En poco tiempo Jaime Álvarez, director creativo de Mans, ha logrado el respeto y aplauso de la prensa especializada y hacerse un hueco en la moda española. Ahora lo intenta en París. "Es la cuna de la moda, lo fuer en el pasado y lo será siempre", dice. Coincidiendo con la semana de la moda francesa ha lanzado su nueva colección aunque no de la forma que deseaba hacerlo. "Me hubiese gustado hacer un desfile pero hacerlo bien, a lo grande, como el anterior", comenta sobre el que organizó en enero de 2020 que dejó a todos los asistentes con la boca abierta. "No soy muy consciente de la repercusión que tuvo ni de las críticas pero sí me siento orgulloso de lo conseguido, es la recompensa al trabajo".
Un trabajo que ha ido evolucionando en estos años, temporada tras temporada, saltando de Barcelona a Madrid. Mans ha crecido ganando en perfección, alcanzando un nivel tan potente como para estar en el calendario oficial de París junto a Dior o Louis Vuitton. A la capital francesa llevará la nueva colección en septiembre y en ese mismo mes sabrá si ha ganado o no el prestigioso premio Who´s On Next que organiza la revista Vogue. Sería un estupendo empujón para lograr sus sueños. El nuestro es poder lucir su nueva colección, con la que pega un giro asombroso con respecto a la anterior para adentrarse en un universo onírico con aromas nostálgicos, a veces un tanto inquietante.
Las prendas tienen una fuerte carga estética, juntas y por separado, y desprenden sensualidad y un aire hedonista que las hace tremendamente atractivas. Para esta colección Álvarez se ha inspirado en la obra Slim Aarons, el célebre fotógrafo norteamericano que retrató a las estrellas de Hollywood e inspiró a Alfred Hitchcock para hacer La Ventana Indiscreta. "Es un referente del glamur de la época de posguerra y me gusta especialmente su estilo multicultural, la forma en la que mezclaba diferentes mundos, desde la vida alegre de Palm Spring al exotismo de Marruecos o Egipto". Y eso es lo que hace ahora Jaime, mezclar: colores, estampados, tejidos...
Hay en la nueva colección un gusto por celebrar la belleza y el culto al cuerpo. Se aprecia en los patrones que se ajustan al cuerpo o lo desnudan. Y en los estampados hechos a mano que destacan por su osadía. "Son una visualización de esos cuerpos perfectos de chicos guapos y apolíneos que Slim Aarons atrapaba con su cámara". Linos y gasas aportan ese toque veraniego a la colección que juega a contrastar cuadros y rayas, rojos y negros, camisetas de tirantes y abrigos. Las chaquetas se cruzan para abotonarse, una seña de la casa, y el bajo de los pantalones trepa por la pierna, desciende hasta el suelo o se queda debajo de la rodilla.
El color varía de intensidad y Jaime utiliza distintos tonos de un mismo color, desde los suaves a los más vibrantes. Amarillos, verdes, morados y naranjas tiñen de frescura prendas que revisan el estilo retro -ojo, no el vintage-, revisando la estética de los setenta con talento y savoir faire. Una propuesta atrevida que al verla en fotos (consecuencias de la pandemia de COVID-19) tiene un marcado aire pictórico, manierista, elegantemente extravagante y con un punto decadente que la hace irresistible. Y hay que destacar la colaboración con la casa Tolentino para los sombreros y tocados. El conjunto es una obra hermosa que se aleja del feísmo y la vulgaridad chandalera que recorre las pasarelas y calles.
"La recepción ha sido muy buena, todos los que la han visto la quieren", dice contento. Y optimista. "Las cosas van bien ya que los pedidos se van animando, aunque la mayoría son de fuera. Tengo pedidos de Iraq, México, Nueva Zelanda, Japón, Alemania... pero muy pocos de España". Una fotografía agridulce que define la situación por la que atraviesa el sector. Por eso es tan importante salir fuera y estar en París como hacen Palomo Spain y Oteyza. Son el tridente con el que la moda masculina de España quiere conquistar la capital francesa.