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Cómo pueden afectar los aranceles de Trump a la industria española del alumnio y el acero

  • España es el décimo país que más acero exporta al país norteamericano y la industria prevé una caída del 10% en su facturación

  • El ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, ha indicado que analizará su impacto "sector a sector"

RTVE.es
7 min.

El presidente de Estados Unidos (EE.UU.), Donald Trump, lleva casi dos meses usando los aranceles como medida de presión en sus relaciones con otros países. Este miércoles han entrado en vigor los gravámenes del 25% que ha impuesto a todo el aluminio y acero importado en EE.UU., algo que podría tener efectos en la industria europea y, concretamente, en la española.

La industria española podría perder hasta el 10% de facturación

España es el décimo país que más acero exporta a Estados Unidos y las empresas creen que estos impuestos, previsiblemente, harán caer sus ventas. Al aplicarse ese gravamen del 25%, el acero y el aluminio español pueden perder competitividad y las empresas creen que esto podría hacer perder cuota de mercado en favor del producto local. "Una caída en las ventas en el mercado americano es la primera consecuencia de esta medida", indica a TVE Raúl Mínguez, director de Estudios de la Cámara de Comercio de España.

Al ser un arancel común a todos los países que exportan a EE.UU., no se modifica el precio relativo entre competidores. No obstante, se estima que la industria española podría perder el 10% de los casi 1.100 millones de euros que factura. Con todo, como recuerda Mínguez, "las empresas que lo puedan asumir tendrán que reducir sus márgenes comerciales en el mercado norteamericano".

Desde que Trump anunció estos aranceles el pasado mes de febrero, las compañías han acelerado sus envíos a EE.UU. "Muchos clientes nos han pedido que, para intentar salvar el escollo de los aranceles, adelantemos la carga productiva para servir los pedidos antes de la entrada en vigor", explica Juan Francisco Sanjosé, CEO de la proveedora de aluminio 'Extrual' (Albacete). Los aranceles a estos sectores no son una novedad, ya que Trump ya los aplicó en su primer mandato entre 2017 y 2021.

En ese periodo de cuatro años, la fundición cántabra 'Reinosa Forgings & Castings' pasó de facturar siete millones de euros a poco más de un millón. "Si ese 5% que ahora tenemos en EE.UU. no lo podemos meter ahí, tendremos que buscar alternativas, principalmente en Asia", cuenta a TVE Borja Lambea, CEO de la entidad. También ven posible aumentar envíos para la industria petrolera canadiense y sondean el mercado brasileño.

En general, las empresas españolas no se plantean abandonar el mercado estadounidense y están a la espera de un futuro desarme arancelario.

Industria y Turismo analizará el impacto en España "sector a sector"

El ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, ha adelantado que analizará el impacto de los aranceles estadounidenses en España "sector a sector", "producto a producto", con el fin de "afinar bien la respuesta". Ha defendido que la UE responda con contramedidas, pero manteniendo "las manos abiertas al diálogo" con Washington en los próximos meses.

"No somos partidarios de la guerra comercial entre bloques económicos porque todos salimos perdiendo, pero Europa tiene que reaccionar y tiene que defender los sectores económicos que se ven afectados por una decisión que en todo caso no compartimos, pero sobre la que nosotros nos tenemos que defender", ha defendido a su llegada este miércoles al Consejo de Ministros de Industria de la UE en Bruselas.

También ha reaccionado la patronal española de acero, Unesid, que considera que los aranceles estadounidenses son "malos para las empresas y peores para los consumidores, que están injustificados y darán lugar a contramedidas firmes y proporcionadas". Por ello, cree que la UE tiene que "reaccionar" ante este movimiento de EE.UU.

Carola Hermoso (Unesid), sobre los aranceles de Trump al acero y aluminio: "Puede provocar grandes distorsiones que son muy preocupantes"

El acero europeo cree que supondrá una amenaza

Por su parte, la Asociación Europea del Acero (Eurofer) —que recoge las principales siderúrgicas europeas, incluidas ArcelorMittal, Acerinox y Celsa— ha advertido que los aranceles estadounidenses suponen una amenaza para el futuro del sector y pueden ser "el último clavo en el ataúd" para la siderúrgica europea. Por ello, la asociación pide a la UE que se revisen las medidas de salvaguardia del acero.

