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Claves del archivo del caso del sucidio de Kira: sí recoge situaciones de acoso pero sin consecuencias penales

  • El tribunal concluye en que no se pueden establecer vínculos entre el suicidio y la inacción del instituto Padre Manyanet

Los padres han recogido 250.00 firmas para pedir una ley contra el acoso escolar y la aplicación de un protocolo antibullying

ISABEL PALACIOS
6 min.

Dos años después del suicidio de la joven Kira López, la Audiencia de Barcelona concluye en que no se puede vincular a la acción de ninguna persona ni a la inacción del centro escolar, el Pare Manyanet.

Kira López se suicidó cuando tenía 15 años. El 19 de mayo de 2021. Aquel día subió al piso más alto de su edificio y se lanzó al vacío por el hueco de la escalera. Sus padres la hallaron muerta en el rellano.

La Audiencia de Barcelona ha confirmado ahora la decisión del juez instructor de proceder al archivo de la causa. Dice que, tras 18 meses de “exhaustiva” investigación, “ninguna de las diligencias practicadas ha podido determinar qué llevó a Paula Kira a suicidarse ni puede su actuar autolítico ser vinculado a la acción de una persona ni a la inacción del centro escolar”.

José Manuel, María José -los padres- y Carla Vall - su abogada-, habían pedido que la investigación se mantuviese abierta. Para ellos, todo lo que pasó podría ser constitutivo de un delito de inducción al suicidio y de otro de acoso escolar por parte de compañeros y de profesores de la escuela Jesús, Maria i Josep, conocida como Pare Manyanet. Decían que se podían practicar más diligencias: tomar declaración a la tutora de 3º de la ESO, a los progenitores, a tres compañeros de Kira, al coordinador…. También recurrió contra el archivo inicial el ayuntamiento de Barcelona. La Generalitat, no.

El día antes de aquel 19 de mayo de 2021, Kira había mirado en su ordenador “cómo suicidarse y no fallar”, explica el padre. “Pasó algo más fuerte que otras veces”, dice su madre. ¿Otras veces? Kira había sufrido acoso en un curso de primaria. Aquello ya pasó. Y ahora en el instituto sacaba excelentes notas. En dos días se iba de excursión. Incluso se había comprado ropa. El centro escolar, pese a la muerte de su alumna, no canceló la salida. Eso puso en alerta a los padres. Y ocho días después recibieron un correo: “muerte, muere”. Fue cuando se decidieron a presentar la denuncia. Y empezaron a indagar. Hallaron un video hecho por Kira meses antes. ¿Título? “Like crumpled paper”. “Arrugada, pisoteada, llena de cicatrices, así se sentía mi hija”, lamenta Maria José.

El Síndic de Greuges (el defensor del pueblo en Cataluña) se puso manos a la obra desde el principio. En su informe pedía, entre otras cosas, que “se analizara si todas las señales emocionales que efectivamente se observaban, y que tanto la escuela como la familia conocían, alertaban sobre un estado preocupante de angustia de la alumna”. El departamento de Educación de la Generalitat también se implicó (al principio). Dijo que “los informes iniciales no indican acoso pero no quiere decir que Kira no lo sufriera”. Pero sí constató deficiencias en la aplicación del protocolo en el Pare Manyanet e instó a hacer una auditoría externa. Se supo que en cuatro años el instituto había aplicado ocho veces el protocolo antibullying. En 2019, un alumno de otro centro suyo también se suicidó. El Pare Manyanet, en todos y cada uno de sus comunicados, ha negado ningún tipo de bullying e incluso ha acusado a los padres de difamarles en redes sociales. Los mossos prosiguieron con su investigación: el ordenador de Kira o la toma de declaraciones.

Los magistrados concluyen en que no es necesaria la práctica de más diligencias

Tras todo eso, ahora, los magistrados de la sección tercera de Audiencia de Barcelona que han dictado la resolución concluyen que “no consideramos necesaria la práctica de más diligencias vista la amplia investigación ya realizada que permite descartar la existencia de ilícito penal alguno en la muerte de la joven”. Recuerda el tribunal que precisamente la investigación penal tiene como objetivo determinar si se ha cometido un delito y quién o quienés han participado en él pero que debe tener límites para no convertirse en una “causa general contra una persona o institución”. Y va más allá. Añade que en el caso de que sí hubiera habido acoso escolar por parte de menores, a estas alturas ya habría prescrito porque el procedimiento no se había dirigido contra ellos en ningún momento.

“El suicidio de una joven de 15 años es devastador para los progenitores y para todos aquellos que la conocieron y la querían (...) sin embargo, el ámbito penal no es el espacio oportuno para la búsqueda de consuelo o respuestas”, se lee en el auto. Y continúa: “No está de más recordar que la adolescencia es un momento crítico para muchos jóvenes y que las bromas, las palabras hirientes o el uso de redes sociales para la mofa de compañeros y compañeras forman parte de su día a día”. Para a continuación recordar que ni mucho menos aprueba esta conducta y pedir a la sociedad que nos pongamos todos a trabajar en una educación en el respeto y la empatía.

Los padres reconocen que “no esperábamos mucho de la vía penal” pero, siempre optimistas, destacan dos aspectos del auto de archivo que les producen satisfacción (nunca consuelo).

El primero, ven una clara reprimenda del tribunal al Pare Manyanet cuando dice “el análisis a nivel global de protocolos o de concretas respuestas en caso de acoso o conductas similares por parte del centro escolar, puede concluir que existe margen de mejora y requiere una intervención preventiva más decidida”.

El segundo, que el auto sí recoge situaciones de acoso hacia su hija como ciertas: testigos que “hacen alusiones a una posible burla sobre su forma de hablar inglés, su tono de voz o el color de su maquillaje ‘naranjito’, aunque luego el tribunal diga que “nada pueda conformar una conducta sistemática de acoso imputable a una o más personas”. Es decir, que no tiene consecuencias penales.

Y quizás aquí radica el problema, comentan expertos. Que hay conductas que para mayores serían delictivas y a estas edades, demasiado frecuentemente, se consideran “cosas de niños”.

No hay consuelo, pero no habrá tregua tampoco, nos comentan los padres. Ya han recogido 250.000 firmas para pedir una ley contra el acoso escolar y la aplicación de un protocolo antibullying que funcione (230.000 ya las entregaron en el Congreso unos meses atrás).

Y les queda la vía civil.

Mientras, cada día pasan por ese rellano en el que, el 19 de mayo de 2021, hallaron muerta su hija. Kira, de 15 años.

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