China vive su primera ola de contagios de COVID-19 después de haber flexibilizado su política de control de la enfermedad.
Beijing, Shangái, Guanzhou y otras ciudades han informado de brotes en la última semana, mientras las autoridades sanitarias han comunicado este lunes dos muertes, las primeras desde el pasado 3 de diciembre. Varios medios de comunicación, así como los ciudadanos chinos en redes sociales, expresan sus dudas sobre las cifras reales.
Wu Zunyou, el epidemiólogo que dirige la lucha contra la enfermedad, reconoció el pasado sábado que el país se encontraba en la primera de las tres oleadas de COVID-19 previstas para este invierno.
Las protestas contra la restricciones por la política de "cero COVID", las mayores en China en décadas, llevaron primero a las autoridades locales y después a las estatales a modificar algunas de dichas medidas.
Dudas sobre las cifras reales
El Comité Nacional de Salud de China ha informado de 1.995 infecciones sintomáticas este pasado domingo, un descenso respecto a las 2.097 del día anterior.
Sin embargo, la tasa de infecciones ya no es una guía fiable para conocer la evolución de la pandemia, ya que se han reducido los test PCR obligatorios. Por la misma razón, el Comité dejó de comunicar los casos asintomáticos.
Algunas ciudades han transformado las cabinas de pruebas PCR en puestos de atención a pacientes con fiebre, según informa la prensa local y recoge Efe. En las zonas para atención a pacientes con fiebre de algunos hospitales se han producio aglomeraciones, según la misma fuente.
El medio chino Caixin informó el pasado viernes de que dos de sus periodistas habían muerto tras contraer el coronavirus, y que el sábado un joven estudiante de medicina de 23 años había fallecido. No esta claro si estas muertes entraron en las estadísticas oficiales.
En Weibo, la red social más popular de china, muchos internautas han mostrado su desconfianza sobre los datos reales, que no se corresponde con la percepción creciente en la calle.
"Diría que entre el 60 y el 70 % de mis colegas están infectados ahora mismo", ha declarado a Reuters Liu, trabajador de 37 años en un bar de Pekín.
"Los números oficiales claramente cuentan a la baja las muertes por COVID", ha declarado a Reuters Yanzhong Huang, especialista en salud global en el Council on Foreign Relations (CFR), un centro de análisis de Estados Unidos.
Esto, según Huang, puede reflejar "la incapacidad para seguir de manera efectiva la situación de la enfermedad sobre el terreno después de la caída de los tests PCR masivos, pero también puede ser un esfuerzo para evitar el pánico por el aumento de muertes por COVID".
La oleada de contagios está teniendo ya efectos en la economía. El fabricante japonés de microchips Renesas Electronics Corp ha informado este lunes de que suspende la actividad de su planga en Pekín debido a los contagios entre los trabajadores.
Las bolsas han caído y la moneda china, el yuan, se ha debilitado frente al dólar. Entre los propios inversores en los mercados de Pekín y Shangái se han producido contagios, lo que ha ralentizado aún más la actividad.
Campaña para extender la vacunación
Las autoridades chinas han asegurado que la variante omicron del virus no supone un riesgo mayor, pero la preocupación se centra en las personas mayores, muchas de las cuales son reacias a volver a vacunarse.
La tasa de vacunación en China está por encima del 90 %, pero la proporción de adultos que han recibido la dosis de refuerzo es más baja (el 57,9 %, y 42.3 % entre los mayores de 80 años, según datos gubernamentales). La desconfianza sobre la vacuna está muy extendida.
Los sanitarios han comenzado a ofrecer las vacunas puerta a puerta a los mayores.
China usa las vacunas de fabricación propia (de las empresas Sinopharm y Sinovac), que tienen una tasa de eficiencia menor que las vacunas usadas en Europa occidental y EE.UU. basadas en el ARn mensajero.
Expertos consultados por RTVE.es ya habían advertido del riesgo que suponía el abandono de las políticas de "cero COVID" en un país tan poblado y con una densidad como la China, donde además el sistema de salud puede verse sobrepasado.