Lola Herrera vuelve a Valladolid, la ciudad que la vio nacer en 1935. La actriz se crió en las Delicias, un barrio que se desarrolló con la llegada del ferrocarril a la ciudad. El padre de Lola trabajaba en los talleres de la RENFE y allí comienza la viajera su recorrido por los lugares más importantes de su pasado.
Eugenio es el mayor de los tres hermanos de Lola y la acompaña durante la visita a su antiguo barrio. Vivieron juntos en el número 4 de la calle Arca Real, un lugar que ha cambiado mucho pero que aún conserva el Convento de las Hermanas de la Cruz donde Lola estudió. Mientras pasean, vecinos como Pili Martín tienen la oportunidad de saludar a una vieja amiga por primera vez en muchos años. Lola también se reencuentra en la plaza que lleva su nombre con Antonio, el primo con el cantaba cuando era una niña.
El primer novio
Lola Herrera se reencuentra con César Menéndez, su primer novio, después de 20 años en el Campo Grande, el parque donde se conocieron y se dieron su primer beso. Juntos recuerdan cómo fue su relación en el Valladolid de los años 50.
Los comienzos profesionales de Lola Herrera fueron en Radio Valladolid, allí se dirige para recordar aquellos tiempos en los que se ganaba la vida poniendo discos y haciendo programas infantiles. Después de muchos años vuelve a compartir cabina de radio con Lorenzo Martínez, uno de los locutores de aquella época.
Los recuerdos les llevan hasta el Teatro Carrión, lugar donde se organizaban concursos musicales radiados como "Arte hacia la fama". Con tan solo 12 años, Lola ganó el certamen imitando a la cantante mexicana Irma Vila. En un lugar tan especial, la actriz recibe por sorpresa la visita de un amigo muy especial, Carlos López de la Rica. Se conocieron cuando él apenas era un niño que se pasaba el día metido en la radio y con los años se formó como jesuita. Carlos ha ayudado a Lola en momentos muy importantes de su vida.
Reencuentro con los amigos
Lola Herrera recorre la calle Santiago con Pili Macho, su mejor amiga de la adolescencia. Juntas recuerdan lo que sufrieron por amor y vuelven a visitar el mirador desde el que espiaban a los chicos. Formaban parte de una pandilla de amigos que disfrutaba en los guateques de aquellos años. Algunos de estos amigos vuelven a encontrarse con Lola durante este recorrido. Alfredo Lahuerta espera a las chicas en el barco que recorre el Pisuerga, como cuando eran jóvenes.
En el restaurante de la Criolla la pandilla se completa con la presencia de José Freire, conocido por sus amigos como El Chiva. La Criolla ha dedicado un comedor a la actriz y Lola mantiene una bonita amistad con Paco, el gran cocinero del local. Con ganas de volver a reunirse pronto, Lola se marcha con su hermano Eugenio. Su tren está a punto de partir... como aquel día que dejó Valladolid para ser actriz.