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El terror de los supervivientes del choque de trenes en Grecia: "Entramos en pánico, salimos fuera y encontramos el caos"

  • Al menos 36 personas han muerto y más de 80 han resultado heridas

  • Muchas personas todavía buscan respuestas sobre familiares y amigos que viajaban en el tren

RTVE.es / AGENCIAS
3 min.

"El tren se había doblado 90 grados, había caído por el precipicio y la mitad estaba colgando en el aire, todo estaba en llamas". Así describe uno de los supervivientes los momentos posteriores al choque de trenes en Grecia, cuando se dirigió a la parte delantera del vagón en el que viajaba y pudo ver la parte del vehículo más afectada por la colisión. Las labores de rescate continuan tras el siniestro, en el que han muerto al menos 36 personas y más de 80 han resultado heridas.

Otro de los supervivientes asegura que todo lo que recuerda "es sentir un frenazo brusco, ver de repente chispas y llamas en los laterales de las ventanillas" y luego una parada repentina del tren. "Todos entramos en pánico, salimos fuera, rompimos los cristales y nos encontramos con el caos", añade.

"Fue aterrador", explica una joven mientras recibe el abrazo de su madre, que acaba de reencontrarse con ella. "Mamá, no me toques. Estoy herida", le pide.

La causa del choque, que se produjo poco antes de la medianoche, parece ser un "error humano" que ha hecho que dos trenes, uno de pasajeros y otro de mercancías, circularan por la misma vía hasta su colisionar frontalmente cerca de Tempe, una pequeña localidad a 300 kilómetros de Atenas. Varios vagones descarrilaron y al menos tres se incendiaron. El ministro de Transportes griego ha dimitido tras la tragedia.

Muchos de los pasajeros eran estudiantes jóvenes que ayudaban en lo que podían al resto de viajeros. "Los jóvenes nos ayudaron mucho, nos abrieron la puerta, cogieron nuestras cosas, nos ayudaron a bajar", cuenta una mujer.

"Había incluso una madre con un bebé de tres meses. El bebé se salió de la trona y se quedó atascado y lo estuvieron buscando. Los estudiantes lo encontraron", narra otra mujer.

"Fue como un terremoto. Eso es lo que sentimos", relata una joven que viajaba en uno de los vagones menos afectados por el impacto. "Sólo una mujer fue golpeada, a la que ayudé inmediatamente, tenía la ceja desgarrada, nada demasiado grave. Luego intenté sacar a otras personas, sobre todo a mujeres y ancianos".

La desesperación de los familiares en busca de respuestas

A medida que pasan las horas y avanzan las tareas de rescate, crece la desesperación de los familiares y amigos que no son capaces de contactar con sus allegados, pero que tampoco encuentran sus nombres entre el listado de víctimas del accidente, el más mortífero de este tipo en la historia del país.

"No están entre los heridos, no están entre los muertos", explica a Reuters Konstantinos, un estudiante que no sabe del paradero de sus amigos. Viajaban en el vagón cinco y se pusieron en contacto con otro amigo cuando el tren se acercaba a Larisa. Le dijeron que ya casi estaban en casa y eso fue lo último que se supo de ellos.

"Es trágico, solo estamos esperando. No sabes qué es peor, solo esperamos", añade este joven que confiesa que cuando se ha levantado esta mañana "no podía creer lo que había ocurrido". Estar a la espera, dice, "es desgarrador".

A las puertas del hospital, un sacerdote ha ofrecido apoyo a los familiares y amigos de las víctimas. "No hay palabras para describir esto", ha asegurado. "¿Qué se le puede decir a la gente que ha perdido a sus hijos, gente que envió lo más valioso para ellos a estudiar y ahora están en un hospital esperando respuestas?"

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