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La NASA y la ESA vuelven a aumentar la probabilidad de impacto del asteroide '2024 YR4' contra la Tierra

  • La agencia espacial estadounidense la cifra ya en un 3,1%, mientras que la europea en un 2,8%

  • Los astrónomos tranquilizan asegurando que "lo más probable" es que los cálculos se corrijan a la baja más adelante

Aumenta la probabilidad de impacto del asteroide YR4 contra la Tierra.
SAMUEL A. PILAR
Tiempo de lectura 6 min.

El asteroide '2024 YR4', recientemente descubierto por los astrónomos, tiene ahora más probabilidades de impactar contra la Tierra, después de que la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) hayan reevaluado al alza sus cálculos. La agencia estadounidense cifra ya la probabilidad en un 3,1% —la semana pasada, lo estimó en un 2,6%—, mientras que la europea, en un 2,8% —previamente, un 2,4%—. En ambos casos, aunque el riesgo de colisión sigue considerándose bajo, se trata del mayor nivel registrado desde el inicio de la vigilancia de objetos celestes, hace dos décadas.

Con un tamaño de entre 40 y 90 metros, este asteroide podría chocar contra la Tierra el 22 de diciembre de 2032, de acuerdo con las estimaciones de las agencias espaciales internacionales, y potencialmente provocar daños devastadores.

El corredor de riesgo de '2024 YR4', identificado por la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN), sigue una línea que abarca desde Colombia, Venezuela y Ecuador hasta algunas de las zonas más densamente pobladas del planeta, como la India y Bangladés, pasando por países africanos como Nigeria, Camerún o República Democrática del Congo. Esta banda imaginaria también cruzaría amplias zonas de mar como el Pacífico oriental y el Atlántico.

Si llegara a estrellarse contra la Tierra, el impacto del meteorito podría ser 500 veces más potente que la bomba nuclear de Hiroshima, según los cálculos actuales. Una fuerza que bastaría para aniquilar ciudades enteras o, si cayese en el mar, provocar un tsunami de grandes dimensiones capaz de arrasar islas y zonas de costa.

"Probable" ajuste a la baja

Sin embargo, los astrónomos tranquilizan aclarando que el hecho de que las agencias espaciales hayan aumentado la probabilidad de impacto no debería ser motivo de mayor preocupación. "La órbita todavía se está mejorando con base en el seguimiento que se está realizando con grandes telescopios, de entre 5 y 10 metros de diámetro, y todavía queda la aplicación del Telescopio Webb", explica a RTVE.es Josep Maria Trigo, investigador principal del Grupo de Meteoritos, Cuerpos Menores y Ciencias Planetarias del Instituto de Ciencias del Espacio del CSIC y del Instituto de Estudios Espaciales de Catalunya.

La aportación del telescopio espacial James Webb, el más potente construido hasta la fecha, será fundamental para definir con precisión las dimensiones del asteroide, ajustar los cálculos y tomar cualquier decisión de emergencia, en caso de que fuese necesaria. Además, al detectar longitudes de onda del infrarrojo cercano y medio, permitirá seguir al asteroide hasta abril o incluso mayo, cuando ya esté fuera del alcance de los telescopios terrestres. "Con esas nuevas observaciones se mejorará la órbita y veremos las implicaciones para el encuentro con la Tierra en 2032. En función de las nuevas observaciones, probablemente se decida si hay que implementar un impactador cinético para desviarlo como hizo DART con Dimorphos en 2023", añade Trigo.

Aunque, prosigue, "lo más probable" es que esta probabilidad se corrija a la baja según se acerque la fecha prevista. "Efectivamente, esperamos que sea así", declara este científico, y recuerda que es algo que "de hecho, ya pasó con Apophis, un asteroide rocoso con un tamaño de 335 metros que, cuando fue descubierto en 2004, estuvo entre los de mayor probabilidad de impacto, pero hoy en día la mejora de su órbita ha permitido descartar su impacto a corto y medio plazo". El riesgo de colisión de Apophis se llegó a fijar en un 2,7%, pero finalmente se rebajó a cero.

El asteroide 2024 YR4, observado por el telescopio Magdalena Ridge de 2,4 metros. NASA

Similar al bólido de Tunguska

Según las observaciones actuales, '2024 YR4' pertenecería a la misma categoría que el asteroide que se estrelló en la región siberiana de Tunguska. Este evento se produjo el 30 de junio de 1908, cuando un bólido de unos 50 metros de diámetro cayó en un remoto paraje de la taiga oriental, en el que fue el mayor impacto registrado desde que el ser humano habita la Tierra. Afortunadamente, se produjo en una de las zonas más inhóspitas del planeta, por lo que apenas hubo que lamentar pérdidas humanas, aunque provocó la destrucción de cientos de miles de hectáreas de bosque.

Si finalmente las observaciones constatan que '2024 YR4' es menor de 50 metros, probablemente se descartaría el envío de una sonda espacial para cambiar su trayectoria. En ese caso, la estrategia sería evacuar la zona de impacto para evitar víctimas mortales. El telescopio espacial James Webb observará al asteroide hasta que termine su siguiente aproximación, en 2028, lo que permitirá a los astrónomos conocer si su diámetro está más cerca de los 40 metros que de los 90 metros, dentro del rango que se baraja actualmente.

Si el tamaño del asteroide ronda los 40 metros, la atmósfera terrestre lo desintegraría, como ocurrió con el de Cheliábinsk el 15 de febrero de 2013. Pero incluso en el caso de que su tamaño fuese superior a 50 metros, lo que aumentaría su potencial destructivo, las grandes agencias espaciales aún guardarían un as bajo la manga. En los últimos años, han desarrollado misiones cuyo objetivo ha sido aprender a desviar estos cuerpos celestes que podrían tener las mismas consecuencias sobre la Tierra que miles de bombas atómicas simultáneas.

La misión DART de la NASA supuso el primer ensayo de defensa planetaria frente a asteroides, y se llevó a cabo en septiembre de 2022. Una sonda espacial, del tamaño de un frigorífico y apenas 500 kilos de peso, se estrelló de manera controlada contra el asteroide Dimorphos, de 160 metros de diámetro y ubicado a aproximadamente once millones de kilómetros de la Tierra. De esta manera, consiguió desviar su trayectoria. Esta podría ser también la solución que se contemple en el caso de '2024 YR4', si finalmente se concreta la amenaza.

Posible impacto en la Luna

El asteroide también podría impactar contra la Luna, aunque la probabilidad en este caso es mucho menor (aproximadamente, un 0,3%). Si así fuese, podría originar un problema de eyección de escombros hacia la Tierra, que no supondría una amenaza grave. En todo caso, los astrónomos descartan que la órbita del satélite pueda verse alterada.

"Obviamente en la luna excavaría un cráter significativo y en ese proceso de excavación a hipervelocidad lanzaría rocas por encima de la velocidad de escape de nuestro satélite. Serían rocas relativamente pequeñas que podrían caer sobre la Tierra en escalas temporales de pocas décadas, pero no nos preocupan dado que la atmósfera terrestre nos protegería, y solo producirían bólidos al entrar en la atmósfera, que perderían más del 95% de su masa en el proceso", aclara Josep Maria Trigo en este sentido.