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Viajando al subsuelo en búsqueda de los intraterrestres

Noticia   El Cazador de Cerebros  
  • Bajo tierra hay mucha más vida de la que los científicos esperaban: animales, raíces, hongos, bacterias

  • Estudiar los organismos que viven en el subsuelo nos permite entender si puede haber vida en otros planetas del Sistema Solar

  • El Cazador de Cerebros se emite a las 20:00 en La 2 | Emisión en Catalunya, 20:40h

GIULIO NIGRO
7 min.

En su novela “Viaje al centro de la Tierra” Julio Verne describe un mundo subterráneo con océanos poblados de monstruos prehistóricos y bosques de setas gigantes. Hoy en día sabemos que bajo tierra no hay rastro de estas criaturas imaginadas por el escritor en el siglo XIX, pero a cambio hemos descubierto una cantidad enorme de formas de vida muy diversas...y muy extrañas. Bacterias zombis que comen piedras y gusanos diablo que viven a alta temperatura son solo algunos de estos intraterrestres, y la gran mayoría queda todavía por descubrir.

Conocimos a los habitantes del subsuelo el pasado lunes en el episodio “La ciencia bajo nuestros pies” de El Cazador de Cerebros. El microbiólogo y experto en formas de vida extrema Felipe Gómez, del Centro de Astrobiología, nos hizo de guía en un increíble safari subterráneo!

Y, por si fuera poco, el 70% de las bacterias del planeta viven dentro de la corteza terrestre.

“Hace tan solo unos pocos años los científicos consideraban improbable que hubiera vida en las profundidades de la corteza terrestre, pero ya es evidente que es todo lo contrario” explica Gómez. En 2018 científicos del Deep Carbon Observatory, después de hacer perforaciones de varios kilómetros en cientos de sitios bajo los continentes y bajo el fondo marino, publicaron unos datos asombrosos. Por ejemplo: la masa de los seres que viven bajo tierra es 325 veces más pesada que la de todos los seres humanos juntos, ¡y el espacio que ocupan los microorganismos subterráneos es casi el doble del volumen de todos los océanos! Y, por si fuera poco, el 70% de las bacterias del planeta viven dentro de la corteza terrestre.

El investigador Felipe Gómez nos explica la vida en las profundidades del subsuelo

Una gran biodiversidad

En el viaje hacia el mundo oculto bajo nuestros pies la primera parada es el estrato más superficial y sutil de la corteza, el que pisamos todos los días y al que se dedica la rama de la ciencia llamada Edafología: el suelo. “Este estrato de tan solo unos pocos metros de espesor es importantísimo para nuestras vidas, porque permite la vida vegetal y por lo tanto la agricultura” explica el edafólogo y catedrático en la Universidad de Zaragoza Jesús Betrán.

Pero el suelo tal y como lo conocemos no podría existir sin un ingrediente fundamental, que no hay en otros cuerpos celestes como Marte o la Luna: la materia viva.  Animales como los topos, las hormigas y las lombrices desmenuzan y airean el suelo al excavar sus galerías. Las raíces de las plantas al crecer fragmentan la roca creando así nuevo suelo. Los hongos, a través de unos filamentos llamados micorrizas, ayudan a las raíces a encontrar agua y elementos y forman una red subterránea que conecta todos los árboles de un bosque, ¡el Wood Wide Web! Todo este conjunto de organismos con su actividad crea el suelo, del que depende la vida en superficie. Por esto es muy importante proteger el suelo y su biodiversidad.

En el programa entrevistamos al edafólogo Jesús Betrán

Vida extrema

Si nos aventuramos más abajo, en el subsuelo, el ambiente se hace mucho más hostil. ¿Cómo puede haber vida en el medio de la roca a cientos o hasta miles de metros de profundidad? “En el subsuelo hay pequeñas fracturas, creadas por los movimientos de las placas tectónicas. Estas fracturas son como carreteras por las que se insinúa el agua y donde se puede desarrollar la vida” nos explica Felipe Gómez. En las fracturas se encuentran enormes cantidades de bacterias de todo tipo, ¿pero de qué se alimentan? La respuesta es sorprendente: ¡de la mismísima roca! Se trata de microbios quimiolitotrofos, del griego “comepiedras”, que obtienen su energía oxidando los compuestos inorgánicos de las rocas.

