22 de mayo de 2021. Palacio de Liria. Madrid. Una fecha para recordar y un lugar cargado de historia y arte. La boda de Carlos Fitz-James Stuart y Belén Corsini será recordada como una de las más imponentes de la era COVID-19. El día del enlace solo vimos a los invitados e invitadas y pudimos , aunque mereció la pena ver los looks de ellas, todos fabulosos. Ahora llegan las fotografías de la ceremonia, del antes y del después, y todas resultan especialmente atractivas, tanto por la pareja protagonista, como por sus trajes y sobre todo el entorno.
En las imágenes vemos a la novia caminar hacia el altar con su padre y padrino Juan Carlos Corsini, momentos de la ceremonia religiosa, el posado de la pareja ya convertida en marido y mujer, el posado con sus respectivas familias, el baile de los recién casados... El hijo pequeño del duque de Alba, Carlos Fitz-James Stuart, y Belén Corsini llevaban tres años saliendo juntos, y con su boda se entrelazan dos de las familias más poderosas del país: los Alba y los Corsini, aristocracia real y elite empresarial.
La novia lleva un vestido de la casa Navascués, un diseño de corte imperio con mangas abultadas y una original cola de tul plumetti bordado con florecillas. Ha llamado la atención la sencillez de su look y sobre todo la ausencia de joyas, y eso que el joyero de la Casa de Alba tiene piezas impresionantes. Carlos, conde de Osorno, lleva el uniforme de gala de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, una de las instituciones más antiguas y con más prestigio de la capital andaluza, el mismo que lució su padre en 1988, cuando se casó con Matilde Solís, que ha sido la madrina de su hijo y ha destacado con un vestido de Lorenzo Caprile.
La ceremonia, oficiada por el párroco Ignacio Sánchez-Dalp, amigo de la familia, comenzó pasada la una de la tarde y duró una hora. Debido a las restricciones sanitarias, el número de invitados ha sido limitado, lejos de los 300 que asistieron a la boda de su hermano Fernando Fitz-James con Sofía Palazuelo, celebrada en el mismo escenario en octubre de 2018. Los invitados comenzaron a llegar al Palacio de Liria en torno al mediodía: Jacobo Fitz-James Stuart, el conde de Siruela, asistió con Inka Martí, con quien se casó en segundas nupcias en 2004. Su hijo Jacobo, fruto de su anterior matrimonio, llegó con Asela Pérez Becerril y sus hijos.
Y más invitados: las cámaras también retrataron a Fernando Fitz-James y Sofía Palazuelo, a Brianda Fitz-James, prima del novio, o a Javier Martínez de Irujo e Inés Domecq, que llegaron en coche, al igual que Alfonso Díez, viudo de la duquesa de Alba. El gran ausente ha sido Cayetano Martínez de Irujo, que permanece hospitalizado por problemas intestinales, aunque sí ha estado su pareja, Bárbara Mirjan, con un vestido largo blanco con estampado floral negro, firmado por Jorge Vázquez.
Carlos Fitz-James Stuart y Solís, de 29 años, conde de Osorno, es hijo del duque de Alba y Matilde Solís, hija de los marqueses de la Motilla; Belén Corsini, de 32 años, es hija de Juan Carlos Corsini Muñoz de Rivera y de Mónica de Lacalle Rubio, miembros de 'La Tribu', como se conoce a su familia, una de las dinastías inmobiliarias más ricas del país (Corsán). Hasta ahora, esta joven pareja ha mantenido un perfil público bajo, ambos son muy celosos de su vida privada, no aparecen en eventos ni se prodigan en redes sociales.
Él, Carlos, estudió en Madrid Comercio Internacional en el College For International Studies, y después cursó un máster en Boston (EE.UU.). Ahora está al frente de la marca comercial Casa de Alba Fine Food. Ella, Belén, estudió Administración y Dirección de Empresas en Icade y en estos momentos trabaja en la explotación de las fincas y los negocios inmobiliarios de la familia.
En esta ocasión, y debido a la pandemia de COVID-19, la ceremonia se ha trasladado al exterior. Allí se han instalado los bancos de iglesia, de madera y terciopelo rojo, y para evitar el sol directo sobre los invitados se han instalado sombrillas. El convite se hizo bajo una carpa que se integró muy bien en los jardines del palacio gracias a los arreglos florales. "No he visto nada tan increíblemente espectacular y bonito como el trabajo que hicieron en Liria. Con esos árboles ficticios para tapar las columnas de la carpa y esas maravillosas flores silvestres como si fuera un jardín salvaje. ¡De no creer!, decía Eugenia Martínez de Irujo.
Eugenia acudió con su marido, Narcís Rebollo, y con su hija Cayetana. La duquesa de Montoro llevó un vestido de Jorge Vázquez, que también vistió a Barbara Mirjan, la novia de Cayetano Martínez de Irujo. La hija de Eugenia llevó un vestido de la diseñadora Teresa Helbig, un diseño de pasarela en azul y negro. Los tres posaron juntos en los jardines de la que es su casa, a pesar de ser un palacio abierto al público desde septiembre de 2019, un lugar único que alberga una colección de arte fabulosa que la Casa de Alba ha coleccionado a lo largo de seis siglos.