La madre de los niños asesinados en Godella (Valencia) ha sufrido una crisis en el centro penitenciario de Picassent. Tuvo lugar ayer a las tres de la tarde cuando mostró una actitud agresiva y agredió a una funcionaria. La reclusa lanzó varias patadas al aire e intentó arañar y morder a una de las empleadas.
El episodio ha tenido lugar el mismo día en el que había convocada una protesta nivel nacional por la agresión que sufría este martes otro funcionario en la prisión madrileña de Soto del Real. El trabajador recibió cuatro puñaladas en la espalda por parte de un interno. Con este último episodio de Picassent los trabajadores penitenciarios han vuelto a denunciar la falta de personal y recursos en sus centros de trabajo.
"Lo que está sucediendo es algo muy grave", asegura una funcionaria del centro penitenciario de Picassent cuando le preguntan por María, la madre de los niños de Godella. "Cree que hay una secta de la que también formamos parte nosotros. Cuando los servicios médicos la iban a pinchar decía que no la envenenáramos", asegura recalcando al mismo tiempo que la mujer tiene un importante delirio.
La trabajadora, cuya identidad no ha sido desvelada, también ha tenido palabras para referise a Gabriel, el padre de los menores. "Tiene una frialdad en la que no habla con nadie. Su comportamiento tampoco es el de una persona que acaba de perder a sus dos hijos", asegura. María y Gabriel se encuentran en la misma prisión aunque en módulos separados. A ambos se les ha aplicado el protocolo antisuicidio y están acompañados las 24 del día por un preso de confianza.
El capítulo violento de Picassent también se ha producido de manera paralela a un nuevo avance de la Guardia Civil en la investigación del caso. Los agentes del Instituto Armado han entrado en la vivienda en la que vivía la familia y se ha llevado varios objetos para cotejar si en ellos se encuentra algún rastro de sangre.