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Las jugadoras respaldan la versión de Jenni Hermoso y afirman que estaba "agobiada" por la presión: "No podía más"

  • Putellas, Codina y Paredes han testificado en el juicio por el beso y las presuntas coacciones a Hermoso

  • Su amiga Ana Ecube trató de evitar que se produjera una reunión entre Rubiales y su amiga

IRENE FEDRIANI
6 min.

Alexia Putellas, Irene Paredes y Laia Codina han cerrado este jueves la primera semana del juicio al expresidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF) Luis Rubiales. En la cuarta sesión, las tres futbolistas han respaldado la versión de su compañera Jennifer Hermoso y han contado que lloró tanto en el avión de regreso a España como en el viaje a Ibiza por las presuntas presiones que habría recibido.

"Estaba llorando y agobiada", ha afirmado Putellas, que ha explicado que Jenni decía que no "la dejaban en paz" para que quitara importancia al beso de Rubiales de manera pública.

La internacional ha sido la primera en declarar como testigo por videoconferencia desde Barcelona para ratificar su versión de lo ocurrido en agosto de 2023. En su comparecencia, ha reconocido que ella no vio el momento del beso en los labios porque estaba saludando a la reina Letizia, pero que poco después la propia Jenni Hermoso le comentó lo que había ocurrido.

Putellas, en plena "euforia" por la victoria, no le dio importancia porque pensaba que había sido un beso "fortuito" y le dijo: "Anda, calla". No obstante, notó que "su cara era un poco rara". Durante el trayecto en autobús hasta el aeropuerto, volvió a tratar el asunto con Hermoso, que le contó que se trataba de algo "muy fuerte". "No sé cómo se le ha pasado por la cabeza lo de darme un beso. Me ha agarrado la cara y me ha dado un beso, ¿cómo se le ocurre hacer eso?", le dijo.

Tampoco vieron el beso Paredes y Codina, aunque conforme pasaban las horas comenzaron a ser conscientes de lo sucedido, hasta el punto que la primera pidió no bromear sobre el asunto en el autobús de camino al aeropuerto porque consideró que podía ser "algo muy grave".

"Decía que la dejaran en paz"

Putellas ha afirmado que su compañera estaba "alucinando" con lo sucedido y que, ya en el aeropuerto, comenzó a estar "enfadada", aunque sus compañeras le recomendaron disfrutar de la victoria de la Selección femenina. Asimismo, ha relatado que notó que la futbolista estaba "muy agobiada" porque "no la dejaban", en alusión a las presiones a las que presuntamente ya la estaban sometiendo para que públicamente quitara importancia a lo ocurrido en un vídeo junto al expresidente.

En el vuelo, según Alexia, había además "un ambiente extraño, al menos no de celebración": "Vi reuniones en la parte frontal donde estaba el presidente". Además, desde su fila, cercana a la zona de los miembros de la Federación, llegó a escuchar frases como "esto se filtra mañana a la prensa" o "esto ya está".

También vio cómo Rubiales se llevaba a Hermoso aparte para hablar. A su regreso a los asientos, la futbolista le contó a Putellas que el expresidente le relató "los hechos como si no lo hubiera vivido en primera persona" y que le instó a desmentir que el beso no era consentido, diciéndole "que lo hiciera por sus hijas". "Estaba enfadada (...) decía que no iba a salir, que la dejaran en paz", ha sostenido Putellas.

Paredes ha ratificado esta versión de los hechos y ha contado que Hermoso le dijo que Rubiales había hablado con ella para pedirle "solucionar el problema". "Jenni lo único que quería era que la dejaran en paz", ha afirmado. Por otro lado, ha recordado cuando se cruzó con el expresidente y él le comentó: "Es increíble, me están tachando de violador". "Creo que es magnificar las cosas, pero sinceramente a mí no me pareció bien lo que pasó", le contestó ella.

Las presuntas presiones en Ibiza

El "agotamiento" en el estado anímico de Jennifer continuó en el viaje a Ibiza, donde justo antes de llevar a cabo un acto protocolario para celebrar la victoria, Hermoso le confesó que la situación "no se acaba aquí". "No puedo más", le manifestó. "Estaba llorando antes de empezar la rúa. Se puso hasta las gafas de sol", ha agregado Putellas.

"En el viaje creo que es cuando peor estaba, ya había visto todo lo que pasó, lo había asimilado. Estaba triste, no estaba disfrutando", ha reiterado Laia Codina, que ha asegurado que "fueron constantes veces las que fueron a hablar con Jenni" el exjefe de marketing de la Federación Rubén Rivera, y el exdirector de la selección masculina Albert Luque.

Por ejemplo, ha narrado que, viendo el atardecer, Rivera fue "cinco o seis veces mínimo" a pedirle a Hermoso que fuese a ver a Luque, que había viajado a Ibiza para hablar "expresamente con ella".

La amiga de Hermoso denuncia presiones: "Sus intenciones no eran de ayudar"

Tras las jugadoras, ha sido el torno de Ana Ecube, la amiga que acompaño a Jennifer Hermoso durante el viaje a Ibiza y que trató con Luque y Rivera los días posteriores al beso.

Ecube ha relatado que el entonces responsable de Marketing -el único representante de la RFEF presente en ese momento en la isla- insistió "tres o cuatro veces" a Jenni durante una comida en el hotel para que hablara con el comité de Integridad. "Se veía que le estaban insistiendo a él también para hablar cuanto antes con ella. Fue muy insistente. Ella no sabía que más decirle", ha declarado la joven, que ha dicho que vio que "sus intenciones no eran de ayudar, sino de incomodar a mi amiga".

Según la testigo, Jenni estaba "cabizbaja" y "agotada anímicamente" y se negó a hablar con nadie, motivo por el cual, cuando Rivera le pidió varias veces que hablara con Luque, decidió bajar ella personalmente a encontrarse en el hotel con él para "ganar tiempo" para que dejaran "tranquila" a la futbolista porque "no iban a parar hasta que hablara".

Durante su conversación con Luque, este les pidió ayuda y alegó que si lo hacían que "Luis devuelve muy bien los favores y no os va a faltar ni a ti ni a Jenni trabajo", ofreciéndoles un "favor preferencial". "Me pareció venderle mi alma al diablo", ha manifestado Ecube, que trató de evitar que se produjera una reunión entre el directivo y su amiga.

Ella le explicó que como amigo debía "respetar su espacio" y le echó en cara que estaban así por culpa de la Federación, porque creía que si Rubiales hubiera pedido perdón en el primer comunicado, "habría rebajado un poco la intensidad de toda esta situación". "Pero estáis todos muy nerviosos porque sabéis que si Rubiales cae os vais todos a la calle", le espetó, a lo que Luque le respondió que estaba "muy tranquilo" porque tenía contrato con la selección masculina hasta después del Mundial.

Después de que la agencia de Hermoso emitiera un comunicado, Luque envió una serie de mensajes a Ecube en los que afirmó que la futbolista no merecía "nada por su bajeza moral".

No fue hasta la celebración de la Asamblea extraordinaria, cuando Rubiales anunció que no iba a dimitir, cuando Jennifer tuvo constancia de esta conversación, ya que su amiga prefirió no decírselo porque "le iban a hacer daño". "Ella era una montaña rusa de emociones porque intentaba disfrutar del viaje y de las compañeras, pero luego era consciente de lo ocurrido y se ponía triste, no era ella", ha recordado.

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