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La salud mental, "un pilar fundamental" para quienes trabajan a pie de escombro: "Nadie es inmune a sufrir una crisis"

LAURA GÓMEZ SÁNCHEZ
6 min.

Bomberos, militares, médicos… En los últimos días muchos de ellos han viajado miles de kilómetros para meterse entre los escombros en busca de supervivientes o para auxiliar a las víctimas de los devastadores terremotos que asolaron Turquía y Siria. Hazañas que los convierten en héroes, pero que, a su vez, les hacen especialmente vulnerables. La tensión y las fuertes emociones que provocan este tipo catástrofes pueden terminar afectando a su salud mental. "Es más habitual de lo que se puede pensar", y es que "nadie es inmune a sufrir una crisis", afirma el Consejo General de la Psicología de España.

Entre otras consecuencias, el psiquiatra de Médicos del Mundo Ricardo Angora destaca la posibilidad de experimentar el conocido como "trauma vicario". Según explica a RTVE.es, se trata del trauma indirecto que se produce al ser testigo en primera persona del sufrimiento de las víctimas. Pero también están expuestos habitualmente al estrés por la sobrecarga de trabajo o incluso a los sentimientos de culpa e impotencia.

La preparación psicológica previa se vuelve entonces indispensable para intentar limitar el impacto de las experiencias dramáticas a las que estos profesionales se enfrentan en su día a día. Una tarea que, en algunas ocasiones, se llega a complementar con la atención de psicólogos en el terreno. "La salud mental es un pilar fundamental y primordial porque nos permite seguir haciendo nuestro trabajo", defiende el presidente de Bomberos Unidos Sin Fronteras Antonio Nogales.

Familias que lo pierden todo y cuerpos sin vida: los momentos más duros

Hay muchas situaciones que pueden dejar huella en la vida de los profesionales que trabajan para salvar las de otros. Dependen del desastre y de la catástrofe que se atiende, pero casi siempre hay dos momentos extremadamente duros de presenciar: el sufrimiento de una familia que lo ha perdido todo, incluido otros seres queridos, y cuando los rescates terminan con un cuerpo sin vida. "Son escenas muy dramáticas, sobre todo cuando hay niños", lamenta el bombero onubense.

En Turquía se encuentra actualmente trabajando en primera línea la psicóloga de Médicos del Mundo Busra. Para ella y para otros muchos profesionales locales, las vivencias están siendo aún más complicadas: algunos han perdido también su vivienda o a familiares en el seísmo. "Hay mucha ansiedad y estrés", relata a RTVE.es desde su puesto en Antioquía. Las imágenes que presencia y las historias que escucha le han provocado incluso "dificultades para dormir". "Está siendo muy difícil y traumático", afirma la joven.

La carga emocional de descartar quién vive y quién muere

A esta complicada coyuntura se le suma normalmente la sobrecarga de trabajo y la falta de descanso, añade la psicóloga y profesora en la Universidad Europea Sara Liébana. Junto a la sobreexposición constante a "imágenes fuertes y sobrecogedoras", puede potenciar aún más las posibles consecuencias en la salud mental de los profesionales. Así, pueden llegar a sentir incluso "la carga emocional de descartar quién vive y quién muere" ante la falta de recursos humanos y materiales que suele acompañar a los desastres y catástrofes.

El "síndrome de fatiga por compasión" y otras posibles consecuencias

Las intervenciones de ayuda son realmente gratificantes para los rescatistas y otros profesionales, pero suponen igualmente una alta exigencia emocional que puede pasarles factura. Según recoge la capitán Mónica García en uno de sus artículos, se han descrito reacciones negativas como el "síndrome de fatiga por compasión", que también recibe el nombre de "trauma vicario", por su parte Angora. Este puede conllevar desde agotamiento crónico, insomnio y otros síntomas somáticos hasta tristeza, apatía y un empeoramiento del rendimiento.

Las consecuencias llegan cuando paran de trabajar

Asimismo, es posible que experimenten consecuencias similares a las que sufren víctimas a las que ayudan en cuanto a salud mental. Son frecuentes, por ejemplo, la culpa, "por creer que se podía haber hecho más", el miedo, las pesadillas y el abatimiento, enumera la psicóloga Sara Liébana. En cualquier caso, estas no suelen mostrarse durante los días de frenético esfuerzo, sino en la vuelta a casa. "Como vimos también durante la pandemia, los profesionales dan el 'do' de pecho y las consecuencias probablemente llegan cuando paran de trabajar", sugiere.

Comparte esta opinión el presidente de Bomberos Unidos Sin Fronteras, Antonio Nogales. Mientras defiende que la gratificación de "poder realizar rescates y salvar vidas supera todo lo malo", también admite la dificultad de reconectar con la familia al regresar al hogar. "Hay unos días en los que te quedas pensativo y recuerdas a quienes se han quedado atrás", pero, si se ha contado con una preparación psicológica previa, "todo suele volver a la normalidad".

La importancia de una buena preparación psicológica

Nogales, de hecho, asegura no haber sufrido nunca las consecuencias a largo plazo de trabajar en la ONG Bomberos Unidos sin Fronteras. Tampoco las ha padecido más allá del tiempo natural de adaptación la mayoría de sus compañeros, pues solo unos pocos han solicitado ayuda al regresar a casa. La clave, apuntala, está en la formación psicológica previa. "Hacemos cursos como los de afrontamiento del estrés en situaciones de catástrofes" con la intención de "estar preparados para cualquier circunstancia" y de evitar "que dejen algún tipo de secuelas en el futuro", explica a RTVE.es.

En esa preparación imprescindible se encuentra igualmente la necesidad de tener en cuenta las situaciones personales de los profesionales antes de que sean enviados a ayudar, así como la importancia de establecer turnos de descanso y de reconocer la importante labor que efectúan. Durante la emergencia, además, se suelen organizar reuniones al terminar el día para poner en común las vivencias, "descargar" las emociones y recargar energía para una nueva jornada.

La salud mental de los bomberos, médicos y otros especialistas es tan valiosa que algunas organizaciones como Médicos Sin Fronteras disponen de una línea de emergencia que funciona 24 horas con psicólogo al otro lado del teléfono. Pero la prevención continúa también una vez se ha finalizado la intervención. "Se debe marcar una fecha para la puesta en común, la supervisión afectiva y la retroalimentación", añade García.

Gracias a todas estas precauciones, resulta más sencillo conseguir llevarse a casa solo los recuerdos positivos, aquellos que, aun en los escenarios más adversos, surgen para animarles a continuar luchando a pie de escombro.

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