Los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea (UE) han elegido este viernes a la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos española, Nadia Calviño, para presidir el Banco Europeo de Inversiones (BEI) a partir del 1 de enero de 2024 en sustitución del alemán Werner Hoyer, según ha confirmado el Gobierno español.
"Hemos llegado a un consenso sobre la candidatura de Nadia Calviño como próxima presidenta del BEI", ha anunciado el ministro de Finanzas belga, Peter Van Peteghem, cuyo país ha dirigido el proceso de selección por ocupar la presidencia rotatoria del consejo de gobernadores del BEI, cuyos miembros son los propios ministros europeos. Aunque Calviño es la única candidata con respaldo suficiente, la decisión aún debe ser refrendada por el Consejo de Administración del BEI en una votación final.
En una entrevista al Telediario de TVE, Calviño ha calificado su designación como una "gran noticia" para España tras unos "meses muy intensos" y se comprometido a estar "hasta el último minuto dedicada en cuerpo y alma" a trabajar como vicepresidenta del Gobierno. Calviño, sin embargo, no ha querido especular sobre su sucesión y ha asegurado que será Pedro Sánchez "el que tome la decisión".
Por su parte, Hoyer ha destacado que contar "con la amplia experiencia en política y economía" de Calviño "pone de relieve el compromiso de nuestros accionistas, los Estados miembros de la UE, de aumentar nuestra impronta y garantizar que, en un momento en el que Europa se enfrenta a retos tan importantes, el banco de la UE cuente con el liderazgo que necesita como brazo financiero de la UE".
Satisfacción en el Gobierno
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha celebrado la designación de la vicepresidenta primera, que ha calificado como "una magnífica noticia para Europa y un orgullo para España". "Será la primera mujer que presida el Banco Europeo de Inversiones desde su fundación. Un reconocimiento a su extraordinaria trayectoria, rigor y liderazgo de la política económica de nuestro país", ha escrito el jefe del Ejecutivo español en una mensaje en la red social X. "Una elección que refuerza la presencia e influencia de España en los organismos internacionales. ¡Enhorabuena, Nadia! Te echaré mucho de menos", concluye el texto.
Otros ministros también han mostrado su satisfacción por el nombramiento. Es el caso de la vicepresidenta cuarta y ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero, quien ha calificado de "orgullo para nuestro país" el hecho de que Calviño vaya a ser la primera mujer en presidir el BEI.
Igualmente, el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, ha destacado que, con la designación de Nadia Calviño, "España seguirá proyectando su liderazgo en la UE y en el mundo".
También el Partido Popular ha felicitado a la todavía ministra de Economía por su nombramiento y confìa en que "la representación española al frente del BEI sea beneficiosa para el país", aunque recuerda que el PSOE no apoyó la candidatura de Luis de Guindos tras postularse como vicepresidente del Banco Central Europeo. En un comunicado, el PP muestra sus dudas sobre el papel de Nadia Calviño en esta institución europea tras su incapacidad para gestionar los Fondos Next Generation".
Calviño, de 55 años, será la primera mujer en presidir el Banco Europeo de Inversiones y también la primera española en ocupar el cargo. Su nombramiento irá emparejado a su salida del Gobierno, aunque Sánchez ha avanzado que apurará los plazos para su relevo.
En las quinielas ya hay algunos nombres, como el del ministro de Transformación Digital, José Luis Escrivá; el del exsecretario de Estado de Economía David Vegara; o el del director de Asuntos Económicos y G20 de la Presidencia del Gobierno, Manuel de la Rocha.
Respaldo suficiente
Calviño se ha impuesto en la carrera por presidir el banco público de la UE a la vicepresidenta de la Comisión Europea Margrethe Vestager, que dejó el puesto temporalmente para participar en este proceso de selección; al exministro de Finanzas italiano Daniele Franco; y a dos de los actuales vicepresidentes del BEI, la polaca Teresa Czerwinska y el sueco Thomas Östros.
Bélgica llevó a cabo consultas durante semanas con los Veintisiete y finalmente la semana pasada propuso el nombre de Calviño como candidata que podía obtener el apoyo necesario para hacerse con el cargo.
Este viernes informó a los socios de la respuesta y constató que la española contaba con respaldo suficiente. Para ello necesitaba el voto a favor de al menos 18 Estados miembros de la UE que representen el 68 % del capital del banco, lo que en la práctica supone contar con el respaldo de al menos dos de los tres grandes socios europeos, Alemania, Francia e Italia.
Proceso formal
Tras esta designación a nivel político, comenzará el proceso formal de nominación. El país del candidato elegido, España en este caso, tiene que pedir a la secretaría del BEI que inicie el proceso de votación. El primer paso es que el consejo de administración del BEI adopte una recomendación para nominar a Calviño, que debe ser aprobada por mayoría cualificada (una vez más 18 países que representen el 68% del capital).
Esta recomendación llegará luego al consejo de gobernadores del BEI, compuesto por los ministros de Finanzas, que deberán darle luz verde por la misma mayoría cualificada, haciendo así oficial la nominación.
El consejo de administración del BEI tiene previsto reunirse el próximo miércoles, ha informado el ministro belga, quien no ha precisado cuánto podría durar el proceso formal de nominación pero ha insistido en que debe concluir a tiempo para que el 1 de enero de 2024 el nuevo presidente asuma el cargo.
De confirmarse el nombramiento, Calviño presidirá la institución por un mandato de seis años renovable y tendrá una remuneración idéntica a la de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que asciende a unos 370.000 euros al año.
El BEI, brazo financiero de la UE
Creado en 1958 y con sede en Luxemburgo, la misión del BEI es proporcionar préstamos y avales a proyectos de todos los sectores que busquen el desarrollo de las regiones europeas, la modernización o reconversión de empresas, el desarrollo de nuevas actividades, o proyectos de interés común para varios Estados y, cada vez más, en el exterior.
Aunque inicialmente surgió para impulsar la cohesión en Europa, en los últimos años ha ido ganando competencias: desde movilizar financiación a empresas tras la crisis de 2008, hasta financiar la lucha contra el cambio climático, pasando por el apoyo al desarrollo de vacunas durante la pandemia o la canalización del apoyo a Ucrania por la guerra.
Sólo el año pasado, firmó acuerdos de financiación por 72.500 millones de euros y actualmente roza los 230.000 millones de euros en acuerdos con España desde los primeros préstamos para empresas españolas en 1981.