Andalucía tiene un imaginario propio que desde hace años toma fuerza en la industria del cine. Con el Festival de Málaga como canalizador de ese potencial audiovisual y con la reciente creación de la Academia de Cine de Andalucía, cada vez son más los relatos que, orgullosos de su acento, ponen el foco en su historia y en sus gentes. Directores de renombre como el sevillano Alberto Rodríguez (La isla mínima, 2014), el almeriense Manuel Martín Cuenca (El autor, 2017) o el lebrijano Benito Zambrano (Intemperie, 2019) han ayudado a que el cine andaluz -y también el español- trasciendan a nivel internacional.
El cambio de tendencia ,que ha continuado en las últimas décadas, tuvo lugar a finales de los años noventa con el estreno de la película Solas (1999), la ópera prima de Zambrano que elevó el cine hecho en Andalucía. Hasta entonces, en el cine, el imaginario de lo andaluz había sido contado en gran medida desde fuera y con una mirada llena de prejuicios. En Solas eso cambia y prácticamente todo el equipo es andaluz.
Además del director y las actrices protagonistas (María Galiana y Ana Fernández), el resto de los profesionales artístico y técnicos de la película estaba formado por andaluces. Algo infrecuente, por no decir insólito, hasta entonces. Entre ellos el malagueño Antonio Meliveo que compuso la banda sonora; la cordobesa Lala Obrero se encargó de la dirección artística; la fotografía, responsabilidad del malagueño Tote Trenas; la sevillana Paca Almenara era la jefa de maquillaje y otros dos sevillanos, Jorge Marín y Daniel de Zayas, integraban el equipo de sonido.
El acento andaluz sin tópicos
Sin necesidad de tocar palmas, ni pasearse por el Patio de los Naranjos, Solas desprende una inequívoca identidad andaluza. Con el acento y la representación popular de dos mujeres sevillanas. Ganadora de 5 premios Goya en 1999, la película de Zambrano también rompia esquemas con su enfoque. La historia de empoderamiento de sus protagonistas que se revelan contra el maltrato machista y la sumisión, una postura que aún no estaba tan respaldada en aquella época. En la recuperación y apropiación del relato andaluz fue también clave la figura del productor cordobés Antonio Pérez, fundador de la primera productora de Andalucía, Maestranza Films. Bajo su sello se rodaron cintas como Solas o el biopic Belmonte (1994), la producción española más cara hasta esa fecha. El camino lo allanaron, algunos años antes, directores como Pilar Távora, Pancho Bautista, Víctor Barrera o Gónzalo García Pelayo que durante los primeros años de la Transición en España intentaron crear un cine lejos del tópico folclórico que había potenciado con prejuicios el franquismo.
Más allá de la “andaluzada”
Manuela (1976) fue la primera película que se hizo siguiendo esas premisas. Debut en largo de García Pelayo, el film está inspirado en la novela homónima de Manuel Halcón. Una historia de señoritos y abusos de poder en el que el cineasta defiende la personalidad y la cultura andaluza alejada de clichés. Sobre todo ello charlan los directores Gónzalo García Pelayo y Benito Zambrano en el nuevo coloquio sobre el cine andaluz de Historia de nuestro cine. El programa presentado por Elena Sánchez se emite todos los viernes a lass 22.00h con sesión doble. Disfruta ya de las películas Solas y Manuela que ya pueden verse en A la Carta.