José Bono no siempre quiso ser político, de hecho fueron varios los oficios que tuvo en mente hasta decidirse. Lo que estaba claro es que triunfaría en todo aquello que se propusiera, su tenacidad y su perseverancia solo presagiaban victorias. Quién diría, viendo a los cuatro hijos de José Bono, que primero quiso ser cura.
Su deseo de ser sacerdote
Bono antes que nada quiso ser sacerdote. Por muy extraño que parezca, él tenía claro su compromiso con la religión. Había estudiado en el Colegio Inmaculada Jesuitas Alicante y desde entonces su vida había quedado ligada a la religión.
Tenía un firme deseo de continuar su camino en esa dirección, pero la temprana muerte de su madre le impedía dejar solo a su padre. “Era un tragedia como hijo único decirle a mi padre que me voy a ir a noviciado de los Jesuitas y él va a quedar mucho más solo”, fue ahí cuando se dio cuenta de que tenía que dejarlo.
La matanza de Atocha episodio clave en su carrera
La religión fue fundamental para llegar a la política, él mismo nos explica en el documental de Lazos de sangre que “llegó a la política por la religión”, pero si hay un hecho que le marcó y le hizo decidirse por la política, fue sin duda la Matanza de Atocha.
Bono había empezado a ejercer como abogado en el despacho de Enrique Tierno Galván, es en esos momentos cuando decide asumir la defensa de la acusación popular en el fatídico atentado.
Entre los fallecidos de aquel día se encontraba Luis Javier Benavides Orgaz, amigo de Bono. Tuvo que ir al depósito a reconocerle junto a sus hermanos, algo que recuerda emocionado y reconoce que le marcó, ya que pudo ver su cuerpo desnudo y con las heridas de los balazos. Desde aquel momento decidió luchar por la libertad y la igualdad.
Salobre, aprendizaje de vida
Su pueblo, Salobre, siempre estuvo presente en su vida. Las enseñanzas de la vida que aprendió en aquellos años de juventud le hicieron una persona más consciente del pueblo. Era capaz de ver las necesidades más olvidadas y de conocer aquellos puntos más débiles de cerca. Sus orígenes siempre han estado presentes en su vida, algo que bien saben sus hijos, que han aprendido a valorar los pequeños detalles de Salobre gracias a su padre.