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Gaza, bajo el "asedio total": cuando el único hilo de conexión con el mundo se rompe

EBBABA HAMEIDA / DatosRTVE
7 min.

La Franja de Gaza está aún más desconectada del mundo. Desde el pasado 7 de octubre se ha ido convirtiendo en una ratonera a oscuras dominada por la destrucción. El número de personas muertas se eleva a 9.770, incluyendo 4.800 niños y niñas, desde la reactivación del conflicto. Las imágenes de satélites muestran cómo la vida se ha ido apagando por los efectos del "asedio total" impuesto por Israel, cortando el suministro de electricidad, alimentos y combustible.

"Necesitamos estar conectados para ver el curso de los acontecimientos, reconocer dónde están los peligros y buscar un lugar seguro", denuncia Ramy Mekdad, ingeniero de telecomunicaciones y propietario de una de las empresas (Voisin Company) de Internet más grandes en la Franja. Lleva cuatro días durmiendo en la calle con su familia, la intensificación de los bombardeos les ha expulsado de su hogar y la empresa ha quedado completamente destruida. "Tengo aún algo de combustible en el coche y puedo cargar el móvil. Necesito saber de mi familia y decirles que estoy bien", añade. Este domingo Naciones Unidas alertaba de que se ha sufrido el tercer apagón de telecomunicaciones, que coincide con un nuevo bombardeo masivo contra la Franja.


Tel Aviv suministra la mayor parte de electricidad a Gaza. "Tenemos una central eléctrica y una decena de líneas que han sido bombardeadas", cuenta el ingeniero. "Israel es quien suministra toda la red de telecomunicaciones", añade. También señala que así lo recogen los Acuerdos de Oslo de 1993. Además, los mismos ataques están destruyendo toda la infraestructura que existe. "Nuestra conexión con el mundo depende de ellos", dice indignado.

"Tengo a un hermano en Suiza y todo el rato me está preguntando cómo estamos", alega. "Internet por cable ya no existe, queda el de las tarjetas móviles, que se corta constantemente, y han subido mucho los precios", aclara. En cuanto a la electricidad, él tenía generadores y una placa solar, pero en este momento le queda el poco combustible que aún aguanta en el coche. Sin electricidad no hay agua potable, ni se puede producir el pan, ni funcionan los hospitales.

La gente está trayendo el combustible para atender a los pacientes

Los hospitales están saturados. "Tenemos a heridos en todas partes, en los pasillos, salas de conferencias y la unidad de emergencia nunca había estado tan colapsada", describe el jefe de emergencias del hospital Nasser en Jan Yunis, Muhammad Qandil. "Lo que nos complica mucho el trabajo es el corte de energía", explica. Aún les queda combustible para un par de días. "Gracias a la colaboración ciudadana, la gente está trayendo el combustible de sus coches para que podamos atender a los pacientes", afirma.


La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha asegurado en un comunicado que en el enclave no funcionan 14 de los 36 hospitales, tampoco dos centros especializados, por escasez de combustible, destrucciones, ataques y la falta de seguridad. "Los hospitales que siguen abiertos experimentan sobrecargas, atienden a un 40% más de pacientes de lo normal", recoge en un comunicado la OMS. "La situación es catastrófica, terrorífica y dantesca. Es extremadamente difícil trabajar en Gaza. Los cirujanos están operando a niños en el suelo, realizan amputaciones parciales en los pasillos con sedación parcial. Están racionando los analgésicos", asegura David Cantero, coordinador general de Médicos Sin Fronteras (MSF) en los Territorios Palestinos Ocupados, con base en Jerusalén.

La situación es catastrófica, terrorífica y dantesca

Este domingo, la OMS ha denunciado los "intensos bombardeos" sobre la zona del Hospital Al Quds que este domingo han provocado heridas a 14 personas que se habían refugiado en el centro sanitario. El Hospital de la Amistad Turco-Palestina en la ciudad de Gaza ha anunciado la muerte de cuatro pacientes de cáncer en tan solo un día, después de cesar sus actividades por los últimos bombardeos de Israel. Este hospital donde trabajaba MSF fue atacado y ha dejado de funcionar por falta de combustible. "Antes del ataque ya trabajaban en servicios mínimos. Es el único hospital oncológico que está en la Franja. Sabemos que tenía 70 pacientes oncológicos que ahora están en inminente peligro de muerte", lamenta Cantero.


