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Guerra en Ucrania

¿Está Putin perdiendo poder o es una estrategia para ganar la guerra?

  • La figura del presidente de Rusia ha ido evolucionando y según muchos expertos, ya no es el de antes

  • "Los rusos perciben esta guerra como una guerra inevitable, por la hostilidad de Occidente hacia Rusia”, explica Milosevich

SARA FERNÁNDEZ COLLADO (VÍDEO DIGITAL)
8 min.

Estábamos acostumbrados a verlo en todas partes y en un sinfín de facetas. Lo hemos visto pescando a pecho descubierto, acariciando un tigre, volando en avioneta, montando a caballo, levantando pesas, haciendo judo. Su sobreexposición en los medios de comunicación ha ido forjando una personalidad única desde que a finales de los años 90, tras el desvanecimiento soviético, este exagente de la KGB se convirtiera en el líder indiscutible de Rusia, el que más tiempo ha estado al frente del país euroasiático.

Hoy se cumple un año desde que el presidente ruso, Vladímir Putin, anunciara una “operación militar especial” en Ucrania. Desde entonces, su figura ha ido evolucionando y según muchos expertos, ya no es el de antes. En estos últimos meses de guerra, Putin ha cancelado algunos de sus actos públicos más tradicionales, como su mítico partido de hockey en la Plaza Roja de Moscú o su gran rueda de prensa de fin de año, donde respondía, durante horas, a todo tipo de preguntas de más de mil periodistas de todo el mundo.

Algunos expertos relacionan estas “muestras de debilidad” con sus fracasos en la ofensiva, por lo que se han visto también en Ucrania con la retirada de sus tropas de la ciudad ucraniana de Jersón, la única capital regional que se encontraba bajo control ruso en todo el país; con el relevo de su cúpula militar; o con la llamada a filas de 300.000 reservistas, un anuncio que conmocionó a los rusos y provocó protestas con más de 1.300 detenidos y un éxodo masivo a países vecinos como Armenia, Georgia, Kazajistán o Mongolia, entre otros.

“Parece que en los últimos tiempos se ha estado reforzando el sector más duro, el sector de Wagner. Pero no sabemos si es solamente porque quiere proteger su seguridad propia, o si está pensando en un relevo que vaya por una sección del Kremlin más autoritaria y más militarista”, explica a RTVE.es el historiador y profesor de la Universidad Complutense de Madrid, José María Faraldo.

Este año parece haber marcado un antes y un después para el presidente ruso. Putin anunció la invasión con la certeza de que su país saldría reforzado, pero en septiembre, Kiev cifró en más de 55.000 los soldados rusos muertos y Estados Unidos aseguró que fueron más de 100.000. No obstante, el Kremlin, dijo entonces que no eran más de 6.000. Además, según los últimos datos de la inteligencia británica, Moscú sólo controlaría alrededor del 18% de Ucrania después de que las tropas de Volodímir Zelenski, el presidente ucraniano, recuperaran territorio.

Apoyo popular en Rusia

Hay analistas que piensan que todos estos vaivenes son síntoma de que Putin podría estar enfermo. Otros, sin embargo, creen que en realidad lo que el presidente ruso pretende es mantener a la comunidad internacional despistada mientras él refuerza su popularidad en Rusia. “La estrategia de ‘esconderse’ está dirigida solo a los medios extranjeros y a las apariencias ante los periodistas extranjeros. Respecto a los rusos, él dosifica sus comparecencias, pero no ha desaparecido por completo. Eso no quiere decir que esté perdiendo poder realmente porque, de hecho, lo que demuestran las encuestas es que Vladímir Putin mantiene su popularidad”, explica a RTVE.es la investigadora principal para Rusia, Eurasia y los Balcanes del Real Instituto Elcano, Mira Milosevich-Juaristi.

Según el Centro Levada, el instituto ruso de opinión pública independiente, Putin parece haber convencido a los rusos de que es indispensable. Su aprobación ha pasado de un 64% al inicio de su mandato hace 10 años, al 82% en el año de la invasión a Ucrania. Las encuestas arrojan, además, un abrumador apoyo a las acciones de sus Fuerzas Armadas: el 74% apoya hoy la “guerra de Putin”, 6 puntos más que al inicio de la ofensiva con un 68%.

Pero la realidad que más sorprende es que incluso parte de los opositores al Kremlin defienden el conflicto. “Esto va en contra de esta creencia de que si hay un cambio de gobierno en Rusia significaría el final de la guerra en Ucrania. Yo creo que hay un tercio de la población, como mínimo, de la población rusa que incluso pide más mano dura y más radicalismo en la guerra de Ucrania, y entre ellos se encuentran los opositores al régimen de Vladímir Putin, pero eso no quiere decir que estén en contra de la guerra o que esta oposición sea más democrática, más prooccidental. "Los rusos perciben esta guerra como una guerra inevitable, una guerra por la hostilidad de Occidente hacia Rusia”, explica Milosevich.

