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El consumo de bebidas energéticas con alcohol entre los jóvenes: riesgos y engaños

Blanca Bayo Pérez / VerificaRTVE
7 min.

Consumir bebidas energéticas mezcladas con alcohol se ha convertido en una práctica cada vez más frecuente, especialmente entre los jóvenes. Este hábito incrementa los riesgos para la salud del consumidor, de acuerdo con un reciente estudio del investigador de la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR) Ernesto Tarragón. En VerificaRTVE te explicamos con la ayuda de expertos los riesgos derivados del consumo combinado de bebidas energéticas y alcohol entre los jóvenes y desmontamos falsedades que circulan por la red.

El último informe anual del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones publicado por el Ministerio de Sanidad señala que “el 16,1% de los jóvenes españoles consume bebidas energéticas mezcladas con alcohol” (pág 70). Son especialmente preocupantes los datos de prevalencia de consumo, donde se registra un 22,7% en los varones de 18 años y un 18,4% en chicas de 18 años. El reciente estudio de la UNIR apunta que “los principales motivos para combinar estas dos bebidas son enmascarar el alcohol, elevar los niveles de excitación y acelerar la intoxicación”.

Bebidas energéticas y alcohol: una mezcla doblemente adictiva

El consumo de bebidas energéticas mezcladas con alcohol en la población joven es “un fenómeno creciente y perpetuado en la población” que revela "conductas adictivas”, según explica a VerificaRTVE la doctora en Medicina Clínica y Salud Pública Naomi Cano Ibáñez. El alcohol es una de las conductas adictivas reconocidas por el Plan Nacional sobre Drogas del Ministerio de Sanidad. Según la última Encuesta sobre uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España ESTUDES 2021, “el consumo de alcohol en la adolescencia aumenta las posibilidades de desarrollar en la edad adulta un consumo abusivo o una dependencia de bebidas alcohólicas”.

La doctora Caño Ibáñez hace hincapié en que las bebidas energéticas son adictivas por sus altas dosis de cafeína y azúcar. “Son sustancias psicoestimulantes que recuerdan a los efectos estimulantes de la cocaína y a los efectos euforizantes del alcohol”, advierte. El especialista en nutrición médica Rodrigo Fernández coincide en que el consumo de estas bebidas conlleva un importante “riesgo de adicción, como toda bebida ultraprocesada”. Desde la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN), su subdirector general de Promoción de la Seguridad Alimentaria, Victorio Teruel Muñoz, explica a VerificaRTVE que “un consumo regular de cafeína puede causar dependencia física moderada a partir de 100 mg/día y tolerancia a esta sustancia, creando la necesidad de consumir una dosis mayor que la inicial para conseguir un efecto similar al original”.

De las arritmias a la falsa sensación de seguridad: las consecuencias

La doctora Cano Ibáñez deja claro que el consumo de bebidas energéticas mezcladas con alcohol "origina un grave problema de salud pública en población adolescente”. Alerta de que el consumo de cafeína presente en altas dosis en las bebidas energéticas “produce un incremento de la frecuencia cardiaca y la tensión arterial, lo que a medio o largo plazo se ha relacionado con arritmias, miocardiopatías y muerte súbita”. Advierte además de que este estimulante también se ha relacionado “con irritabilidad, ansiedad e insomnio” y añade que “el alcohol es un depresor del sistema nervioso central que, mezclado con la cafeína, enmascara la sintomatología asociada a una intoxicación etílica”. Coincide en esta reflexión el subdirector general de Promoción de Seguridad Alimentaria de la AESAN, quien recalca que la mezcla de alcohol y bebidas energéticas produce “una mayor estimulación y un mayor deseo de beber”.

Los riesgos derivados de esta combinación no son solo fisiológicos. Según la doctora Cano Ibáñez, esta práctica “está asociada a otros hábitos no saludables, entre los que destaca el consumo de tabaco o cannabis, lo que favorece conductas de riesgo que pueden poner en grave peligro la salud e integridad del consumidor y la de los demás”. El especialista en nutrición médica Rodrigo Fernández señala que la combinación de bebidas energéticas y el alcohol se vincula con los accidentes de tráfico: “Una bebida energizante tiene alto contenido de sodio, mucho contenido de azúcares y aumenta la presión. Te produce arritmia, el corazón te late más fuerte”. "Si sumas el alcohol, a nivel psicológico, te sientes más valiente y si sumas un vehículo, la mezcla es mortal”, explica.

