La vida puede ser retratada desde diferentes ángulos y puntos de vista. "Del mismo modo que todo cabe en la novela o el cine, todo cabe en el cómic, abstolutamente todos los temas, enfoques y apuestas escénicas, desde lo más radical a lo más comercial, todo tiene cabida", asegura Miguelanxo Prado.
Es uno de nuestros autores de cómic más internacionales. Nació en La Coruña y con obras como Trazo de Tiza, uno de los cómics españoles más laureados, o Ardalén, Premio Nacional de Cómic en 20013, ha logrado conquistar durante 30 años a muchos lectores, aunque aún queda mucho camino por recorrer.
"Si nos comparamos con el universo franco-belga, el cómic forma parte de su ecosistema cultural desde hace muchísimo tiempo, esos 30 o 50 años de desfase los tenemos, pero España es un país con gran producción de historietas, tanto en calidad como en cantidad".
El director del festival Viñetas Desde o Atlántico comenzó la carrera de arquitectura pero no la terminó y confiesa que le dio un disgusto "enorme" a su familia. "Mi pasión por el arte en general y el dibujo la heredé de mi padre, yo recuerdo con seis años ir con mi padre a ver galerías de arte, así que cuando les dije que me iba a dedicar al cómic les di un disgusto".
Primero escribir y después dibujar
Confiesa que "el proceso creativo es un coñazo" y asegura que de todas las disciplinas con las que ha coqueteado "es la que lleva más tiempo, es una carrera de fondo". Explica también que primero escribe la historia y después realiza las ilustraciones "si yo me pongo a dibujar antes de escribir o al mismo tiempo que escribo acabaría condicionando la historia para que encajase con los dibujos que me van saliendo, con lo cual yo escribo primero el guión de manera total y una vez que lo tengo acabado, que la historia está definida, me pongo a dibujar". Y dibuja a una escala "un poquito mayor" que la que luego se imprime y llega a las manos del público.
Durante su trayectoria ha dado forma a historias de ficción y otras muy pegados a la realidad. El año pasado le puso rostro al celebérrimo Miguel de Cervantes en una exposición sobre su vida y su último trabajo, Presas Fáciles nació de una noticia que escuchó en la radio en la que contaban que un matrimonio de ancianos se había suicidado, después de haber sido víctimas de las preferentes e incapaces de afrontar la situación.
"Mi intención era que fuera un cómic policiaco que fuera algo clásico para pasarlo bien, pero acabé metido en algo muy serio, con lo que no me divertí nada pero quedé muy satisfecho". Así que ahora, dice, quiere quitarse la espinita del policiaco y además, otra asignatura pendiente, es una historia de aventura. "No soy un autor de acción, no seré capaz de hacer algo de acción pura pero es una historia de seres mágicos, demonios y hadas traída a la actualidad, a un universo más o menos contemporáneo y al final es un juego de reflexión sobre el bien, el mal y la culpabilidad. Se va a titular El pacto del letargo".