la masa de los seres que viven bajo tierra es 325 veces más pesada que la de todos los seres humanos juntos

Debido a su dieta tan peculiar, estas bacterias tienen un metabolismo lento y crecen muy despacio. Algunas, las que se conocen como “bacterias zombis”, ¡pueden vivir millones de años! Parece increíble, ¡pero bajo tierra hay seres unicelulares que están vivos desde mucho antes que la especie humana diera sus primeros pasos!

En algunos sitios las comepiedras son capaces de moldear el paisaje en la superficie. Felipe Gómez estudió durante mucho tiempo las bacterias que viven bajo el suelo de los alrededores del Río Tinto, una zona que con su paisaje de rocas rojizas se parece mucho a la superficie de Marte. “En Río Tinto esta vida subterránea actúa como un gran biorreactor que crea el ambiente peculiar, casi marciano, que vemos allí, con estas rocas rojas cuyo color viene de los elementos que producen estos microbios cuando oxidan minerales como la pirita” nos cuenta el científico.

En las fracturas del subsuelo no se esconden solo microbios, también hay pequeños animales. Por ejemplo en una mina de Sudáfrica, a más de dos kilómetros de profundidad, se encontraron unos gusanos nematodos que miden unos pocos milímetros y se alimentan de bacterias. Allí abajo hace mucho más calor que en superficie, pero esto no supone ningún problema para estos seres adaptados a la vida extrema. No les bautizaron con el nombre de “gusanos diablo” por nada!

Si no tenemos ganas de excavar o perforar para buscar vida bajo tierra, podemos aprovechar unas ventanas naturales hacia el mundo subterráneo: las cuevas. En 2012 unos científicos descubrieron vida animal a varios kilómetros de profundidad en una cueva de Georgia: unos seres parecidos a los insectos que pertenecen al orden de los colémbolos, y que al haber evolucionado en la oscuridad total no tienen ojos.

a más de dos kilómetros de profundidad, se encontraron unos gusanos nematodos que miden unos pocos milímetros y se alimentan de bacterias

Sin embargo, algunas cuevas tienen condiciones ambientales tan extremas que hacen que lo pensemos dos veces antes de explorarlas. Por ejemplo la Sima del Vapor en Alhama de Murcia, una de las cuevas más radiactivas del mundo. Los pocos científicos que se atrevieron a entrar en este lugar tan inhóspito descubrieron algo inesperado y único: en los sedimentos de la cueva viven unos extraños microbios, nunca antes descritos por la ciencia, que se alimentan de los gases de efecto invernadero que suben desde una falla tectónica en las profundidades de la Tierra.

En este capítulo Pere Estupinyà se adentra en una de las cuevas más radioactivas del mundo

En busca del origen de la vida

De momento la máxima profundidad a la que los científicos han encontrado bacterias es de cinco kilómetros bajo tierra, pero podría haber vida incluso más abajo. Habiendo tantas formas de vida en el subsuelo y tan diversas, ¿podría el propio origen de la vida haber sido dentro de la corteza terrestre? Según Felipe Gómez, esto es un dilema que queda todavía por resolver. “Se originó en un único sitio en la superficie y luego se propagó por todos lados, también hacia abajo? O al contrario se originó de forma independiente en muchos sitios distintos bajo tierra, y en algunos casos migró hacia arriba? En el segundo caso, a nivel filosófico no podríamos excluir que bajo nuestros pies se escondan biosferas subterráneas paralelas a la nuestra, totalmente aisladas de la superficie y con características distintas a las de la vida tal y como la conocemos” afirma.

El hecho de que haya tantos seres vivos prosperando en las condiciones extremas del subsuelo permite también hipotetizar la existencia de vida en la corteza de otros planetas del Sistema Solar. ¿Encontraremos algún día en el subsuelo de Marte algo parecido a las bacterias zombis comepiedras?

Pere Estupinyà saliendo a la superficie tras explorar una cueva radioactiva

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