Desde la AESAN, Victorio Teruel Muñoz subraya que “no deben combinarse bebidas energéticas con bebidas alcohólicas”. En países como Argentina, según recuerda Rodrigo Fernández, “las etiquetas de la mayoría de bebidas energizantes dicen que está prohibido mezclarlo con bebidas alcohólicas”.

Falsedades y engaños sobre las propiedades de las bebidas energéticas

En redes sociales como TikTok, una de las plataformas con mayor impacto entre los jóvenes y adolescentes, encontramos mensajes que aseguran que las bebidas energéticas son recomendables en época de exámenes porque favorecen la concentración. Es falso. “Más bien al contrario”, comienza explicando la doctora Cano Ibáñez. “Un consumo tan elevado de cafeína afecta al desarrollo normal de las funciones ejecutivas, lo que, unido al insomnio que produce, interfiere en el proceso de maduración cerebral”. “Todo esto origina deficiencias en la atención, en la memoria y en el aprendizaje”, aclara esta especialista. La doctora hace hincapié en que su “utilización en época de exámenes no estaría indicada, ya que el efecto que produce es totalmente contrario al que se busca”. El médico nutricionista Rodrigo Fernández es tajante: “No mejoran la memoria”.

Mensajes engañosos sobre bebidas energéticas en redes sociales VerificaRTVE

En TikTok observamos vídeos que aseguran que las bebidas energéticas te quitan el hambre y ayudan a adelgazar. Rodrigo Fernández, especialista en nutrición médica y obesidad, asegura que “es un mito que ayuden a perder peso". "Al contrario, engordan por el alto contenido de azúcar que tienen”, advierte. Cano Ibañez hace hincapié que estas bebidas "carecen de valor nutritivo y tienen un alto contenido de calorías vacías, proveniente fundamentalmente del azúcar presente en ellas”.

La doctora sostiene que tampoco es cierto que estas bebidas aporten un refuerzo extra a las personas que buscan aumentar su rendimiento físico en el deporte, especialmente los jóvenes: “El consumo de bebidas energéticas se convierte en una parte aceptada de su preparación atlética debido a la inexacta información que estos productos proporcionan y a la falsa creencia de que les puede aportar un impulso fisiológico que no puede obtenerse sin su consumo”. Rodrigo Fernández recomienda “una dieta alta en proteínas y grasas y baja en carbohidratos para tener más disponibilidad de un combustible que no sale de la glucosa [de las bebidas energéticas], sino que sale de la grasa”.

También comparte la misma posición Victorio Teruel de la AESAN, que recuerda que estas bebidas “tampoco están diseñadas para la rehidratación y no deben tomarse tras realizar deporte”. La doctora Cano Ibáñez suma una advertencia más: “Los efectos de la cafeína presentes en la bebida energética unidos al estrés del deporte pueden precipitar un acontecimiento grave o incluso mortal”. “Todo riesgos, ningún beneficio”, concluye.

Los expertos piden una mayor regulación de la publicidad

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) no permite desde el año 2011 que los fabricantes de bebidas energéticas les atribuyan la capacidad de energizar, de mejorar el rendimiento mental, el tiempo de reacción, de alerta o la memoria. Esta medida es insuficiente para los expertos consultados por VerificaRTVE.

Desde la organización de consumidores FACUA, su secretario general, Rubén Sánchez, considera que es importante “incorporar una serie de limitaciones en cuanto a la publicidad y obligar a incluir alertas en el etiquetado”. A su juicio, el formato debería ser “similar al de las cajetillas de tabaco” con “alertas con dimensiones suficientemente grandes sobre los riesgos del consumo excesivo de esa bebida”. Desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) aseguran a VerificaRTVE que “en marketing se juega con ciertos conceptos para hacer las bebidas más atractivas”. Una portavoz de esta organización detalla que una de sus estrategias consiste en "asociar estas marcas con deportes de riesgo o aventuras para atraer al público más joven”.

Coincide en este argumento el nutricionista Rodrigo Fernández, quien alerta de que “estas bebidas tienen alto impacto en el público joven a través de las redes sociales, se relacionan con eventos deportivos, con hazañas, con acrobacia”. Para la doctora Cano Ibáñez, “las bebidas energéticas se asocian al éxito deportivo y la industria promulga que su consumo ayuda a mejorar la concentración, el rendimiento deportivo, incrementar la energía del individuo y su metabolismo”. El problema, en su opinión, empieza en la denominación de estas bebidas porque “confunde a los consumidores: en lugar de denominarse bebidas energéticas o potenciadores, deberíamos llamarlas “bebidas arrítmicas u obesogénicas” por “los efectos que produce su consumo en la salud”.

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