La historia de Billy Elliot es quizá una de las más inspiradoras y emotivas. Y la más conocida, aunque hay muchas más historias superación que está protagonizadas por gente anónima, héroes que están llamados a cambiar las cosas, a romper moldes e influir en los demás. Es el caso de Erik Cavanaugh. Hoy es una estrella de las redes sociales y sus vídeos arrasan en Tik Tok, Youtube e Instagram. Pero no siempre fue así. Con tan solo 16 años este joven de Pittsburgh decidió perseguir su sueño: bailar. Empezó a formarse y a crecer como artista, y cuando su ciudad natal se le quedó pequeña se fue, primero a Nueva York y después a Nashville. Consciente de que su peso iba a ser un obstáculo para tomar el camino que toman todos los que sueñan con bailar decidió buscar el suyo propio.
En 2016 lo seleccionaron para el casting del programa America's Got Talent de la NBC, un pequeño éxito. Erik publicó un vídeo de su prueba de tan solo 15 segundos y se obró el milagro. The New York Post se hizo eco de su actuación con este titular: "Mira los movimientos de este fornido bailarín de ballet".
Luego vinieron el Huffington Post y el programa Today y a la vez que salía en los medios de comunicación iba aumentando del número de seguidores. "Nunca soñé con ser un bailarín conocido. Tenía mi Instagram hacía solo un año, llegué muy tarde, la verdad. Pero me dieron esa oportunidad y decidí aprovecharla", contaba entonces.
No logró entrar en el talen show pero decidió seguir adelante con la ayuda de las redes sociales, publicando sus vídeos con el hashtag #DancersComeInAllSizes (los bailarines vienen en todos los tamaños). Pero no todo es de color de rosa y a veces Erik tiene que huir de la realidad, del insulto, del desprecio por no tener un cuerpo normativo o por ser homosexual.
"Hoy me muestro un poco más vulnerable. A veces me resulta difícil seguir creyendo en mí mismo y seguir esforzándome para ser mejor. Esto requiere mucho trabajo. El mundo no siempre es agradable y no siempre es acogedor. Siempre hay personas dispuestas a empujarte en el momento en que sientes que has encontrado el equilibrio. Siento mucha ansiedad cuando estoy rodeado de mucha gente porque siempre siento que todos me juzgan y me apartan", dice en uno de sus post. "Yo voy por mi propio camino, no por el de otra persona". Y añade, ¿por qué ser un caballo cuando puedes ser un unicornio? Y Erik muestra cómo baila, cómo se eleva en el aire, cómo gira, cómo se mueve con tacones y plataformas, cómo se contorsiona....
Su primera foto de Instagram la publicó en marzo de 2015 y 50 personas le dieron al 'Me gusta'. La última imagen que ha subido lleva ya más de 7 500 'likes'. Está a punto de cumplir 28 años y ya puede decir orgulloso que ha callado muchas bocas y que ha ido subiendo peldaños de la escalera de sus sueños. Pero no se olvida de los que son menos afortunados que él. Es un fervoroso activista que lucha contra el acoso y lanza potentes mensajes sobre la inclusión en el mundo del baile. Porque no todos tenemos el cuerpo de Alicia Alonso, pero sí hay mucha gente que ama bailar como ella lo hacía. "La diversidad corporal es, sin duda, mi mayor objetivo, pero no quiero quedarme ahí, porque aún queda mucho por hacer. Todavía hay muchas microagresiones en el mundo de la danza", dice. Y esa batalla también quiere ganarla.