¿Quién mató a John Fitzgerald Kennedy?

GONZALO CARETTI
8 min.

Es uno de los grandes misterios del siglo XX. ¿Quién mató a John F.Kennedy? La pregunta ha sido una constante desde que Abraham Zapruder grabó aquellas imágenes mudas. Cincuenta años después, la Historia no tiene una respuesta definitiva aunque sí muchas teorías.

Horas después de la conmoción por el asesinato del glamuroso presidente, la policía de Dallas detuvo a un hombre al que acusaban de estar detrás del asesinato. Su nombre era Lee Harvey Oswald. Fue interrogado varias veces por el FBI y la policía. Pero cuando era trasladado del sótano de la comisaría a una furgoneta, y ante la prensa, fue asesinado de un disparo. Las cámaras lo grabaron, fue el primer asesinato retransmitido por la televisión estadounidense.

En sus únicas declaraciones, Oswald había negado su implicación y aseguró ser un “chivo expiatorio”. El sospechoso fue disparado por un oscuro personaje, Jack Ruby, vinculado con la mafia. La rápida detención de Oswald, su asesinato y la vinculación mafiosa del hombre que lo asesinó despertaron desde el primer momento todo tipo de teorías que han tratado de explicar la muerte de Kennedy.

La investigación de la Comisión Warren

Fue la primera, la oficial. Fue establecida por el presidente sustituto, Lindon B. Johnson siete días después del asesinato del presidente y estuvo dirigida por el entonces presidente del Tribunal Supremo, Earl Warren.

La Comisión Warren no tenía dudas de que Oswald, un solitario inadaptado, disparó tres tiros en seis segundos desde el edificio de Texas School Book Depository y estos causaron las heridas de Kennedy y el Gobernador Conally, sentado en el asiento delantero del presidente.

Lo explicó con la llamada teoría de la 'bala única' - también conocida como la 'bala mágica'-. Fue el segundo tiro, que penetro por la espalda del presidente, salió por la garganta, entró en la axila del gobernador Conally, perforó su pulmón, vuelvió a salir por pecho y dañó su muñeca y muslo.

Teorías posteriores plantearon que, para hacer ese recorrido, la bala debía haber dado dramáticos giros en el aire, aunque una investigación posterior del Congreso, apoyó esta teoría.

Casi todos los miembros de la Administración Kennedy respaldaron en público las conclusiones de la Comisión Warren, incluido el hermano del presidente, Robert Kennedy. Sin embargo, en privado, casi todos mostraron sus discrepancias con las conclusiones. Entre ellos, incluso, algunos de los propios integrantes de la Comisión: los senadores Richard Russel y John Cooper y el diplomático John Mc Cloy.

En su libro La conspiración, el periodista David Talbot sostiene que el presidente Johnson quiso darle a la investigación oficial prestigio y altura ante el público y por eso recurrió al presidente del Supremo para liderarla. Warren no quería hacerlo. Pero Johnson le convenció pintándole un apocalíptico escenario de guerra nuclear. Talbot sugiere que quizá Johnson trataba de desmontar la teoría de la ‘conspiración roja’ que predominaba entre los militares de línea dura, que apuntaban a la U.R.S.S. o a la Cuba castrista como responsable del magnicidio, y que les podía servir de excusa para iniciar una guerra.

Jim Garrison y la ‘teoría del fuego cruzado’

En 1969, el Fiscal de Nueva Orleans, Jim Garrison, reabrió el caso del asesinato y dio su propia respuesta. El fiscal planteaba también algunas preguntas que habían quedado sin respuesta. ¿Quién cambió la ruta original de la comitiva de Kennedy? ¿Por qué el servicio secreto permitió que circulase el coche sin capota en una ciudad tan abiertamente hostil contra el presidente?

Garrison rebatió la explicación de la bala única, y tras su investigación, sacó su propia teoría: hubo tres tiradores que dispararon desde distintos puntos, un fuego cruzado. Para el fiscal, por tanto, fue un complot.

En el estaban involucrados agentes de la CIA, del FBI, hombres de negocios de extrema derecha y radicales cubanos anticastristas, resentidos con JFK por Bahía de Cochinos y que acusaban al presidente de ser blando con el comunismo.

De aquel proceso salió el primer encausado y, hasta ahora, el único: el empresario Clay Shaw. Garrison perdió aquél juicio pero su historia la llevó al cine el polémico director Oliver Stone en la película JFK. Muchos han acusado a Stone de fimar una producción efectista, especialmente en la explicación de la teoría de la bala mágica de la Comisión Warren.

