El juicio por el doble asesinato de Liaño ha comenzado en la Audiencia Provincial de Cantabria con un jurado popular. La fiscal ha asegurado que el acusado de matar a su pareja y a su bebé en diciembre de 2021, José R., "tenía muy claro que las iba a matar" y actuó de manera premeditada, negando que tuviera una patología.
Según la representante del Ministerio Público, quien solicita para el acusado la prisión permanente revisable más 26 años de cárcel, "lo tenía todo preparado" y era plenamente consciente de sus actos. Esta misma pena ha sido solicitada por las acusaciones particulares y la acción popular ejercida por el Gobierno regional.
El acusado, que ha negado su implicación y cuya defensa pide la libre absolución, ha escuchado el relato de la fiscal cabizbajo, sollozando en algunos momentos y negando con la cabeza en otros.
Durante la primera sesión del juicio, la fiscal ha presentado como pruebas diversas conversaciones de WhatsApp entre el acusado y su expareja, en las que ya manifestaba su intención de cometer el crimen. En uno de los mensajes, enviado tres meses antes de los hechos, el acusado advirtió: "Cualquier día apuñalo a la niña". También usaba insultos y descalificativos hacia la menor, refiriéndose a ella como "escoria", "mongólica", "veneno asqueroso" y "puta basura".
"No la quiero. La odio. Quiero verla muerta", dijo en otra ocasión el acusado en referencia a su hija, lo que, según la fiscal, evidencia que "nunca la quiso" y que la odió "desde que nació". La madre de la niña, víctima también del crimen, llegó a responderle: "Antes de que mates a la niña, voy yo por delante. Mátame a mí, mátame ahora".
El acusado cometió el crimen en el domicilio de la víctima
Según la acusación, José R. violó una orden de alejamiento que pesaba sobre él y acudió al domicilio el 16 de diciembre de 2021, donde cometió el crimen. Los cuerpos de la mujer y la niña fueron hallados al día siguiente, ocultos en la vivienda.
Las pruebas presentadas indican que, semanas antes del crimen, el acusado había agredido a la madre en la frente y había roto la ventanilla del coche donde estaba la sillita del bebé. En aquel momento, ya había advertido: "Esto no ha hecho más que empezar" y amenazó con "poner veneno para ratas en el biberón de la niña".
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La víctima, aterrada, confesó a su prima que temía por su vida: "El diablo ha vuelto a casa. Si mañana no doy señales de vida, avisa a la Guardia Civil", le escribió dos días antes del asesinato.
Las acusaciones particulares han destacado la "brutalidad" del crimen y la frialdad con la que actuó el acusado. Aseguran que, tras los asesinatos, se quedó en la vivienda a cenar y a pernoctar con los cuerpos aún en el lugar. "No se percató de que dejó muestras de sangre", indicaron los abogados de la familia de las víctimas.
Según la letrada del Gobierno, José R. no solo actuó con premeditación, sino que también causó "un daño moral excepcional" a los familiares, en especial a la madre y abuela de las fallecidas, quienes aún requieren tratamiento psiquiátrico y psicológico.
La defensa alega falta de pruebas
Por su parte, la defensa del acusado ha cuestionado la investigación y ha asegurado que "no hay ni una sola prueba objetiva" que señale a su cliente como el autor del crimen. Según su abogado, el juicio se está basando en un relato sin pruebas concluyentes y ha advertido que "hacer justicia no es ser justiciero".
Asimismo, ha mencionado que en la chaqueta del bebé se encontró ADN de otra persona, lo que, según su criterio, debería haber sido investigado. Finalmente, ha señalado que, de ser condenado, su cliente "no saldrá de la cárcel en 40 años", lo que equivaldría a "una condena a morir en prisión".
El juicio continuará en los próximos días, con la declaración del acusado programada para el próximo lunes.