Las ambulancias y rescatistas no pueden trabajar sin servicio de telefonía

Es importante recordar que tampoco hay recogida de basuras desde que empezó la guerra y las plantas potabilizadoras están al mínimo con el poco combustible que tienen. "Si deja de haber agua potable ya no habrá aseo y a eso hay que sumarle el hacinamiento y que muchos de los cadáveres no están siendo recogidos", enumera el coordinador de MSF. Es un cóctel perfecto para que se desarrollen todas las epidemias.

Por otro lado, los servicios de salud también sufren la falta de comunicación. Es imprescindible, subrayan, para efectuar las labores humanitarias. "Los servicios de ambulancias, sin red telefónica, no pueden recibir las alertas, no pueden ir a buscar a los heridos. Tampoco lo pueden hacer los equipos de rescate", asegura el coordinador de MSF. NetBlock, el Observatorio de Internet, ha ido mostrando y analizando como la conectividad a Internet se ha ido restaurando, después del apagón casi total en el día de ayer, el segundo más largo observado desde el inicio de conflicto. "La perturbación se atribuye a las medidas impuestas por Israel", aseguran desde el Observatorio. "La conectividad a Internet sigue siendo intermitente debido al impacto acumulativo del conflicto y se observaron cortes regionales debido a un fallo del generador principal en Sheikh Radwan", argumentan a RTVE.es.

24 horas sin saber si estaban vivos o muertos

"Hemos experimentado un aislamiento total del resto del mundo, como notificó la empresa de telecomunicaciones. Una interrupción repentina de los servicios de comunicación e Internet como resultado de graves bombardeos que dañaron la infraestructura de comunicación que conectaba Gaza con el resto del mundo", denuncia Ghadda Al Haddad, responsable de comunicación y prensa de Oxfam Intermón en Gaza. Una desconexión que no es nueva, Al Haddad recuerda que llevan sufriendo un bloqueo por cielo, tierra y mar desde hace 16 años. "Nos sentimos más lejos del mundo y normalmente utilizamos la comunicación para controlar a los miembros de nuestra familia, no podimos saber qué noticias hay ni qué está pasando ni cómo están nuestras familias", dice con respecto a los apagones.

Y esa conexión para May Al Bayoumi es un suspiro. Ella es refugiada palestina en España y actualmente trabaja como auxiliar de servicios sociales en albergues de personas sin hogar. Lleva once años aquí y toda su familia está en Gaza. "Vivo con el teléfono en la mano. Solo quiero saber que les llegan los mensajes a mi madre", cuenta a RTVE.es. "Somos muchas las personas refugiadas desde hace décadas y vivimos siempre en alerta. Lo que está pasando ahora yo nunca imaginé vivirlo", intenta explicar. Los primeros días tenía un contacto continúo con su familia en Ráfah, pero lleva dos fines de semana sin saber si están vivos o muertos.

"Buscaba todo el rato en las redes la lista de los muertos", asegura. Ella estuvo este verano en Gaza y pudo comprobar los cambios que había experimentado la Franja. "Para bien y para mal", dice. "Mi madre me dijo el otro día que menos mal que conseguí ir a verles este verano. A lo mejor era para despedirme", añade. Se le encoge la voz, siente rabia y no para de organizar charlas, manifestaciones y atender a medios.

Cortar la conexión a la Franja es aislarlos. "Tiene un impacto muy fuerte en nuestra salud mental, no se les puede impedir hacer una llamada de auxilio", denuncia. Bayoumi recuerda que la electricidad siempre ha sido un problema y que en todas las casas había velas, pero ahora es el único alumbrado en las noches donde la única luz que existe es la del fuego de las bombas. Estos días las conversaciones con su madre, al haber menos electricidad e Internet, se limitan a: "Hola, ¿qué tal? Bien. Seguimos vivos y punto".

"Con Internet y el servicio de móvil cortado, la situación es realmente aterradora. Tenemos la sensación de vivir en una realidad desconocida donde nuestros gritos de auxilio seguían sin ser escuchados", dice Rawan, trabajadora del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en Gaza.

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