Comisión de investigación del Congreso

En 1976, el Congreso creó el Comité para la investigación de los asesinatos de los dos hermanos Kennedy y Martin Luther King. Tras analizar nuevas pruebas, como las grabaciones acústicas de la policía, certificó en su informe de 1979 que hubo cuatro disparos y un segundo tirador y extrae unas alarmantes conclusiones, aunque abalaron la teoría de la 'bala mágica' de la Comisión Warren.

“Es probable que el presidente fuera asesinado como resultado de una conspiración”, establece. No identifica a los responsables, pero excluye la participación de la CIA, el FBI, la URSS, el Gobierno cubano o los grupos anticastristas radicales.

Además, resalta que los errores de la Comisión Warren se deben, en una gran parte, a que las agencias de Inteligencia ocultaron información en su momento a la investigación de Earl Warren.

La Mafia o los cubanos anticastristas como responsables

La relación de los Kennedy con la mafia venía de largo. Pese a que el patriarca, Joe Kennedy, fue conocido por sus contactos con la mafia durante la ley seca, y que muchos aseguran que la mafia ayudó en la elección, tanto John como Robert Kennedy emprendieron desde la administración una guerra contra determinados sectores del hampa.

La guerra entre las familias que comenzó a finales de la década de 1950 provocó que el Fiscal General, Robert Kennedy, empujara con firmeza al FBI a perseguir a las organizaciones. Así, eran muy conocido el deseo de mafiosos como Sam Giancana, John Roselli o James R.Hoffa por ver a los dos Kennedy muertos.

Y el hecho de que Oswald fuera asesinado por Jack Leon Ruby despertó todas las alarmas y motivó la teoría de que la Mafia estaba detrás del asesinato. Ruby fue un empresario nocturno del local de striptease Carousel Club y figura secundaria del hampa estadounidense.

Existen algunas variantes que apuntan a un trabajo conjunto de la Mafia con la CIA, muy enfadada con Kennedy tras el desastre de Bahía de Cochinos, o la mafia con los grupos radicales anticastristas, extremistas que organizaban guerrillas y milicias para invadir Cuba y que vieron como la Administración les retiraba apoyo con el que contaban antes de Kennedy.

Kennedy, Lincoln y otras curiosidades históricas

Kennedy fue el cuarto presidente de EE.UU. en ser asesinado. Y aunque no es propiamente una teoría, algunos ven la mano del destino en el asesinato de los dos presidente más populares, Lincoln y JFK, y resaltan algunas coincidencias: Abraham Lincoln fue elegido congresista en 1847 y Kennedy lo fue elegido en 1947, 100 años después. Los dos fueron avisados de que no acudieran al lugar donde fueron asesinados. Los dos fueron asesinados por ‘lobos solitarios’.

Los vicepresidentes de ambos, y que luego asumieron la presidencia, se apellidaban Johnson y sus nacimientos se separaban por 100 años (1808 y 1908). Un filón para las ‘explicaciones esotéricas’.

Desde aquél 22 de noviembre del 63 ha habido muchos acusados, desde Lindon B. Johnson o Fidel Castro hasta la CIA o la Mafia, en un 'sinfin' de teorías más o menos creíbles. Toda la documentación de las agencias de seguridad estadounidense sigue clasificada, aunque una pequeña parte de ella se hará pública en 2029. Quizás entonces se aporte algo de luz al misterio.

La angustia de Kruschev

Horas después del asesinato, el Air Force One ya había partido de Dallas hacia Washington. En él viajaba, el nuevo presidente Lyndon Johnson, que miraba inquieto por su ventana. Cuando uno de sus ayudantes le preguntó en qué pensaba, Johnson reveló sus inquietudes: “Me pregunto si los misiles ya estarán volando”, dijo.

Al otro lado del mundo, un visiblemente angustiado Nikita Kruschev pasó los dos primeros días tras el asesinato muy nervioso. Kruschev creía que a Kennedy, su ‘socio en un nuevo tipo de relación entre la URSS y EE.UU.’ había sido asesinado por la línea dura de su Gobierno, y temía que algo parecido le ocurriera a él.

Quizá no estaba tan desencaminado. Poco menos de un año después del asesinato de Kennedy, en octubre de 1964, un motín dentro del PCUS liderado por Leonid Breznev derrocó a Kruschev por “conducta errática”. El líder soviético fue arrinconado y excluido el resto de su vida, incluso se llegó plantear encarcelarle.

Al morir, Kruschev no recibió los funerales de estado propios de un líder soviético de su altura. Se le negó el honor de ser enterrado en las murallas del Kremlim. Enterrado en una sencilla y aislada tumba del cementerio de Novodévichi de Moscú, el hombre que se atrevió a denunciar los crímenes del ‘padrecito Stalin’ murió casi como un apestado.

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