Lotería de Navidad 2019

"Hijo, tú que vives en Madrid, tráeme un décimo de Doña Manolita"

  • Un encargo habitual, un poco de suerte y un desenlace inesperado con la ilusión del sorteo de Navidad

  • Busca tu número favorito para la Lotería de Navidad y sabrás dónde comprarlo

CRISTINA PÉREZ
3 min.

"Hijo, tú que vives en Madrid, tráeme un décimo de Doña Manolita". Esta es una petición recurrente en muchas familias que tienen a sus hijos desplazados en la capital. Un padre o una madre que instan a su vástago a peregrinar hasta la administración de Lotería más famosa de España para comprar un número de la Lotería de Navidad.

Ante el encargo, muchos se arman de paciencia, otros escurren el bulto y algunos optan por comprar un décimo para el sorteo del 22 de diciembre en otro despacho de lotería del centro de Madrid. Esta última opción solo sirve para padres poco avisados o con mala vista que no se molestan en dar la vuelta al boleto y comprobar que, en efecto, se trata de un billete de la legendaria administración de la calle del Carmen.

Reverso de un décimo genuino de Doña Manolita. RTVE.es

El protagonista de esta historia no llevaba el móvil encima y no podía usar el sistema de aviso que ha instalado Doña Manolita. Otros años había optado por adquirir un boleto en cualquier otra administración céntrica pero su padre se lo había reprochado con cierta acritud: "¿Para qué me traes esto?". Así que, Andrés, profesor universitario, logroñés y residente en Madrid este año estaba dispuesto a cumplir los deseos de su progenitor, hincha del Atlético de Madrid, soriano y residente en Logroño.

Andrés paseaba un fin de semana por las calles comerciales, adornadas con las luces de Navidad, cuando echó un vistazo a la cola de Doña Manolita, que daba la vuelta a dos manzanas pero avanzaba a buen ritmo. Calculó que con una hora de espera podría regalarle a su padre un décimo por su cumpleños y darle una sorpresa.

Murmullos en la cola

Se colocó en la fila y observó como dos señoras comentaban escandalizadas "Hay que ver, qué vergüenza, parece mentira... ". El objeto de su indignación era un vendedor de lotería ambulante que ofrecía su mercancía a los clientes que esperaban al final de la cola.

Andrés pensó en qué número podría comprar para su padre y de repente lo tuvo claro, tenía que acabar en 39. Su padre había nacido el mismo año en el que terminó la Guerra Civil (1936-1939) y siempre hacía el mismo chiste "Gracias a mí acabó la guerra". Un chascarrillo con fácil respuesta: "Vale sí, pero liaste la mundial" en referencia a la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

En estos pensamientos estaba cuando oyó al lotero decir a un señor: "Mire este acabado en 39, que es el número más bonito que tengo". Con semejante guiño del destino, Andrés le explicó al vendedor ambulante que iba a hacer la fila pero que justo estaba pensando en ese número. Cuando le entregaba el décimo con el 14.239, el lotero le aseguró que "eso daba mucha suerte y que le iba a tocar seguro", así que pagó los dos euros de recargo y se marchó caminando con el ánimo ligero de aquellos a los que les sonríe la Fortuna.

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