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Coronavirus

El largo y triunfante camino de las vacunas

Análisis   El Método  
  • Las vacunas son consideradas la innovación que más vidas ha salvado en la historia

  • Actualmente al menos 28 enfermedades humanas contra las que disponemos de vacunas eficaces

  • Con la llegada de la COVID-19, el mundo está esperando un gran avance científico que permita volver a la normalidad

  • Nükhet Varlik, historiadora: "La mayoría de las enfermedades infecciosas llegaron para quedarse”

  • Mapa de los brotes en España | Mapa de la nueva normalidad | Qué se sabe de la vacuna

FEDERICO KUKSO
8 min.
  • Federico Kukso es periodista científico. Se especializó en historia de la ciencia y en STS (science and technology studies) en la Universidad de Harvard. Es miembro de la comisión directiva de la World Federation of Science Journalists
  • El Método es un programa de divulgación científica en torno al coronavirus
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El 12 de abril de 1955 el mundo se despertó con una buena noticia: “La vacuna de Salk funciona” exclamaban las portadas de los diarios. “La polio es conquistada”. Tras ocho años de investigaciones, el virólogo estadounidense Jonas Salk había conseguido demostrar que su vacuna contra la poliomielitis era eficaz y protegía a las personas de desarrollar esta enfermedad que dejaba paralizados a miles de niños y niñas y los condenaba a pasar el resto de sus días unidos a un respirador o “pulmón de acero”.

Fue el principio del fin de estos brotes epidémicos y un punto de inflexión en el siglo XX. En 1994, la polio se eliminó en las Américas.En la actualidad, grosso modo, solo quedan tres países, Afganistán, Pakistán y Nigeria, donde el poliovirus sigue siendo endémico.

Historia de las vacunas GETTY

Desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el brote de coronavirus como una pandemia el 11 de marzo pasado, todos estamos aguardando portadas similares a las de 1955, pero referidas al coronavirus. La declaración de que una vacuna ha demostrado ser segura y eficaz, sin embargo, no será el final de la pandemia, ni una solución milagrosa ni inmediata. Será más bien el comienzo de una nueva etapa: producir y distribuir miles de millones de dosis de una o varias vacunas será el mayor desafío en toda la historia de la industria farmacéutica.

Nunca antes en la historia se ha logrado un progreso tan rápido: en estos momentos, hay 11 vacunas experimentales en la fase final de desarrollo. Y se espera saber si alguna funciona en las próximas semanas o meses. Las esperanzas son altas, pero incluso si varias vacunas resultan efectivas, llevará años para que aterricen en los brazos de todas las personas del mundo.

Escudos contra el horror

Aunque muchos lo ignoren, ningún avance médico ha tenido tanto impacto como las vacunas. Nos hemos olvidado cuán devastadoras han sido muchas enfermedades hasta tiempos muy recientes: difteria, rabia, fiebre tifoidea, cólera, polio, tétanos, tos ferina y docenas de otras enfermedades infecciosas son ahora recuerdos lejanos para la gran mayoría de la población. La OMS estima que la vacunación previene de 2 a 3 millones de muertes cada año, y que han contribuido a reducir la mortalidad infantil en más de la mitad desde 1990.

En total, hay actualmente al menos 28 enfermedades humanas contra las que disponemos de vacunas eficaces. El gran impulso lo dio en 1796 un hombre llamado Edward Jenner.

Edward Jenner. GETTY

Por entonces, este médico inglés le inyectó a su propio hijo de ocho años una pequeña muestra de pus extraído de una llaga de viruela de vaca de una joven lechera. Más adelante, trató infructuosamente de infectarle en repetidas ocasiones con viruela, una infección que no distinguía entre sexos, edades o clase social y cubría la piel, la boca y los ojos con dolorosas pústulas, provocaba fiebres altas y dolores de cabeza y mataba hasta al 30% de sus víctimas. Solo en Europa en el siglo XVIII acabó con 60 millones de personas.

Para sorpresa de Jenner, el arriesgado tratamiento le había otorgado al niño inmunidad. Este experimento -que se consideraría hoy éticamente reprochable- marcó el comienzo de la vacunación, una práctica que recibe su nombre del término latino de vaca (“vacca”). “Las naciones del futuro sólo sabrán por la historia que la repugnante viruela ha existido y por ti ha sido extirpada”, le escribió Thomas Jefferson en una carta en 1806.

Historia de las vacunas

Si bien no faltaron las resistencias -expresadas en caricaturas como una de 1802 en la que se promovía la idea de que la inmunización contra la viruela haría que sus receptores adquirieran características bovinas-, muchos países europeos adoptaron rápidamente esta práctica.

Al enterarse del descubrimiento de Jenner, el rey español Carlos IV ordenó iniciar una exitosa campaña nacional. La tragedia ya lo había tocado personalmente: su hija, María Teresa, había muerto de viruela el 2 de noviembre de 1794 a la edad de cinco años.

