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Análisis | EE.UU.

Estados Unidos, en riesgo de entrar en suspensión de pagos: claves del choque político por el techo de deuda

  • El Departamento del Tesoro advierte de que EE.UU. entraría en suspensión de pagos el próximo 1 de junio 

  • Demócratas y republicanos todavía no han llegado a un compromiso para aumentar el techo de la deuda pública

LAURA GÓMEZ DÍAZ
9 min.

La cuenta atrás para alcanzar un acuerdo sobre el techo de la deuda pública en Estados Unidos continúa a falta de poco más de una semana para el 1 de junio. El Departamento del Tesoro asegura que esa será la fecha en la que se agotarían las reservas y en la que el gobierno federal ya no podría pagar sus cuentas en su totalidad.

El mandatario de Estados Unidos, Joe Biden, y el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Kevin McCarthy, se han reunido para negociar un aumento del techo de deuda, pero no han llegado todavía a un acuerdo que evite el incumplimiento de los pagos. Una muestra más de la polarización política en Estados Unidos.

McCarthy ha anunciado este miércoles que ha enviado a negociadores a la Casa Blanca y ha asegurado que cree que puede haber progresos tras esa reunión.

"Realmente dinero para pagar hay. Lo que no hay es un acuerdo político, aunque no podemos descartar que lo haya en un último momento", afirma en declaraciones a RTVE.es el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Burgos, Juan Tovar. "Biden tiene un sector progresista en el Partido Demócrata que no va a aceptar grandes recortes y McCarthy tiene también un sector republicano, más -quizá- extremo en este tipo de aspectos. Ahí hay un problema porque para que haya un acuerdo, ambas partes tienen que ceder, pero tienen un problema con sectores de sus respectivos partidos", subraya.

Por su parte, el profesor del Departamento de Economía, Finanzas y Contabilidad de Esade, Omar Rachedi, señala que "el debate y el acuerdo bipartidista entre los dos partidos se ha puesto en un ambiente casi tóxico". "Esto lo que genera es que se espere siempre más al último minuto", añade.

¿Por qué EE.UU. puede entrar en suspensión de pagos?

El techo de la deuda pública, establecido por la Cámara de Representantes de Estados Unidos, es la cifra máxima que el gobierno federal puede pedir prestado para financiar las obligaciones que los legisladores y el presidente ya han aprobado. Es decir, es la cantidad máxima de dinero que la Administración estadounidense puede pedir prestado para pagar sus cuentas.

El techo de deuda se creó hace más de un siglo y desde la Segunda Guerra Mundial ha sido modificado más de 100 veces. Incluye desde los sueldos de empleados federales, las Fuerzas Armadas, la Seguridad Social o el Medicare, hasta los intereses de la deuda nacional o los reembolsos de impuestos.

Actualmente, el límite se encuentra en 31,4 billones de dólares (alrededor de 29,1 billones de euros), una cifra que se superó en enero y que obligó al Departamento del Tesoro a utilizar "medidas extraordinarias" para que la Administración Biden tuviera disponible más dinero. Desde el Tesoro aseguran que el 1 de junio será la fecha en la que se agotarían las reservas y en la que el gobierno federal ya no podría abonar todas sus cuentas.

Biden y McCarthy terminan su reunión sobre el techo de deuda sin acuerdo

"La última vez que nos vimos en una situación tan grave como la actual fue con Obama, en 2010 o 2011. Ocurre de vez en cuando, pero no es algo que pase todos los años porque la situación es bastante extrema", explica a RTVE.es el catedrático del Instituto Franklin-Universidad Alcalá de Henares, José Antonio Gurpegui.

"El gasto en el que ha incurrido el Estado ha sido superior al originalmente presupuestado. En este caso, imagino que tendrá mucho que ver la guerra en Ucrania y tal vez algunas medidas sociales que ha tomado la Administración de Joe Biden, que implican un mayor gasto público", señala.

Por su parte, Rachedi explica que en esta ocasión, lo que ha sucedido es que "el gasto adicional que ha pasado durante el periodo de la pandemia -con la última parte de la Administración de Trump-, y luego planes como el Inflation Act -que ha sido el estímulo fiscal de tamaño más grande de la historia de Estados Unidos- ha anticipado un par de años la fecha del gasto extra". "Más o menos, Estados Unidos gasta un billón extra por año. Ahora lo que harán será poner el próximo techo a 39 billones de dólares", detalla el profesor de Esade.

Si no hay acuerdo, funcionarios a casa

No está del todo claro qué sucedería en esta ocasión en el caso de que demócratas y republicanos no llegaran a un acuerdo y Estados Unidos entrara en suspensión de pagos. La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, y expertos económicos han advertido de que provocaría un significativo daño económico y han recalcado que podría incluso ser algo "catastrófico".

Si termina dándose esta situación, el Gobierno no podría abonar los salarios a los empleados federales y a los militares. Los pagos de los que dependen millones de jubilados en Estados Unidos se detendrían y las empresas y organizaciones benéficas que reciben fondos gubernamentales estarían en peligro. Funcionarios del gobierno federal estiman que más de 8 millones de personas podrían perder sus trabajos y la economía podría caer en picado hacia una recesión.

