En su última semana de emisión, Dos Vidas viene cargada de emoción. En África, Francisco (Sebastián Haro) comunica a su familia la terrible decisión de abandonar todos Río Muni por la deuda contraída con Ventura (Iago García), pero ni Carmen (Amparo Piñero) ni Patricia (Silvia Acosta) están dispuestas a rendirse fácilmente. Y en Madrid, Julia acepta el dinero que le ofrece su madre para arrancar el taller, a pesar de las duras condiciones.
Nos quedamos en África
Cuando parece que por fin puede haber paz para los Villanueva, tras la revuelta lógica por la muerte de Dayo, todo vuelve a saltar por los aires: deben de huir de Río Muni para librarse de las represalias de Ventura por el impago de la deuda que contrajo Francisco. Pero lejos de rendirse, Patricia y Carmen buscan la forma de conseguir el dinero necesario para tranquilizar al Vélez de Guevara.
Patricia no duda en recurrir a su padre, con el que hace años que no se lleva, desde que se quedó embarazada de Ángel (Iván Lapadula). Pero el Coronel Godoy humilla a su hija y la desprecia… ¡Ahora entendemos mejor ese carácter duro de Patricia! Y Carmen, tras ver a Kiros (Iván Mendes) tallar con mimo una caja da con una clave que puede salvar la serrería: ¡la venta de muebles artesanales!
La mujer independiente
Julia (Laura Ledesma) decide aceptar las abusivas condiciones de Diana (Cristina de Inza) para poder abrir por fin el taller que antaño perteneció a Carmen. Ahora arranca una carrera contrarreloj para sacar a flote el negocio, porque si algo sabemos de Diana es que hará volver a Julia a Madrid si fracasa…
Pero ojalá el dinero fuera el único de sus problemas. Las viejas máquinas de Carmen no arrancan. Sergio (Miguel Brocca) accede solícito a arreglarlas… Aunque no podemos dejar de pensar que se trata de otra artimaña más para reconquistar a Julia.
Ser felices juntos
Todos los periódicos de Río Muni hicieron eco de la brutal paliza que recibió Miguel, el librero que provee de material la pequeña librería de Inés (Bárbara Oteiza). Y ella sabe perfectamente quién está detrás de la paliza: su marido. Por eso toma la única decisión sensata en esa situación: escapar con Ángel lejos de allí.
Pobre Ribero
A ninguno se nos olvida el beso que María le dio a Cloe aquella noche que quedaron para ver una película, y ya la semana pasada vimos cómo ambas amigas se separaban. Pero esta semana le salpica a Ribero, que se da cuenta de que su relación con Cloe cojea y, a pesar de quererla, quizás lo mejor para los dos sea romper.
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