España, de hecho, encabezó la distribución mundial de la vacuna contra la viruela: lanzada en 1803, la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, también conocida como Expedición Balmis -llamada así por su líder, el médico Francisco Javier de Balmis, médico personal del rey-, recorrió el mundo con la misión de vacunar a cientos de miles de personas en las colonias de América del Sur y América Central, así como en posesiones españolas en Filipinas y China.

Carlos IV ordenó en España iniciar una exitosa campaña de vacunación nacional contra la viruela. GETTY

Un siglo y medio después de la primera misión humanitaria de la historia, la OMS se propuso erradicar la viruela para siempre del planeta. Para 1960, los últimos casos notificados de viruela se registraron en Bolivia, Chile, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela, seguidos por Colombia, Ecuador y Argentina.

Un joven cocinero somalí llamado Ali Maaow Malin fue la última persona en desarrollar viruela en 1977. La enfermedad fue declarada oficialmente erradicada en 1980. Se trató de la primera infección combatida a escala mundial.

“El coste total del programa a lo largo de esos diez años fue del orden de 312 millones de dólares, quizás de 32 centavos por persona en los países infectados", calculó el economista Charles Kenny en Getting Better. “El programa de erradicación costó aproximadamente lo mismo que producir cinco grandes éxitos de taquilla recientes de Hollywood”.

Cómo sofocar una pandemia

Las vacunas son consideradas la innovación que más vidas ha salvado en la historia. Un siglo después de los experimentos de Jenner apareció la segunda: en 1881, el francés Louis Pasteur desarrolló una vacuna exitosa contra el ántrax. Y en 1885, la tercera: el ya por entonces famoso bacteriólogo le salvó la vida de un niño de nueve años después de que fuera mordido por un perro rabioso, al inyectarle una forma debilitada del virus. Joseph Meister nunca desarrolló rabia y el tratamiento fue anunciado como un éxito.

Para la misma época, el médico español Jaume Ferran i Clua, logró una vacuna contra el cólera. Y en 1890, el alemán Emil von Behring, desarrolló otra para prevenir el tétanos que le salvaría luego la vida a miles de soldados ingleses.

Desde entonces, década tras década, antiguas enfermedades fueron conquistadas con nuevas vacunas: fiebre tifoidea (1896); tuberculosis (1906); difteria (1923); tos ferina (1926); fiebre amarilla (1932); gripe (1937); poliomielitis (1952); sarampión (1963); paperas (1967); rubéola (1969); varicela (1974); neumococo (1977); meningitis (1978); hepatitis b (1981); virus del papiloma humano (2006); ébola (2019).

Combatir la desconfianza de la sociedad y la desinformación

Antes de que se introdujera una vacuna contra el sarampión en 1963, se estima que esta enfermedad causaba 2,6 millones de muertes cada año. En 1971, Maurice Hilleman, del Instituto Merck de Investigación Terapéutica, desarrolló una vacuna combinada que proporcionaría inmunidad para el sarampión, las paperas y la rubéola. Hoy el 86 % de la población mundial está inmunizada. La cantidad de personas que mueren por sarampión se ha reducido drásticamente: en 2017 hubo 95000 defunciones, de las cuales la gran mayoría (87 %) fueron niños menores de 5 años.

Actualmente, el 86 % de la población mundial está inmunizada para el sarampión, las paperas y la rubéola. GETTY

Estos números muestran que contar con una vacuna segura y efectiva no conduce directamente a la erradicación de una enfermedad. Se requieren campañas sostenidas de vacunación con amplia cobertura, incentivos para la producción de dosis así como estrategias de comunicación para combatir la desconfianza de la sociedad y la desinformación.

Es muy probable que el coronavirus nunca desaparezca del todo

En el caso de la pandemia de COVID-19, el mundo está esperando un gran avance científico que permita volver a la normalidad perdida. Para sofocar la crisis sanitaria, las empresas deberán fabricar miles de millones de vacunas a un precio asequible. Y distribuirlas. Entonces, las personas deberán aceptarlas: sin altos niveles de vacunación el virus aún seguirá propagándose.

Los contagios por coronavirus declarados en todo el mundo superan los 45 millones.

Incluso con una vacuna eficaz, es muy probable que el coronavirus nunca desaparezca del todo. Es posible que se vuelva endémico. Es decir, mientras se frenan los brotes en ciertas partes del planeta, en otras regiones podrían persistir las infecciones y volver año tras año como la gripe estacional.

“Ya sean bacterianos, virales o parasitarios, prácticamente todos los patógenos de enfermedades que han afectado a las personas durante los últimos miles de años todavía están con nosotros, porque es casi imposible erradicarlos por completo", indica la historiadora turca Nükhet Varlik de la Universidad de Carolina del Sur, Estados Unidos. “Una vez agregadas al repertorio de patógenos que afectan a las sociedades humanas, la mayoría de las enfermedades infecciosas llegaron para quedarse”.

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