Es imposible pensar en la familia real británica y no acordarse de las últimas bodas reales celebradas, por eso en el último documental de Lazos de sangre han hecho un repaso a las tres grandes bodas que han tenido lugar en el último siglo.
Una boda de cuento de hadas
La boda del príncipe Carlos con Diana Spencer ocupó las portadas de todos los periódicos y revistas del mundo, ¡y no nos extraña! El 29 de julio de 1981 Diana recorría las calles de Londres hasta la Catedral de San Pablo donde le esperaba su príncipe. El vestido que llevaba ocupaba casi por completo el carro que la llevaba hasta la Catedral. Un vestido recargado con una cola de más de metro y medio, un velo bastante voluminoso y una lazo azul en su cintura para desearle buena suerte.
Una boda de cuento de hadas, la que querría cualquier niña con carrozas de caballos y un precioso vestido. Así fue para Diana que acudía feliz a casarse con Carlos, a pesar de ser un matrimonio algo forzado, ya que Carlos en realidad quería casarse con su amante, Camila Parker Bowles. Los novios aquel día iniciaron una nueva tradición: besarse en el balcón del Palacio de Buckingham.
Un enlace lleno de homenajes a Lady Di
Los novios eran amigos desde la universidad y habían tardado nueve años en llegar hasta el altar, pero la boda mereció la pena la espera. Se celebró también un 29, esta vez de abril y en 2011. Eligieron la abadía de Westminster y está considera como una de las bodas más caras de la monarquía inglesa, se gastaron cerca de 25 millones de dólares en la celebración.
El vestido de novia de Kate figura entre los más bonitos de las novias de la realeza, un vestido de Sarah Brutun que completaba con una tiara de Cartier que le había prestado la reina Isabel II. El vestido también llevaba cosido un lazo azul en señal de buena suerte, como el que había llevado su suegra, la princesa Diana.
Los novios eligieron como himno la misma canción que cerró el funeral de Lady Di, Guide me, o thou great redeemer. E incluso tuvieron el detalle de pensar en las organizaciones caritativas con las que Diana se comprometió en vida e invitó a sus dirigentes y pidió que quienes quisieran hacer un regalo a la pareja, hicieran un donativo a dichas causas.
Una boda con toques de modernidad
La boda entre Harry y Meghan Markle fue una de las más esperadas por el pueblo inglés, el hijo perdido de Lady Di y el príncipe Carlos por fin sentaba la cabeza. El enlace tuvo lugar en la Capilla de San Jorge el 19 de mayo de 2018, y en ella se reunieron miembros de la realeza y reconocidas personalidades de Hollywood.
El diseño del vestido fue obra de Clare Waight Keller, directora creativa de la firma Givenchy. Fue un vestido sencillo, de seda, con manga francesa y esconte barco. Además, al vestido se le incorporó un trozo del vestido azul que Meghan llevó en su primera cita con Harry. Uno de los elementos más comentados de aquel look fue el velo de 5 metros que incluía un bordado de las flores de todos los países de la Commonwealth.
Meghan entró sola en la capilla y recorrió los primeros metros así hasta llegar al príncipe Carlos que la acompañó el resto del camino hasta el altar. La duquesa de Sussex no quiso tener dama de honor y prefirió ir únicamente acompañada de un cortejo formado por niños.