Hay estereotipos relacionados con el género que, a primera vista, parecen superados, pero en realidad esconden grandes brechas que alimentan las desigualdades. Es el caso de los que siguen vigentes en los estudios superiores. Aunque hoy más mujeres que hombres que estudian en las universidades españolas, todavía hay diferencias preocupantes en las carreras STEM, las relacionadas con las ciencias y la tecnología.
Las ingenieras de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT), recorren las aulas de algunas Comunidades Autónomas con su iniciativa ‘Una ingeniera en cada cole’. A través de una serie de talleres demuestran a los niños y niñas de Primaria que las ciencias y la tecnología pueden ser divertidas y que personas normales, como ellas, pueden conseguir grandes cosas en estos campos.
Una ingeniera en cada cole
Desigualdades desde la infancia
Numerosos estudios indican que desde los seis años las niñas empiezan a sentirse menos capaces para las matemáticas y las ciencias. Ya en cuarto de Primaria, es un 15% menos probable en las niñas que en los niños que escojan las matemáticas como materia preferida y un 9% menor el sentimiento de considerarse buenas. “No tiene que ver con los resultados”, asegura Raquel Pérez Leal, ingeniera de telecomunicaciones, “ellas se autolimitan pensando que valen menos”.
Esa desventaja de la que parten las niñas se intenta compensar con un refuerzo de la orientación mediante esta iniciativa que las ingenieras de AMIT han llevado, por ejemplo, al CEIP Aldebarán. Este centro de Tres Cantos (Madrid) pertenece a la red de colegios STEM y trabaja desde hace años para mejorar las perspectivas actuales y “ayudar a crear el germen de futuros científicos y científicas”, según nos cuenta su jefa de estudios, Rosa María Osado.
“"No tiene que ver con los resultados. Ellas se autolimitan pensando que valen menos"“
Las desigualdades aumentan a medida que se superan las etapas educativas. Una vez los estudiantes llegan a la universidad, encontramos tasas de un 36% de mujeres matriculadas en Matemáticas, un 29% en Ingeniería o un 13% en estudios relacionados con la tecnología. Estas brechas se reflejan años más tarde en el entorno laboral. En España, solo el 16% de profesionales de las STEM son mujeres y en ámbitos como las telecomunicaciones esa cifra se reduce al 12%.
Si no lo conocen, no saben que es posible
Uno de los principales motivos por los que las niñas y adolescentes se inclinan menos por las ciencias es la falta de referentes. “Las niñas no saben lo que es la ingeniería y tampoco saben que una mujer puede ser ingeniera. Si ignoras algo, no te vas a dedicar a ello, claramente”, sentencia Ana García Armada, catedrática en telecomunicaciones de la Universidad Carlos III de Madrid. Su alumna de doctorado, Liane Méndez, asegura que: “Sin referentes, las niñas pueden pensar que no son válidas o que a lo mejor las ciencias no son para ellas”.
“"Si no tienen referentes, las niñas pueden pensar que no son válidas o que a lo mejor las ciencias no son para ellas"“
Ese déficit de referentes es lo que las ingenieras de AMIT intentan solventar con sus talleres. Su presencia en las aulas demuestra que existen y pone en valor su trabajo y el de otras compañeras que han alcanzado grandes logros en una profesión que, además, puede ser divertida.