Josefina Molina, directora de algunas de las series más emblemáticas de TVE, como "El camino" o "Teresa de Jesús", recibió el encargo, a finales de los 90, de trasladar a la pequeña pantalla la Valencia rural que retrató Vicente Blasco Ibáñez en su novela "Entre naranjos".
Para el gran público, "Entre naranjos" no es de las novelas más famosas de Blasco Ibáñez, pero Hollywood no tardó en llevar esta historia a la gran pantalla bajo el nombre de "El torrente", un filme estrenado en 1926 y que, como curiosidad, fue la primera película americana en la que trabajó Greta Garbo. El paisaje valenciano
Sin embargo, aquella primera película no conseguió captar la belleza del paisaje valenciano que tan bien retrataron Sorolla, a través de sus cuadros, y Blasco Ibáñez, a través de sus novelas. Por ello, no fue una empresa fácil para Josefina Molina y Jesús Martínez de León la adaptación de esta historia que refleja el abuso de poder de las clases políticas, la lucha entre una clase social conservadora que rechaza el progreso y el dilema de un hombre que tiene que escoger entre honrar la tradición familiar o buscar su propio destino junto a la mujer que ama.
Ambientada a finales del siglo XIX, "Entre naranjos" narra la historia de Rafael Brull (Toni Cantó), el único hijo de la familia más poderosa de Alcira (Valencia). Tras la muerte de su padre, Rafael decide hacerse cargo del negocio familiar -el cultivo y distribución de naranjas-, además de continuar la carrera política de su padre. A pesar de su éxito como hombre de negocios y político, lo único que le hace feliz a Rafael es estar junto a su idealizada Leonora (Nina Agustí), una enigmática y enérgica cantante de ópera que ha regresado al pueblo en el que nació para cerrar heridas del pasado.
Una superproducción televisiva
"Entre naranjos" es una de las grandes superproducciones de TVE, y muestra de ello son los más de 50 actores que participaron en ella, entre los que destacan grandes nombres de la escena española, como Toni Cantó, Mercedes Sampietro, Neus Asensi y José Manuel Cervino. También destaca la presencia de Nina Agustí, quien, a pesar de su larga trayectoria musical, en esta ocasión una doble se encarga de interpretar los fragmentos de óperas que Leonora le canta a Rafael Brull en sus tardes de amor.
El rodaje duró algo más de 16 semanas y tuvo lugar en más de 100 localizaciones distintas. Uno de los principales objetivos de Josefina Molina era no alejarse de la atmósfera de Levante que tan acertadamente refleja la novela, pero se econtraron con que el problema de que la actual Alzira ya no tenía nada que ver con la que describiera Blasco Ibáñez, por lo que fue imposible rodar allí y se optó por pueblos cercanos que aún conservaban esa atmósfera del pasado.
Tras esta serie hay también un profundo trabajo de documentación, sobre todo para estudiar la indumentaria de la gente de la época y la vida de aquellas familias de nuevos ricos que conocieron el poder gracias a la exportación de naranjas.