Cinco años después de la muerte del doctor Li Wenliang, las redes sociales aún le rinden homenaje, mientras las autoridades no han llegado a hacer oficial ningún gesto de perdón por el trato que se le dio en su día ni ningún reconocimiento público por el valor que a la postre tuvo su advertencia.
El doctor Li Wenliang era oftalmólogo en el Hospital Central de Wuhan. A finales de diciembre de 2019, envió un mensaje a sus compañeros para avisarlos de que se protegieran frente a la nueva neumonía de origen desconocido. El 3 de enero, fue llamado junto a otras siete personas a dependencias policiales por "diseminar información falsa en internet" y fue amonestado por "difundir rumores".
El tiempo demostró la equivocación inicial de las autoridades. Hoy, las redes sociales están llenas de este tipo de mensajes: "1.400 millones de chinos debemos darle las gracias". Cuando este médico alertó de la existencia de una nueva variante del SARS, muy pocos sabían lo que estaba ocurriendo. Johnson, un ciudadano de Wuhan, lo recuerda así: "Cuando oí las noticias a final de diciembre, lo vi en YouTube y en Twitter, y le pedí a mi familia que se quedara en casa".
Indignación por el silencio oficial
En China, sólo una minoría de la población tiene acceso a las redes sociales y el Gobierno mantiene un cerco sobre la información, nos dicen los que viven allí. En aquellos días el silencio se convirtió en aliado de la enfermedad: "Quizás había menos información para la población local. Creo que es otra razón por la que muchas personas perdieron la vida".
El 7 de febrero, Li Wenliang murió en la UCI por COVID-19. Su muerte generó una ola de indignación. Las autoridades chinas mostraron sus condolencias. El Tribunal Supremo publicó un artículo en el que aseveraba que "habría sido afortunado si la gente hubiera creído esos 'rumores', y empezado a llevar mascarillas y a tomar medidas de desinfección, así como a evitar el mercado de animales".
También el epidemiólogo jefe del Centro de Control y Prevención de Enfermedades, Zeng Guang, dijo después, refiriéndose a los sanitarios que lanzaron los primeros avisos: "Mirando atrás, deberíamos elogiarlos mucho. Fueron sabios ante el brote".
En China, las redes sociales reaccionaron con dolor y rabia, acusando a las autoridades y a la policía de haber priorizado la censura informativa en lugar de evitar la propagación del virus.
En una entrevista con el portal de noticias privado Caixin después de confirmarse que había sido infectado, Li dijo: "Creo que debería haber más de una voz en una sociedad sana, y no veo con buenos ojos que se utilice el poder público para interferir de forma excesiva".
Cinco años después, no ha habido ni una disculpa ni un reconocimiento público para quien lanzó la primera alerta. La ONG Human Rights Watch ha recordado esa frase del doctor Li y denuncia que el Gobierno chino ha amordazado a quienes han intentado informar de la pandemia.