"La política de 'América Primero' del presidente Trump amenaza con ser el último clavo en el ataúd de la industria siderúrgica europea", ha expresado Henrik Adam, presidente de Eurofer. También ha advertido que si el acero europeo desaparece, también lo harán la automoción europea, la seguridad y defensa europeas, las infraestructuras energéticas, el transporte y otros sectores. "Lo que está en juego es la soberanía europea", ha asegurado.

En un comunicado, la patronal europea defiende que la imposición de un arancel general del 25% a todas las importaciones agrava un entorno de mercado "ya de por sí precario" para la industria siderúrgica europea y representa una auténtica amenaza para su futuro. El presidente de Eurofer ha recordado que, actualmente, la situación del mercado del acero europeo "es mucho peor que en 2018" —en referencia a las disputas comerciales durante el primer mandato de Trump—, y que las medidas adoptadas por Washington ahora son más extensas que entonces y, por ello, podrían tener un impacto mayor.

El exceso de capacidad global alcanzó niveles récord en 2024 y se prevé que aumente de nuevo en 2025. Por ello, la patronal advierte de que el mercado europeo, ya saturado con importaciones de acero barato procedentes de Asia, África y Oriente Próximo, "se verá aún más saturado" por la redirección del acero destinado al mercado estadounidense, sin descartar la posibilidad de que se desvíe aún más acero al mercado europeo si EE.UU. impone finalmente aranceles recíprocos adicionales.

La UE responde con gravámenes que aplicará a partir de abril

En este escenario, la UE ha respondido a los aranceles impuestos por Washington con gravámenes compensatorios a los productos de EE.UU. por valor de hasta 26.000 millones de euros. Como ya ocurrió en el primer mandato de Trump, la UE gravará las motocicletas, el bourbon y las embarcaciones, entre otros bienes. Para llegar a esos 26.000 millones, la Comisión quiere aplicar aranceles a otros productos, por lo que hablará con los países para elaborar una lista que podría incluir bienes agrícolas e industriales, sin descartar los plásticos, lácteos, carne de vacuno o azúcar.

Estas contramedidas europeas empezarán el próximo 1 de abril y entrarán plenamente en vigor el día 13 de ese mes, aunque seguirán "abiertos a la negociación", tal y como ha indicado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

Reacciones de China, Canadá y otros países

Los aranceles impuestos por Washington no afectan exclusivamente a Europa y afectarán en mayor medida a Brasil, México, Corea del Sur y Vietnam, en el caso del acero; y a Emiratos Árabes Unidos y Rusia, en el caso del aluminio.

Canadá ha respondido a esta medida del Gobierno de Trump y ha anunciado aranceles a productos de acero, aluminio y de consumo estadounidenses. Esto afectará a computadoras, equipos deportivos y productos de hierro fundido por valor de 18.450 millones de euros. Cabe recordar que Washington había amenazado con elevar los gravámenes al acero y aluminio canadienses al 50% tras un anuncio del primer ministro de Ontario de aplicar recargos a las exportaciones de electricidad a EE.UU. Esta medida ha sido finalmente suspendida por parte de Canadá y Trump ha decidido mantener los suyos en el 25%.

China, por su parte, ha defendido que estos impuestos violan las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y ha anunciado que tomará las medidas necesarias para proteger sus derechos e intereses. El país asiático espera que el impacto en su economía sea limitado, ya que aunque produce más de la mitad del aluminio y el acero de todo el mundo, el año pasado EE.UU. solamente compró el 1,8% del acero y el 4,1% del aluminio que importó, por lo que no es uno de sus principales compradores. Sí lo son Canadá, México o Vietnam, que a su vez venden esos metales a EE.UU.

Más tibios se han mostrado, al menos de momento, Japón y Australia, que se limitan a avisar a Washington del daño que puede provocar esta medida en las relaciones bilaterales.

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