Con 23 años, Lola tiene la experiencia de una mujer de 40. Señorita por fuera, capaz de parecer exquisita en su formación, es una pobre chica cuya belleza le ayuda a ganarse la vida.
No se fía de los hombres… pero adora a Armando, padrino de Víctor. Porque lucha por ellas en una sociedad que prefiere mirar hacia otra parte hasta cuando son asesinadas. Cuando conoce a Víctor se cree que es un hombre más… que puede jugar con él.
Físicamente, despierta el deseo de los hombres y la envidia de las mujeres. Y lo hace con la frescura de su juventud, no con excesivo maquillaje.