“Lo que siente la población rusa es que es este presidente el que les ha dado estabilidad y crecimiento económico. Entonces, en ese sentido, es muy claro, muy sencillo, muy fácil ver y entender que Putin tiene una popularidad que va más allá incluso del sector que apoyaría una dictadura en Rusia. También hay gente que no lo apoya, pero que cree que de alguna manera Putin ha sido ‘bueno’ para el país”, asegura a RTVE.es el historiador y profesor de Historia Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid, José María Faraldo.

Aun así, un 53% de la población rusa apuesta por comenzar a negociar la paz. No obstante, los expertos apuntan a que la mayoría de rusos que querían un cambio han huido del país o se han sumido en la apatía política. “Por dos razones: una es porque han vivido durante mucho tiempo bajo un régimen totalitario durante la Unión Soviética, y la segunda razón de peso es que creen que no pueden cambiar nada a través de instrumentos políticos en la Rusia post soviética. Alguien que cree que políticamente, a través de instrumentos políticos, puede cambiar algo es alguien que cree en las instituciones de su país, y en el caso de los rusos esto no se da”, explica a RTVE.es la investigadora principal para Rusia, Eurasia y los Balcanes del Real Instituto Elcano, Mira Milosevich-Juaristi.

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Putinismo y nuevo orden mundial

Los expertos aseguran que, un año después, la guerra ha pasado a un nuevo nivel, y con un final imprevisible que en ningún caso está próximo. “Es una guerra prolongada y ya ha entrado en fase de desgaste, porque los dos actores que están involucrados creen que la pueden ganar. Mientras crean que pueden ganarla van a estar en ella”, explica Milosevich.

Además, las sanciones que la Unión Europea y Estados Unidos han impuesto a Rusia, y la ayuda militar que la OTAN que está proporcionado a Ucrania podría desencadenar un nuevo orden mundial. “Ahora precisamente lo que quiere Putin es crear una comunidad internacional a su imagen y semejanza, y aislar a Rusia. El país se ha cerrado, en parte, por las sanciones, pero también porque está intentando a toda costa ser un país autosuficiente”, explica Faraldo.

El presidente ruso ha roto casi por completo su relación con Occidente y empieza a prestar atención a países como China, India o Venezuela, que condenan la invasión de Ucrania, pero no han impuesto ningún tipo de sanción al Kremlin. “Durante la historia, cuando a Rusia le ha ido mal siempre ha girado hacia el Pacífico, pero hoy en día el Pacífico tiene un significado extraordinario y una importancia. Por lo tanto, en términos de política exterior no está todo perdido para Rusia. Estos países del Sur Global son la esperanza de Rusia de tener una estabilidad estratégica y seguir siendo un actor importante en la escena internacional”, explica Milosevich.

Algunas voces afirman que el ultranacionalismo de Putin pretende restaurar el Imperio soviético. “Su misión, y él lo dice vehemente, es restaurar el poder imperial ruso y la influencia rusa en el mundo, y para ello construye o quiere construir un imperio 2.0”, afirma Faraldo. Otras aseguran que lo que quiere es mantener su influencia sobre el espacio postsoviético. “El objetivo es mantener este espacio como una zona de interés privilegiado de Rusia. En este sentido, se trata del proceso de ‘reimperialización’ con influencia, no de conquista de los territorios, en sentido clásico”, explica Milosevich.

Esto podría dar pistas sobre los posibles escenarios que se presentan de ahora en adelante, y sobre hacia dónde podría dirigirse el Putinismo. “El régimen de Putin va a ser irrepetible porque se trata de un personaje peculiar, de unas circunstancias muy peculiares y el escenario de Rusia después del conflicto en Ucrania va a ser muy diferente que el escenario de Rusia de los años 2000. Por lo tanto, la persona que venga después de Putin tendrá que lidiar con esta herencia muy problemática para Rusia, pero sobre todo con esta ruptura entre Occidente y Rusia”, explica Milosevich.

“Lo que podría contribuir al mantenimiento del régimen de Putin es que no hay una oposición real en Rusia, y la oposición que hay puede ser mucho peor que Putin en términos radicales”, añade. “Entonces, ¿hacia dónde va el putinismo?, hacia la autoconservación, hacia la autosuficiencia, por un lado, y por otro lado, hacia el aumento de la tiranía del control de la población y de un enfrentamiento muy largo con Occidente”, concluye Milosevich.

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