que Disney Plus no puede limitar la cantidad de personas que pueden ver la película. Pero en la demanda de Johansson figura otro dato: que las acciones de Disney subieron cuando la compañía hizo públicas las cifras de alquiler online. "Para sorpresa de nadie, el incumplimiento de contrato de Disney logró alejar a millones de fans de las salas de cine y hacia su servicio de streaming", reza la demanda.
La demanda de Johansson sienta un precedente de acción ante un fenómeno que viene haciéndose notar desde el auge de las plataformas de streaming: está habiendo cambios en la remuneración de los actores mejor pagados de Hollywood. Cuando Warner Bros estrenó todas sus películas en HBO Max prediciendo que las salas no iban a recaudar lo suficiente, actores como Will Smith, Denzel Washington y Keanu Reeves tuvieron que recibir decenas de miles de dólares como compensación.
La respuesta de Disney
"No es ningún secreto que Disney está estrenando películas como Viuda Negra directamente en Disney Plus para aumentar el número de suscriptores y así subir el precio en bolsa de la compañía, y que está escondiéndose tras el pretexto de la COVID-19 para hacerlo". Y además literalmente: la compañía se ha defendido alegando que la demanda de Johansson es "triste e inquietante", "especialmente por su desprecio a los horribles y prolongados efectos globales que ha tenido la pandemia de la COVID-19"
"Ignorar los contratos de los artistas responsables del éxito de sus películas para perseguir una estrategia a corto plazo viola sus derechos y vamos a probarlo en el juzgado. Seguramente este no sea el último caso en el que Hollywood planta cara a Disney y deja claro que, sea cual sea la pretensión de la compañía, está bajo obligación legal de hacer honor a sus contratos", continúa el equipo legal de Johansson. Además, afirman que ya tenían la preocupación de que Disney optase por esta vía de estreno antes de que la pandemia hiciese notar sus ejemplos, añadiendo a la demanda correos electrónicos en los que la actriz pedía garantías de que la película sólo se estrenaría en salas, y recibía una respuesta que no se corresponde con lo que ha sucedido: "Entendemos que, si el plan cambiase, tendríamos que discutirlo contigo y llegar a un acuerdo ya que tu contrato está basado en una serie de (enormes) bonuses de taquilla".
¿Y ahora qué va a pasar?
Este es el último capítulo de una serie de acusaciones vertidas contra Disney que llegan desde el modelo industrial de las salas de cine. Otro punto de conflicto, por ejemplo, es la retención en su 'caja fuerte' de películas de otros estudios que han sido adquiridas por la compañía que, al mantenerlas fuera de la circulación o exclusivamente en su plataforma, está afectando a aquellas salas norteamericanas que se alimentaban casi exclusivamente de las reposiciones. No obstante, la demanda de Johansson se limita a asegurar, en el futuro, que los actores reciben su parte del pastel: lo más probable es que, si la actriz gana en los tribunales, los contratos de las estrellas de Hollywood se blinden y pasen a contemplar el modelo de streaming que, con sus ventajas y sus inconvenientes, parece haber llegado para quedarse.