"Se han estado estableciendo una serie de hipótesis bastante negativas, pero no se sabe muy bien lo que puede suceder", señala Tovar. "Sabemos que en la última crisis que hubo en relación con el techo de gasto se llegó a bajar el rating que las agencias de valoración crediticia otorgan a los diferentes Estados. Se presupone que en el caso de que hubiera efectivamente una suspensión de pagos, esto podría afectar de una manera muy negativa a la reputación de Estados Unidos a nivel internacional", asegura este profesor, quien añade que "hay que tener en cuenta que estamos en un momento económicamente en el que hay potencias que estarían interesadas en que el dólar tuviera un menor peso en las transacciones internacionales".

En este sentido, el profesor Rachedi indica que "lo que pasaría sería como un bloqueo del Gobierno". "Los funcionarios no irían a trabajar y todos los proyectos que hace el gobierno federal se pararían. Se cree que puede hacer crecer el paro desde el 3,5 hasta el 5% y estimaciones que van más allá en función de la duración de este fenómeno", detalla.

Entrar en suspensión de pagos también causaría estragos en los mercados financieros mundiales y debilitaría la confianza en el Tesoro. "Tendría un efecto muy grave y muy grande en las bolsas. De forma directa o indirecta nos iba a repercutir absolutamente a todos", advierte Gurpegui. "La suspensión de pagos del Gobierno más poderoso del mundo y el que más gasto público tiene, obviamente tiene unas repercusiones que trascienden sus propias fronteras", añade.

La Enmienda 14, "pan para hoy y hambre para mañana"

Al menos 66 miembros del Caucus Progresista de la Cámara de Representantes han presionado a Biden para que invoque la Enmienda 14 de la Constitución en caso de no llegar a un acuerdo. La Sección 4 de la Enmienda 14 permite que el Departamento del Tesoro siga pidiendo dinero prestado más allá del límite de la deuda.

Sin embargo, funcionarios de la Casa Blanca han afirmado que invocar esta Enmienda no es una forma viable para pasar por alto las negociaciones de la deuda.

"No creo que se llegue a invocar la Enmienda 14. El propio Biden ha dicho que es una posibilidad, que se está estudiando, pero que en cierta forma sería pan para hoy y hambre para mañana porque sería muy complicado y podría resultar más perjudicial que beneficioso", indica Gurpegui.

En la misma línea, Rachedi explica que la Enmienda 14 "da poderes extraordinarios al presidente que podrían permitirle autorizar gastos extras por la situación extraordinaria", pero subraya que esto generaría "un choque tremendo".

"Se llevaría seguramente al Tribunal Supremo, habría un choque político tremendo con el Partido Republicano", asegura el profesor de Esade, quien detalla que "hay otra opción". "Existe la posibilidad que tiene por ley el Departamento del Tesoro de pedir a la Reserva Federal que haga una moneda de un billón de dólares y utilizarla para afrontar estos gastos extras que tendrían hasta el acuerdo sobre el nuevo techo de deuda", asegura.

"Sería difícil pensar en esas soluciones porque lo que haría es que podría dificultar todavía más el acuerdo sobre cómo modificar el techo", añade Rachedi.

El techo de deuda, un arma política

El debate sobre el techo de deuda pone en evidencia las diferencias ideológicas fundamentales entre el Partido Republicano y el Partido Demócrata. Las conversaciones este lunes entre Biden y McCarthy fueron la última de una serie de reuniones entre ambos para tratar de llegar a un acuerdo sobre el aumento del techo de deuda antes de que el país entre en suspensión de pagos.

Los republicanos de la Cámara de Representantes, que tienen la mayoría desde las elecciones de medio mandato celebradas en noviembre, se niegan a aumentar el límite de deuda e insisten en que la Administración imponga recortes en los gastos federales y restricciones a futuros gastos.

"Hay que tener en cuenta que Estados Unidos está en un momento de cierta polarización de su sistema político, con lo cual llegar a un acuerdo no es fácil", afirma el profesor de la Universidad de Burgos. "Por un lado, el sector republicano pretende ajustar más el gasto, de acuerdo con las preferencias de sus propios electores y por otro hay un ala demócrata -sobre todo en su parte progresista- que lo que quiere es incrementar el gasto", detalla.

Además, Tovar asegura que "siempre se ha dicho que tradicionalmente en Estados Unidos había una posición muy similar entre los dos partidos respecto a este tipo de cuestiones, pero cada vez es más lejana".

Para Gurpegui, este debate sobre el techo de deuda hace más visible la polarización en Estados Unidos y recalca que "sin duda, es un arma que se está utilizando políticamente". El catedrático advierte de que si no se llega a un acuerdo, tanto el Partido Demócrata como el Partido Republicano "saldrían mal parados". "Los republicanos tendrían una responsabilidad muy grande si paran cualquier iniciativa presidencial y la reputación del Partido Demócrata no saldría muy bien parada", indica Gurpegui, quien recalca que "tarde o temprano tienen que llegar a un acuerdo".

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